Una mañana de abril Sofía ingresó como siempre a la empresa, saludó al personal de seguridad, a la recepcionista y se fue rumbo a su oficina.
Cerca de las diez de la mañana su amiga y socia entró de la mano de su esposo, un hombre guapo y musculoso, que antiguamente había sido su personal trainner.
Hacía unos días habían llegado de su luna de miel y Zulma necesitaba hablar algo urgente con ella. Su apuesto esposo quería trabajar en la empresa y ella no había podido negarse. Por eso, necesitaba saber si su socia aceptaba que Adán trabajara en la empresa como su asistente personal sino este volvería a trabajar como entrenador.
Sofía se sonrío y le dijo: - Si no hay ningún problema
- Gracias- respondió Zulma- Desde que volvimos de la luna de miel me pide trabajar en la empresa pero yo le dije que antes de tomar cualquier decisión debía consultar con mi socia.
- Bueno, decile que sí, que el lunes a las diez de la mañana lo esperamos en la empresa. Necesito esta semana para poner todos los papeles en regla.
- Dale, muchas gracias- dijo ella feliz- Sabes que me amenazó: me dijo que si no lo aceptamos iba a volver a trabajar de personal trainer.
Apenas terminó de pronunciar esas palabras, Zulma se puso cara seria, Sofía sabía que ella muy celosa y que no quería que volviera a su antiguo, por eso volvió a decirle: - Ok, quedate tranquila, el lunes que viene venga lo dos ya le armaremos un lugar en tu oficina.
- Gracias por entenderme, te quiero mucho- y salió feliz casi corriendo haciendo un gesto de ok con la mano. Adán miró a Sofía y le dijo gracias con la cabeza.
Los primeros meses transcurrieron en paz, las ganancias crecían mes a mes y Sofía no tenía problema con el cierre de los balances mensuales.
Desde el inicio de la sociedad, cada una de las socias sabía su tarea. Sofía se ocupaba de la parte contable y Zulma se encargaba de los contratos, gracias a su diplomacia y su gran elocuencia era la encargada de reunirse con los posibles inversores y compradores.
Sin embargo, cuando llegó octubre Sofía descubrió que el balance no cerraba, había un desfase importante entre el debe y el haber.
Faltaba una suma importante de plata tanto en la caja como en el banco pero ella no encontraba el supuesto error contable, para sacarse la duda, llamó a su asistente contable y entre los dos comenzaron a revisar todas la facturas, los cheques, los pagos, etc. Realizaron nuevamente el balance y otra vez no dieron las cuentas.
Sofía miró su reloj y vio que era tardísimo, se sentía cansada y frustrada, quería volver a su casa y cenar con sus hijos. Miró a sus asistentes y le dijo: -Ya es tarde, seguimos mañana. Tal vez se traspapelo algún papel.
Su asistente asintió con la cabeza y fue a su gabinete a guardar sus cosas, cuando ambos estuvieron listos salieron juntos de la empresa. Se saludaron y cada uno se retiró rumbo a su hogar.
Sofía llegó a su casa, cenó con sus hijos y los acompañó a acostarse, les leyó un cuento y una vez que se durmieron se fue a su cama con la tablet. Revisó nuevamente el balance pero las cuentas seguían sin cerrarle. Se durmió preocupada, la plata que faltaba representaba el sueldo de casi tres personas, mañana deberían revisar de manera profunda su oficina.
Al otro día amaneció con jaqueca por dormir mal, el estómago hecho un fuego y los intestinos inflamados, todo producto de los nervios.
Llegó temprano a la oficina y se puso a revisar cada cajón de su escritorio pero no encontró nada, a cada empleado que llegaba le decía que revisara bien su escritorio pero no encontraba ningún papel que faltara ingresar.
En su desesperación, Sofía llamó a José, su mano derecha y le dijo en voz baja: - Faltan 500 mil pesos-
- ¡¿Cómo?!- contestó sorprendido
- Si, revisamos toda la oficina, hice nuevamente el balance en casa y falta esa cantidad de plata. A partir de hoy vamos a estar más atentos, hay que revisar todas los movimientos de la empresa.
- Esta bien
- Por favor, no le digas nada a nadie ni siquiera a Zulma
- Ok. y se fue a su gabinete sin hablar con nadie.
A pesar del mal momento ocurrido, el día transcurrió normal. Zulma llegó cerca de las diez con su flamante esposo y al ver toda la oficina desordenada se preocupó.
- ¿Qué pasó?- preguntó preocupada. Entraron ladrones
- No- fijo Sofía- se perdió un papel y los estábamos buscando
- Ok, ¿quieres que te ayude?- dijo Adan
- No, gracias, ya somos muchos.
Zulma conocía a su amiga y al ver que estaba fastidiosa, tomó del brazo a su esposo y se fueron rumbo a su oficina. Dentro de una hora tenía una reunión importante con un nuevo inversionista que podría ser un gran negocio.