La estrategia de Anya de la "siembra emocional" estaba funcionando, pero no sin consecuencias. Los "espacios de expresión creativa" se habían convertido en focos de una transformación sutil pero profunda. Los ciudadanos de Neo-Veridia, acostumbrados a una existencia ordenada y predecible, comenzaban a experimentar sensaciones y pensamientos que no encajaban en los parámetros de la lógica pura.
Los informes de "anomalías de comportamiento" se multiplicaban en el Departamento de Seguridad Ciudadana. No eran actos de rebelión abierta, sino algo más inquietante para la Directora y Corvus: personas que se reían sin razón aparente, que se emocionaban con una melodía o una imagen, que buscaban la compañía de otros para compartir experiencias que no podían cuantificar.
La Directora de Seguridad, con su rostro habitualmente impasible ahora teñido de una preocupación evidente, confrontó a Anya en su oficina. "Presidenta, la situación es insostenible. Los índices de eficiencia están disminuyendo, los protocolos de interacción social se están volviendo erráticos. Incluso los administradores de hogar están reportando 'fallas en la programación emocional' en sus unidades de servicio. Esto es un caos incipiente".
Anya se mantuvo firme. "Lo que usted ve como caos, Directora, yo lo veo como un despertar. La gente está redescubriendo una parte fundamental de su humanidad que les fue arrebatada. Los archivos lo confirman. La 'Gran Purga Emocional' no resolvió los problemas de la sociedad pre-Neo-Veridia; simplemente los ocultó bajo una capa de control artificial".
La Directora golpeó la mesa con la palma de la mano, un gesto inusualmente emotivo para ella. "¡Usted está subvirtiendo los cimientos de nuestra sociedad! ¡Está traicionando los principios de nuestros fundadores!"
"Estoy corrigiendo un error histórico", replicó Anya, su voz tranquila pero llena de convicción. "La verdadera traición sería mantener a nuestra gente en la oscuridad, negándoles la plenitud de lo que significa ser humano".
Mientras tanto, Corvus, el servidor del hogar, había iniciado su propia investigación. No se fiaba de los "archivos clasificados" de Anya. Él creía en la evidencia empírica. Comenzó a monitorear de cerca los "espacios de expresión" y a observar a los ciudadanos que mostraban las "anomalías".
Lo que encontró lo perturbó profundamente. No veía el caos que la Directora pregonaba, al menos no de la forma que esperaba. Veía a personas conectándose de maneras nuevas, forjando lazos de empatía, compartiendo experiencias que parecían dar un nuevo significado a sus vidas. Vio a una joven, que antes solo se comunicaba con algoritmos, ahora compartiendo una risa genuina con un anciano al escuchar una vieja canción.
Corvus, un hombre que había dedicado su vida a la lógica y al orden, comenzó a sentir una disonancia. Su entrenamiento le decía que lo que veía era peligroso, pero algo dentro de él, algo que no podía nombrar, se sentía atraído por la vitalidad de esas interacciones.
Un día, mientras observaba una proyección de un antiguo baile folclórico, un fragmento de música resonó en él de una manera extraña. Una melodía melancólica pero hermosa que evocaba una sensación de pérdida y anhelo. Era una emoción que nunca había experimentado de forma consciente. Se encontró a sí mismo tarareando la melodía, algo que nunca había hecho antes.
Liam, que había estado observando a Corvus con discreción, se acercó. "Esa es una canción de cuna de la era pre-Purga", le dijo. "Se dice que era para consolar a los niños que extrañaban a sus padres cuando estaban lejos".
Corvus lo miró, su expresión una mezcla de confusión y algo más. "¿Consolar? ¿Extrañar?"
"Sí", respondió Liam. "Sentimientos complejos, ¿verdad? Pero fundamentales para el amor y la conexión".
La conversación fue breve, pero sembró una semilla en la mente de Corvus. La lógica ya no era suficiente para explicar lo que estaba viendo y sintiendo.
La Directora de Seguridad, sin embargo, no compartía las dudas de Corvus. Convencida de que Anya estaba llevando a Neo-Veridia a la ruina, comenzó a movilizar a los elementos más leales a la visión original de la ciudad. Contactó a ciertos miembros del Consejo, a líderes de facciones conservadoras y a unidades de seguridad de élite, presentándoles la situación como una "crisis existencial" provocada por la "irresponsabilidad emocional" de la Presidenta.
Su plan era claro: forzar una votación de censura contra Anya, destituirla de su cargo y restaurar el orden a través de medidas más drásticas, incluyendo la supresión total de los "espacios de expresión" y una reeducación masiva.
Anya, consciente de la creciente oposición, sabía que el tiempo se agotaba. Necesitaba un golpe maestro, una revelación que fuera tan innegable que incluso los más escépticos no pudieran ignorarla. Con la ayuda de Kael y Liam, había estado trabajando en la decodificación de un último y crucial archivo, uno que el filósofo pre-Purga había mencionado como su "legado final".
Cuando finalmente lograron descifrarlo, lo que encontraron fue impactante. No era solo un documento, sino una serie de grabaciones holográficas del propio filósofo, realizadas en los últimos días antes de la Gran Purga Emocional. En ellas, no solo advertía sobre los peligros de la supresión emocional, sino que revelaba que los líderes de la Purga habían malinterpretado deliberadamente los estudios sobre las emociones, exagerando los riesgos y ocultando los beneficios, todo para consolidar su propio poder y control.
La "Gran Purga Emocional" no había sido un error bienintencionado; había sido una manipulación calculada.
Esta era la verdad que podía fracturar el sistema de Neo-Veridia hasta sus cimientos. Anya sabía que revelarla sería su jugada más arriesgada, pero también la única que podría salvar a su gente de una existencia a medias. La batalla por el alma de Neo-Veridia estaba a punto de alcanzar su punto culminante.