Mundos Diferentes

CAPÍTULO 12- UNA CITA PERFECTA

POV JESS

Al día siguiente Liz ya estaba totalmente recuperada y pudo acudir a clases con normalidad. Al llegar a la puerta del instituto, Jacob me estaba esperando allí. Parecía ansioso.

-Hola Jess. –Dijo con una gran sonrisa en la cara.

Liz le saludó con un gesto y decidió dejarnos un rato solos antes de las clases. Cosa que agradecí enormemente. Liz siempre sabía qué hacer.

-Hola Jacob, ¿qué tal? –Dije devolviéndole la sonrisa.

-Pues aquí pensando en cómo preguntarte si quieres dar una vuelta esta tarde por el pueblo. –Dijo en tono gracioso. Sabía que a cualquier cosa que me invitara a hacer iba a decirle que sí, es más, cómo decirle que no a ese chico.

-Será un placer. –Dije siguiendo su tono gracioso. Le sonreí tímidamente.

Entramos al instituto porque ya era la hora y nos dispusimos a sentarnos en nuestros respectivos asientos, esperando a que llegara el profesor. Estuvimos toda la hora de matemáticas intercambiando notitas. Sinceramente no me había enterado de casi nada de la lección de ese día, pero me podía más las ganas de tonterar con él. Al finalizar las clases se ofreció a acompañarme a casa, cosa que acepté sin dudar. 

-A las 5 nos vemos en el parque, ¿te parece?. –preguntó esperando mi respuesta.

-Allí estaré. –Dije dedicándole una sonrisa. Mi corazón palpitaba tanto que pensaba que me moría de lo emocionada que estaba.

Ahora me tocaba pensar que ropa ponerme para esa… ¿cita?, bueno era eso o algo parecido, no lo tengo muy claro, quiero pensar que es una cita. Tras mucho pensarlo, al final me decanté por un vestido blanco, era lo más cómodo que tenía y lo creí oportuno.

Llegué a las 5 y Jacob estaba ya sentado en un banco. ¡Qué puntual!, pensé. En ese momento me percaté de una cosa. Era justo al lado del árbol donde Dylan y yo estuvimos…

-Hola Jacob. -dejé de pensar en ello rápidamente y me dirigí a él.

-Hola Jess, ¡qué guapa vas! –Dijo bastante impresionado al verme. El estaba guapísimo, con unos jeans y una camiseta color beige que le quedaba de escándalo, por cierto.

-Gracias. –Me ruboricé.

-Bueno, ¿te apetece un helado? –Dijo sacando la cartera.

-Vale, pero invito yo. –Dije convencida. 

-Eso no te lo crees ni tú señorita, mi idea, yo pago. –Dijo apoyando su mano en mi hombro. 

Dimos un buen paseo por el parque, hacía calor, pero gracias al helado, se hizo más ameno. Estaba realmente delicioso. Después del paseo acabamos sentándonos en un banco cerca de una fuente.

-Bueno, espero que te lo estés pasando bien conmigo. –Dijo mirándome fijamente.

-Claro. –Dice sonriéndole. 

-Lo digo porque me encanta estar contigo y más aquí, solos. –Dijo mientras se acercaba más a mí. Era raro que un parque estuviera solitario, o al menos, tenía esa suerte. ¿Se habrían alineado los astros para que este milagro ocurriese? 

Por un momento nos quedamos callados hasta que volvió a hablar.

-Te noto un poco nerviosa. –Dijo mirándome fijamente a los ojos.

-Lo cierto es que si, un poco y no sé por qué. –Dije con voz entrecortada. Sí lo sabía, lo que pasa es que soy tonta.

-Quizás tenga que ayudarte a relajarte. –Dijo con una sonrisa, acto seguido, bajó su mirada a mis labios, me puso su mano en mi mejilla y me plantó un beso. Estuvimos besándonos durante un breve momento hasta que paró de repente y dejó salir de su boca aquellas palabras.

-Eres preciosa. –Susurró. Mi piel se erizó.

En ese momento me recordó a Dylan y se me pusieron los pelos de gallina. Me puse súper roja y era obvio que lo notó. Estuvimos toda la tarde hablando de un montón de cosas y la verdad es que nos lo pasamos genial. Se hizo bastante tarde asique se ofreció a acompañarme a casa. Cuando llegamos se despidió de mí dándome un beso y me fui loca de contenta a mi habitación. Me gustaba ese chico, la verdad.

Me tiré en la cama y cogí el móvil para llamar a Liz y contarle todo pero me di cuenta de que tenía un mensaje de Dylan.

“Necesito hablar contigo”.

No hacía mucho que me lo había mandado, pero aun así decidí ignorarle, ya que había tenido un día precioso y no quería que me lo estropeara nadie. Mis padres aún no habían llegado y supuse que llegarían tarde, habían ido a cenar con unos amigos y seguramente vendrían de madrugada. Cerré los ojos por un momento pero al oír los golpes que provenían de la puerta, los abrí rápidamente. Bajé extrañada, pensando en quien podría ser a esta hora. Imaginé que serían mis padres pero luego pensé que mis padres no tendrían por qué golpear la puerta sino que directamente abrirían con la llave. Luego pensé en que podría ser Liz, pero ella siempre me llama antes de venir a mi casa. Después de quedarme sin ideas, decidí dejar de pensar en quién podría ser y simplemente abrí la puerta.

-Jess. –Dijo Dylan.

-¿Dylan? ¿Qué haces aquí? –Dije sorprendida.

-Te quería comentar una cosita. –Dijo Dylan mientras me miraba fijamente.




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