Sofía tiene amigos, familia, y un perro llamado Cuchi.
Podría decirse que es una chica feliz por tantas personas que tiene a su lado, y tal vez a veces lo es. La felicidad llega como un turista, disfruta por unos días y luego se marcha. Y al ser un turista solo ve lo mejor, solo se divierte, solo pasa el rato; para la felicidad, Sofía es un lugar temporal, como un novio de verano, o el helado.
No va a fiestas, solo a cumpleaños. No pasa la noche en casa de una amiga, solo sale con ella al cine. No habla mucho, solo oye. Sofía es buena oyendo, también es muy observadora.
Por las noches piensa en mí, me imagina de todos los modos posibles y se frustra porque sabe que nada es real, que nunca me verá de ese modo. A veces llora, y suelo ser su último pensamiento antes de quedarse dormida.
Para Sofía soy increíble, como un extraterrestre o el artista más famoso del planeta, y le encanta soñar conmigo, con convertirse en mi mejor amiga. Ella quiere que seamos cercanas, desea tenerme siempre a su lado, sabe que si yo estoy presente la felicidad dejaría de creerse un turista. Pero, al igual que un alien, soy inalcanzable para ella, así que llora.
Le encanta estar en casa, le resulta cómodo y es cuando más relajada está, allí es donde puede sentirse más libre que nunca. Solemos encontrarnos en el sillón, usualmente cuando su hermana le propone ver una película. Así nos quedamos por horas, riendo, dando golpes amistosos ya que cuando se emociona es una chica un poco salvaje, y podemos ser nosotros mismos. Suelo venir la mayorías de las veces, ¿la razón? Su hermana.
Sofía puede pensar en muchas cosas a la vez, lo que le provoca jaqueca. En sus buenos días recuerda los momentos del sillón; en los malos, cuando está con sus amigos. No es que no los aprecie, es lo contrario. Los quiere tanto que varias veces ha intentado presentármelos, pero supongo que soy tímida. Digo cualquier excusa con tal de irme lo más pronto posible, aunque termina desilusionada. No es de mí de quien se decepciona, sino de ella, cree que hizo algo mal que provocó mi huida.
Sofía siempre se culpa, y culparse es lo primero que hace cada vez que algo sale mal. Lo intenta, se castiga al fallar, se deprime, llora y se duerme; al día siguiente es lo mismo. Lo formidable es que sigue tratando. No se rinde conmigo, quiere que me relacione con sus amigos al igual que como lo hago con su hermana, quiere más de esos momentos en el sillón. Quiere más, y mientras más quiere más se frustra al no conseguirlo.
Es muy soñadora, e intenta verle siempre el lado bueno a las cosas. Intenta ser positiva, e intenta ser paciente conmigo. Ha aprendido a dar pequeños pasitos para que no intente huir. Como dije, soy tímida.
Nuestra relación ha dado un nuevo rumbo, y ambas sabemos que poco a poco nos hacemos más cercanas, que poco a poco la felicidad alarga su estancia. Pero alguien nuevo ha aparecido, y no parece sentir tanto aprecio por Sofía. Es el tiempo.
Sofía ha trabajado arduo para poder crear esos momentos del sillón con sus amigos, pero el tiempo, como todo chico popular, distrae. Sus amigos no pueden evitar contemplarlo, es demasiado irresistible, y han empezado a invitarlo en sus salidas. El tiempo no solo es atractivo, también es encantador.
Lo bueno de esta chica es que no sabe cuándo rendirse. Sí, a veces tira la toalla, pero al día siguiente sigue peleando. Pelea por sus amigos, pelea por mí, pelea por la felicidad.
Sabe que debe darse prisa, a pesar de que ha avanzado tanto, que nos hemos vuelto un poco más íntimos que antes no es suficiente, porque el tiempo sigue siendo mejor.
Puede notar cómo va perdiendo a sus amigos, cómo ellos ya no le toman en cuenta en todas sus conversaciones, cómo dejan de llamarla para salir y tardan en responder sus mensajes. Los está perdiendo, y es culpa suya.
Si quiere recuperarlos debe actuar rápido, y para eso debo intervenir, pero aún no estoy lista. Aún no estamos listas. Quiere que la ayude, que les muestre mis poderes de alien, pero no trabajo bien bajo presión, y termino huyendo.
Por desgracia, el tiempo ha conocido a su hermana.
Aurora es la última persona que le queda, porque necesitará mucho tiempo para recuperar a sus amigos, y lo último que quiere es pedirle ayuda.
Hoy fuimos al sillón, pero Aurora no estaba. El tiempo la había invitado a salir. Sí que odia a ese sujeto.
Ahora las lágrimas han aumentado, al igual que sus sueños. Soñar es todo lo que puede hacer. Soñar y recordar, y nunca olvidar esos momentos en el sillón. Pero el tiempo no ha terminado con ella, y Sofía está cada vez más segura que este personaje tiene algo en su contra.
El tiempo ha empezado a rondarla, y lo que le dice no es algo lindo. Se ha atrevido a criticar sus tan preciados momentos en el sillón. Le ha dicho que son solo eso, momentos, al igual que la estadía del turista llamado felicidad.
Sofía no quiere creerle, pero en las noches me llama y se pregunta si es cierto. Estaba segura que lo que tenía con su hermana era especial e irrompible. Pero si fuera así Aurora no habría aceptado salir tan fácilmente con este individuo. Porque fue fácil, no tuvo que convencerla ni nada, solo se lo pidió.
Entiende cuál fue el problema, algo tarde pero como no se lleva bien con el tiempo es comprensible. Ahora sabe que aunque sea un alien no todos quedarán impresionados de mí, porque para la mayoría luzco como alguien del montón. No todos me admiran como lo hace ella, no todos me dan la misma importancia, soy común. Ordinaria.