Mujer de alas.

Capítulo 17

Lily.

Sé muy bien lo que me espera hoy.

Es jueves, lo cual significa que es día de visitas en la prisión. Hubiese querido dejarlo por un par de semanas, pero no soy capaz de obligarme a hacerlo. Mi consciencia me mataría, seguro.

Justo como lo hace estar entre estas paredes de nuevo.

Siento el aire siendo succionado, las rejas encerrándome, las manos de las guardias inspeccionando cada parte de mi cuerpo desnudo, buscando cualquier cosa que no debería estar aquí.

Es incómodo.

Porque conozco a muchas de ellas.

Y no puedo decir que hayan movido un dedo por mí cuando sabían todo lo que las demás prisioneras me hacían. Hay mucho que no recuerdo, pero a veces, entre sueños, puedo ver algunos de sus rostros.

Sonrisas satisfechas. Ojos vidriosos y brillando en lascivia.

Sé cómo se sienten sus manos sobre mi cuerpo. Sobre mi boca, ejerciendo presión para que no pudiera gritar.

De cualquier manera, no habría importado.

¿De qué vale la palabra de una asesina contra la de una guardia? Sé muy bien quien habría ganado la discusión.

Me obligo a dejar la mente en blanco hasta que la inspección termina, pero la sensación de sus manos suaves permanece conmigo.

Quiero irme ahora mismo y tallarme la piel hasta que pueda engañarme de nuevo.

Pero no puedo.

No cuando en mi bolsa—la cual ya ha pasado la revisión—traigo un par de sobres con un dibujo dentro cada uno.

Se siente como si estuviera cargando la vida de una persona, y por un segundo, realmente pienso en lo que estoy haciendo.

Clarissa va a matarme. Eso es algo que supe desde el principio, pero verla marchitarse… de alguna manera es mucho peor.

Antes no me interesaba por lo que la gente a mi alrededor sufría. Ya tenía suficiente con lo que yo tenía que lidiar para proteger a mi hermana, pero ahora… no puedo quedarme de brazos cruzados. Eso, y el hecho de que la madre de estos pequeños niños me salvó de lo que me estaba haciendo a mí misma, me convence de que no tengo opción.

Los barrotes de la sala a la que estoy a punto de entrar están tan juntos que ni siquiera mi cabeza cabe entre ellos. No es la primera vez que visito a Clarissa, pero el corazón me late como si lo fuera. Como si no la hubiese visto en un largo tiempo.

Una luz roja se enciende, y el sonido de la puerta siendo abierta mediante el sistema eléctrico hace que me recorra un escalofrío por toda la columna.

—Tienen media hora —la guardia que está recibiéndonos no tarda en indicar bruscamente.

La ignoro, concentrándome en mantener mi respiración constante y relajada.

Busco con la mirada a Clarissa, y cuando localizo su familiar cabello oscuro me acerco sigilosamente. Ella está de espaldas, con los hombros caídos y la cabeza recargada en sus manos. Parece tan perdida que mi convicción se reanuda.

—Te ves terrible —digo como saludo.

Ella se endereza al escuchar mi voz, me regala una sonrisa irónica y sus cejas se alzan ligeramente con diversión—. Mira quien habla.

Le sonrío, y aunque ella mantiene su expresión tranquila, sé reconocer cuando alguien está fingiendo.

—Qué te digo —respondo, suspirando y palpando con mis dedos los sobres dentro de mi bolsa—. La libertad no me ha sentado tan bien como esperaba.

—Creo que es más bien al revés —comenta, resoplando—. Eres una cosa diferente. Ni la libertad puede contigo.

No estoy muy segura de cómo tomarme eso.

—Pero en serio, Lily, me gustaría verte con más que huesos la próxima vez que vengas a visitarme.

Su voz mantiene su tono casual, pero no me pasa desapercibido el dejo de miedo que hace eco a sus palabras.

Desde que salí, no he faltado ni una sola vez a sus visitas. Sé cómo es la espera, terrible y larga. Y más aún cuando tu media hora termina y nadie ha venido a asomarse si sigues viva. Yo tuve a Luz de vez en cuando, al menos, pero ella no ha tenido a nadie. Es diferente, puesto que su aislamiento es autoimpuesto, pero aun así… no puedo ignorar su soledad.

A pesar de que yo nunca le prometí a Clarissa que vendría, lo hice. Y lo haré, por todo el tiempo que le quede aquí. Aunque me odie.

—¿Cómo van las cosas? —pregunto, ya que la semana pasada ella tenía una infección en las vías urinarias que no la dejaba ni dormir.



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En el texto hay: romance, drama, ficcion

Editado: 03.01.2021

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