Capítulo 1

Todos los días, de lunes a viernes, Sofía se levantaba  a las seis de la mañana, se daba un baño ligero para despertarse, bajaba la escalera rumbo a la cocina y prendía el fuego para preparar el desayuno. Mientras el agua se calentaba, subía al primer piso y despertaba suavemente a sus hijos. Un niño de seis años llamado Juan y una niña de cuatro llamada Sara.

Mientras los niños se levantaban con la almohada pegada por el sueño, Sofía volvió a la cocina a preparar la chocolatada para Juan y el mate cocido para Sara, después los ayudaba a vestirse y atarse los cordones de los zapatos.

Cuando terminaba de vestir a los niños, Sofía se sentaba a tomar un taza de café y comer dos tostadas con mermelada de ciruela. Cuando todo estaba listo salían a la calle, subían al auto y los llevaba al colegio. A las siete y media estacionaba el auto cerca de la escuela y acompañaba a sus hijos hasta la puerta, se despedía con un beso y un abrazo grande y fuerte y partía rumbo a la oficina que quedaba a un par de cuadras de allí.

Ella era la socia fundadora y mayoritaria de una pequeña empresa de cosméticos, emprendimiento que había comenzado como algo muy pequeño entre dos amigas de toda la vida, aburridas de la vida cotidiana y del ocio de ser ama de casa. Habían comenzado haciendo algunas cremas naturales, máscaras descongestivas y algunas cosas más, todos eran productos naturales que no contenían nada de origen animal apto para veganos y vegetarianos.

La primera tirada fue algo chica, produjeron algo más de 50 productos que fueron comprados por amigos y familiares pero con el tiempo las ventas fueron creciendo gracias al boca a boca, a la calidad de sus productos y a la buena publicidad en las redes sociales.

Sofía era una mujer viuda, de casi treinta y cinco años, su esposo había fallecido de manera brusca una tarde de marzo debido a un paro cardíaco fulminante. Al principio, no supo qué hacer ni cómo seguir, su vida se había paralizado por completo, el  mundo que ella conocía se había fracturado en mil pesados y para completar la escena se había quedado sola, a cargo de dos niños pequeños, con una casa hipotecada y una empresa que recién abría sus puertas.

Por suerte, su esposo había sido un hombre metódico y precavido, y años antes del terrible día había contratado un seguro de vida que evitó que Sofía y sus hijos quedaran en la calle sin nada. Gracias a este seguro pudo pagar, mientras ella se recuperaba del shock, la hipoteca y el colegio de los chicos. Cuando salió del embotellamiento que le había producido la muerte repentina de su marido, retomó el trabajo, la plata que quedaba del seguro la empleó para ampliar y mejorar un poco la empresa.

Tres años después de ese fatídico día, la casa estaba pagada y escriturada, su pequeño emprendimiento había crecido tanto hasta llegar a competir de igual a igual con otras cosméticas y ella era una hábil contadora que cuidaba de su empresa y de su familia.

Lo único que Sofía extrañaba era la presencia de su marido en la casa. Facundo había sido un hombre maravilloso que siempre había creído en ella y la había ayudado a convertirse en la exitosa empresaria que era. Gracias a él no sólo había concluido sus estudios de contador pública sino que además había empezado de cero una empresa que ahora contaba con quince empleados en su nómina,

Muchas noches cuando se sentía agobiada por lidiar no sólo con los conflictos laborales sino además con los caprichos de sus hijos añoraba la mirada dulce y comprensiva de  Facundo que había partido rápido de la vida y la había dejado sola. En esas noches, donde la tristeza se adueñaba de su vida fría y solitaria, Sofía se acostaba en su cama y miraba el costado donde años atrás él La nostalgia se adueñaba de ella y se dormía llorando abrazada a la almohada

A pesar de los conflictos cotidianos, la vida era maravillosa para ella y su familia. La pequeña empresa que había construido con amor y mucho esfuerzo crecía diariamente pero la oscuridad estaba a punto de ingresar en su vida y buscaba adueñarse poco a poco de todo, sólo ella tenía el poder de salvarla.