Mujer de alas.

Capítulo 28

Lily.

―De ninguna manera ―digo.

El gesto del señor Rubén se torna más decidido―. No te matará.

Kat disimula una sonrisa, pero su voz es seria y cuidadosa cuando abre la boca―. No la harás cambiar de opinión, Rubén.

Y vaya que tiene razón.

―Es solo una cita ―el señor Rubén responde―. ¿Qué daño puede hacer?

Él no tiene idea.

―No necesito una casamentera ―alego, ignorando la súplica en sus ojos―. Me las arreglo muy bien sola.

De alguna manera, al señor Rubén se le metió en la cabeza que necesito una pareja. Un novio que cuide de mí. Algo serio.

Creo que se debe a que últimamente Oliver me busca aquí, fuera del trabajo. A mi jefe no parece gustarle mi decisión de compartir mi tiempo así con alguien a quien apenas conozco. Y mi cuerpo, claro. El señor Rubén no lo dijo, pero estoy segura de que lo piensa.

―Fabián es un buen chico ―él sigue insistiendo―. Seguramente se llevarían muy bien, Sol.

―No tengo interés en chicos buenos ―replico, intentando concentrarme en los desarmadores que clasifico―. Me aburren.

No me importa si estoy siendo brusca. Odio que la gente asuma que necesito ayuda, sobre todo si implica compañía. Si la quisiera entonces la buscaría.

El señor Rubén está a punto de discutir mis palabras, pero Kat se apresura a ponerle una mano sobre el pecho y negar suavemente con la cabeza―. Ella sabe lo que hace ―declara―. Déjala avanzar a su ritmo.

Mi jefe suelta un suspiro, pero finalmente me dedica una mirada de disculpa y asiente―. Muy bien.

Kat me mira y alza las cejas, su expresión está tan llena de satisfacción que casi me echo a reír. Ruedo los ojos y le doy un pequeño asentimiento en señal de mi aprecio por su intervención.

Trabajamos en un silencio cómodo, ella atiende las llamadas y a los clientes mientras yo pongo en orden los mostradores. El señor Rubén revolotea entre nosotras ayudándonos cuando lo necesitamos. Si hay varios clientes, entonces él ayuda a atender. Si yo debo cargar una caja con mercancía, él es quien lo hace y la coloca a mi alcance.

Me obligo a concentrarme en el trabajo. En mis manos, delgadas y blancas que limpian y ordenan con cuidado. Sin embargo, al final del día, mi terror está a punto de salir.

Es difícil mantenerme ocupada cuando lo único que hago es pensar en Sofía, ese odioso y malvado ser humano. Me aterroriza lo malo que podría ser, no por mí, claro.

Mi hermana nunca lo soportaría.

―¿Oliver vendrá por ti? ―Kat me saca de mis pensamientos.

―No ―respondo―. Hoy no.

Hay días en los que Oliver es suficiente. Pero hay otros en los que simplemente nada lo es.

―Bien, quiero que conozcas a Memo ―Kat declara.

―¿Por qué? ―mi pregunta suena plana y desinteresada.

―Tiene curiosidad ―ella dice―. Le hablo de ti.

Le sonrío con frialdad―. ¿Curiosidad por una ex convicta?

Kat me fulmina con la mirada―. Por mi amiga.

Suelto el aire que no me había dado cuenta de estar conteniendo―. De acuerdo.

―¿Por qué siempre piensas lo peor de la gente? ―cuestiona.

Me encojo de hombros―. Es mejor así.

No me importa si eso la hiere. Mi experiencia habla, y sé que tengo razón.

―Es de cobardes ―Kat murmura.

En eso ella no se equivoca. Pero de alguna manera, ya no me importa si lo soy. En lo que a mí concierne, he sido lo suficientemente valiente para el resto de mi vida. Mis acciones heroicas han llegado a su fin, y si ahora quiero revolcarme en la tierra como el gusano cobarde que quiero ser, entonces no tendré ningún reparo.

Me limito a encogerme de hombros. Kat aprieta los labios juntos, pero decide guardarse su opinión al ver que no pienso ceder en esto.

La tarde pasa en un santiamén, y en menos tiempo del que me gustaría nos encontramos bajando la cortina de la tienda y poniéndole candado. El señor Rubén nos acerca y nos pasa un brazo por los hombros, rodeándonos a ambas con cariño. Nos planta un beso en la frente y nos dice que vayamos con cuidado antes de irse.

Kat y yo lo observamos alejarse. Él camina a paso animado, silbando entre dientes y con una sonrisa bobalicona pegada a la cara.

―Te apuesto un turno en el mostrador a que hoy verá a su chica misteriosa ―Kat murmura con insolencia.



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En el texto hay: romance, drama, ficcion

Editado: 03.01.2021

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