‒Papá, que bueno que regresaste ‒dije alegremente ante la llegada de mi padre.
‒Sí, ya he vuelto, no te preocupes ‒respondió amablemente.
Su tono de voz era tranquilizante, ya que no había rastro de otra emoción que no fuera felicidad, con la cual irradiaba todo alrededor.
Mi padre trabajaba como vendedor, y acababa de volver de Estados Unidos, a donde había ido por negocios.
Yo estaba feliz en verdad, ya que él era un aparte importante en mí.
‒No lo mimes tanto cariño ‒dijo una voz femenina desde mis espaldas.
‒Sabes que no lo hago, ¿o sí? ‒contestó mi padre.
‒Mamá, sabes que papá no hace tal cosa ‒dije inocentemente, ya que ese era mi observación.
Era una escena familiar de mi pasado, ¿pero de cuándo?, no, lo más importante es saber, ¿por qué estoy pensando en eso en este preciso momento?, se supone que debería de alejarme de eso.
De pronto, un vidrio se rompe, esparciendo pedazos a mi alrededor, pero antes, me pude percatar del reflejo de una mira y la sombra de un cañón saliendo de una ventana en una casa cruzando la avenida frente a mi casa, sin duda era un francotirador, ¿cómo es que todo esto ha sucedido?, y ¿cómo es que recuerdo esto exactamente ahora?
Miré hacia mi madre, la cual, al parecer no había sufrido de heridas graves, pero, cuando volteé a ver a mi padre.
Él estaba tirado en el suelo, con una herida de bala en el costado, tal vez le haya dado en algún órgano interno, pero él se estaba aferrándose a vivir, literalmente.
‒Padre!!! ‒grité desesperadamente, mi conciencia no estaba preparada aún para esto.
Oí un ruido de otro cristal rompiéndose, y un sonido de algo agonizante, volteé la cabeza rápidamente, y, ante mí, estaba el ahora inerte cuerpo de mi madre.
Las lágrimas me empezaban a brotar de mis ojos, nublando mi visión, ¿por qué había sucedido todo esto?, mi mente aún no lograba descifrarlo correctamente.
‒Hijo… ‒dijo mi padre, mientras tosía un poco se sangre‒. Huye, no vuelvas, cuídate, siempre te amaré
Mencionó eso con su último aliento de vida, esas fueron sus últimas palabras, su última sonrisa, su último momento como mi padre.
Caí desmayado ante tal escena.
Cuando desperté, la casa era un caos, se estaba quemando, por lo que hice todo lo posible para levantarme de mi lugar.
‒Juro, que los mataré ‒grité desde el suelo.
Una promesa hecha al aire, que nunca cumpliría.
*****
‒Mueran ‒dije imitando a algún villano de la época de los 90’s.
Inmediatamente después de que apreté el gatillo, un destello de luz salió del cañón de mi arma, la cual pasó de ser semiautomática a automática en un abrir y cerrar de ojos, disparando a una velocidad imposible de percibir, ya que, si no fuera por los efectos de luz o el retroceso leve que hay, diría que el arma está inmóvil totalmente, muerta, sin vida.
Las balas disparadas desde mi cañón eran de muerte segura, por lo que el grupo corría despavorido por todo el lugar, evitando a como dé lugar mis disparos, pero, lo único que ellos podían hacer en esos momentos era huir, ya que les había robado toda su munición en su inventario, dejándolos prácticamente indefensos ante cualquier peligro que se presente.
‒ ¡Corran! ‒dijo uno de los integrantes del grupo.
Cada vez se alejaban más de mí, pero, ¿qué puedo hacer contra eso?, nada, eso es tan patético.
Solté el gatillo de mi arma, interrumpiendo la gran descarga sobre el terreno.
‒Es tarde para huir ‒dije mientras me preparaba.
3…, 2…, 1…
Salí corriendo como impulsado por un resorte, mejor dicho, despegué del suelo con un gran salto, uno que solo podía ser efectuado en este mundo, un VR, ya que es imposible recrear esto en el mundo real.
De pronto me encontraba codo a codo con ellos, los cuales emprendían una huida colectiva.
‒Ahí están, los encontré
‒ ¿cómo es eso? ‒dijeron sorprendidos.
En cuanto apenas los pude localizar, apunté contra ellos y descargué una nueva lluvia de balas hacia cada uno.
El cargador se vaciaba rápidamente mientras las balas surcaban el espacio, el cual se tornaba mortal para todo aquel que osaba aparecer por delante de mí, ya que, en ese momento, mi conciencia parecía haber sido tomada por alguna persona ajena a mí, no podía controlar este cuerpo por más que lo quisiera.
—Lo has conseguido
¿Eh?, otra vez esa voz, sé que la he escuchado en algún lugar, pero, ¿dónde?, tal vez en lo profundo de mis recuerdos, si, sé que la he oído.
Una lluvia de balas procedente de mi arma invadía el ambiente, acabando inmediatamente con todo “Final Kill”, bueno, todo es un decir, ya que solo quedaba Nova vivo, el cual era el más problemático de todos en el equipo, pero eso no me importaba en lo absoluto ya que mi deber es acabar con todo, y no, no soy un soldado o algo parecido, sino que simplemente me he tomado esto como mi realidad, este mundo virtual.