Mundos Diferentes

CAPÍTULO 1- EL PRINCIPIO DE LO INEVITABLE

POV JESS

Hacía semanas que notaba a Liz bastante desanimada. ¿Estaba enfadada otra vez con Philip por no notar su presencia? Se esforzaba mucho para que se fijara en ella. Al terminar las clases, todos los alumnos se dirigían a casa con la esperanza de no tener que volver hasta el día siguiente, menos los castigados, ellos tendrían el privilegio de poder quedarse un buen rato más en el instituto. Yo no estaba castigada pero aun así me tuve que quedar después de las clases ya que había quedado en la biblioteca con el grupo de física para terminar el trabajo. ¡Maldito trabajo no se podría hacer solo!

Cuando terminé de coger los apuntes de mi taquilla, cerré la puerta de un golpe y cuando fui a darme la vuelta, de repente choqué con alguien y se me cayeron los papeles al suelo. Mi reacción fue agacharme a recoger los papeles pero alguien se me adelantó. Era Dylan, el “chico malo” del instituto. Es un chico que le gusta mucho ir de fiesta cosa que no gustaba a la mayoría de padres de las chicas que éste enamora. No era el tipo de novio que los padres quieren para sus hijas, pero aun así las chicas se mueren por él.

-Creo que se te ha caído esto. -Se limitó a sonreír mientras me daba los apuntes.

-Mmm…gracias. -contesté un poco tímida.

-¿Aún en el instituto? -Dijo sorprendido mirándome fijamente.

-Sí, tengo que hacer un trabajo. -contesté sin ganas.

Por unos segundos nos quedamos callados sin saber muy bien que decir o qué hacer, no le conocía muy bien como para mantener una conversación con él, pero a pesar de ello decidí volver a hablar.

-Bueno, me tengo que ir ya, me estarán esperando en la biblioteca. -Dije aliviada apartándome de su camino. En ese momento me cogió del brazo con esperanza de evitar que me fuera. No me lo esperaba para nada, la verdad.

-Espera, antes de irte, ¿podrías decirme tu nombre? -Dijo bastante interesado. Sus ojos me miraban espectantes ante mi respuesta.

-Jess. –Dije un tanto nerviosa.

-Yo me llamo Dylan. –Dijo, creyendo que no sabría su nombre después de que Liz me recordara mil veces que era el mejor amigo de Philip, el chico que le gustaba. En realidad no había nadie que no le conociera, al menos de vista, por lo popular que era en aquel instituto.

Le sonreí concluyendo así la improvisada conversación que tuvimos y me dispuse a ir corriendo a la biblioteca. Ya llegaba tarde y no era propio de mi. Mi sorpresa fue que al llegar, me percaté de que no había nadie, solo estaba Nancy, la mujer que ordenaba los libros y los clasificaba por orden alfabético. No me podía creer que me hubieran dejado plantada. Ahí estaba yo con una cara de estúpida. Les mandé un mensaje, pero como me temía, no obtuve respuesta. Me senté fuera, en el pasillo a esperar por si llegaban pero era más que obvio que no volverían a aparecer hasta que hubiera clase de nuevo. Después de un rato esperando decidí irme a casa, prefería adelantar yo el trabajo, por si no llegabamos al plazo establecido y que no me pusiera mala nota. Miré en el bolsillo si tenía dinero para el autobús, pero para colmo me había olvidado la cartera en casa. ¿Qué más me podía salir mal? Salí a la puerta del instituto y me encontré allí con Dylan que sonrió al verme de nuevo, y tan pronto.

-¿Ya te vas? -Dijo sorprendido mientras tenía en sus manos las llaves de su coche.

-Si. -afirmé. Estaba tan molesta que le contesté un poco mal.

-¿Quieres que te lleve? Acabo de salir del aula de castigo. -dijo mientras me invitaba a entrar.

-Déjalo, no te molestes. -me rehusé ya que no quería que me relacionaran mucho con él. No quería que me vieran entrando en el coche de Dylan.

-Insisto. -Dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.

Estaba empezando a pensar que tenía unos ojos preciosos. Su mirada fija hizo que me pusiera nerviosa sin saber muy bien por qué. Acepté que me llevara, qué más da, solo sería llevarme a casa para una vez allí poderme olvidar de todo y relajarme mientras veía mi serie favorita. No había sido ni de lejos mi mejor día, pero de alguna manera tenía que evadirme, ¿no?

Le di las gracias por traerme, nos despedimos rápipdamente y me dirigí a la puerta. Cuando entré en mi casa parecía no haber nadie, algo común ya. Subí las escaleras dirección a mi cuarto cuando me di cuenta de que no tenía los apuntes de física. Maldición, me lo había dejado en el coche de Dylan. Bajé corriendo las escaleras, llegué a la puerta, pero vi cómo el coche se alejaba, ya era demasiado tarde. Bueno, teniendo en cuenta de que al día siguiente lo vería en el instituto, no me preocupé demasiado y me dispuse a relajarme. Me relajé tanto que no oí llegar a mis padres. Fueron a comprar comida después de que el otro día Liz y yo nos zampáramos las provisiones que nos quedaban en la despensa. Bajé corriendo a la puerta de entrada.

-Hola cariño, ¿cómo te fue con física? -Dijo mi madre con tono cansado. Dejó las bolsas apiladas en la cocina.

-No demasiado bien. -Gruñí. Me crucé de brazos.

-¿Por qué? ¿Qué ha pasado? -preguntó mi madre que ahora parecía estar atenta a lo que iba a decir.

-No aparecieron mamá. -confesé. Dejé salir un leve suspiro.

-¿Cómo que no aparecieron? Vaya compañeros más irresponsables te han tocado. -dijo mi madre mientras se agachaba para recoger los productos de la bolsa. Intenté ayudar lo más que pude, y entre los tres, recogimos rápidamente todo.




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