"Desperté en un lugar obscuro cubierto por tinieblas. Y solo escucho la voz de creo un hombre.
-Aww, Miriam mí juguetito con el cual jugué por muchos años rompiéndole cada pieza hasta que hoy que por fin como estaba todo roto decidí botarlo. Ya no sirve...-Se burló
Yo comencé a llorar porque sabía de qué estaba hablando. Cuando las lágrimas cayeron al suelo se enfadó.
-Niña estúpida acabas de decidir morirte y bienvenida a tu lugar tu lo creaste este lago está hecho de tus lágrimas querida. ¡No llores en el piso!-
Me agarró muy fuerte y me llevó a una montaña del lugar. Me arrastró hasta que sangré. Me empujaba, y me hizo caminar sobre el vidrio. También me dio tres latigazos con una soga llena de filosos clavos que desgarraban mi piel. Como las palabras de la gente. Cuando llegamos me gritó.
-¡Ahógate, muere, tu muerte alimentará mí alma. Soy el hombre del sufrimiento y ahora yo soy tu dios!-
Me empujó al lago desde ese alto y caí. Me comencé a ahogar a ahogar en mis propias lágrimas. Y pedí por salvación, nadie escuchaba cuando no sé porqué, un alma blanca me sacó del agua y me regresó a la montaña.
Y él hombre aquel al cual por decirse ser del sufrimiento le llamé Seut se reía y se detuvo cuando me mira enojado.
-¡Que! ¿Cómo es que regresaste?-Se quejó
Solo sentí una fuerza o algo que me cubría el alma. Me había sucedido al menos eso creo.
-¿Qué te salvó? ¡Aquí todos mueren por mí, nadie se puede salvar!-
Se me acercó, se me erizaron los pelos y como básicamente era un alma introdujo su mano en mi corazón y lo sacó. Me sentí débil y caí al suelo. Y podía ver que sucedía, mi corazón dejo de estar roto y sus grietas se reconstruyeron. Y de él mismo salió un esplendor que me dejó cegada por un instante.
De mí propio corazón el esplendor comenzó a rodearlo creando una capa cristalina que lo cubrió por completo. Seut el hombre del sufrimiento lo sostuvo hasta que su brazo se comenzó a contagiar de esa luz blanca y gritó con fuerza lanzándolo a mí. Estaba asustada, me comenzaba arrepentir al verme enfrentada a esto.
-Ah, qué es esto ¿cómo es que me haces sufrir tu a mí? ¿Qué tiene tu alma qué tiene tu corazón? ¡Esa luz me estaba cegando y esa luz me estaba contagiando y duele me estaba matando qué es esto!-Exclamó
-Miriam tu espíritu es diferente se está alimentando del alma de un humano. Y por eso vives porque se está alimentando de, ¿Quién es?-
-¿Para qué quieres saber?-Le espeté.
-Solo dime.-Bufó
-No me alimento, aprendo.-Le dije cuando me di cuenta de qué me había salvado.
-¿Qué?-
-Una maestra llamada Ms Oyola me enseñó esto, me enseñó a tener su espíritu de ser tres personas a la misma vez.-
-¡No! Imposible, no, aquí nadie vive. Huelo a esperanza y amor y la maldita tolerancia. Te detesto. ¿Sabes qué? Tú y tu miserable maestra las pagarán. Estás a punto de regresar al mundo, ese espíritu fue quien te salvó pero me aseguraré de destruir a quien te lo está enseñando. Así morirás y te devoraré el alma. ¡Te esperé por años y ahora te vas!-
Gritó mientras mí alma dejó ese abismo, sueño o subconsciente. Literalmente me desmayé. ¿Acaso estaba delirando, porqué imaginé todas esas cosas? Parecían tan reales, bueno tal vez el estar envenenada me causó imaginar cosas que no eran coherentes. Y desperté escuchando la voz de un médico.
-¿Miriam? Miriam despertó, despertó. ¿Miriam qué? ¿Cómo es que?-
-¿Doctor usted me salvó?-Dije
-No señorita usted estaba en coma respiraba muerta por máquinas cómo es que se curó dígame salvaríamos miles de vidas.-Actuaba raro.
-Señor no sabe usted de que habla.-Le espeté
-¿Qué? Por favor dígame. Le doy dinero...-¿Es enserio que un médico me iba a estar diciendo esto acabando de despertar de un coma?
-¿Qué le sucede? El dinero no puede comprar esta cura. Le diré, pero sin escucharla a ella nadie será curado.-
Se quedó mirándome y apuntaba.