Mundos Diferentes

CAPÍTULO 18- COINCIDENCIA

Hoy es sábado y no tengo planes. Ayer pasé todo el día con Jacob asique hoy me tocaba ayudar a mi madre en casa.

-Cariño, necesito que vayas a comprar huevos. –Dijo mi madre mientras sacaba dinero de la cartera.

-Vale, ahora mismo vuelvo. –Cogí el dinero y me fui.

No tardaría mucho en volver ya que la tienda estaba bastante cerca de mi casa. Cuando entré en la tienda saludé a Megan que era la dependienta. Me dirigía al sitio donde estaba lo que necesitaba cuando de repente oí un grito:

-¡Maldita sea!, otra vez esta estúpida máquina se ha tragado la moneda. –Dijo un hombre.

Megan fue corriendo a la máquina de tabaco e intentó sacar la moneda pero fue imposible.

-Lo siento señor, es imposible sacar la moneda, pero puedo hacer otra cosa por usted, puede coger el artículo que quiera de esta tienda, invita la casa.

Fue entonces cuando el hombre se dio la vuelta y miró a Megan con una cara muy seria. Cuando se dio la vuelta no pude evitar fijarme en él. No puede ser, ¿ese hombre no era el que vi en la foto del álbum? Me quedé pensativa pero al fin me di cuenta de que sí, era él, era el padre de Jacob.

-Estúpida niñata. –Dijo mientras se iba.

Megan se quedó ahí parada sin saber muy bien qué hacer.

-Vamos, no ha sido tu culpa. –Dije para consolarla.

-No tiene derecho a insultarme. –Dijo enfadada.

-Ya pero bueno, no le des más vueltas. –Añadí.

Salí de la tienda confundida por lo que había visto y entonces decidí llamar a Jacob y contarle que había visto a su padre. Llegué a casa, le entregué la compra a mi madre y subí a mi habitación.

-Jacob, tengo que hablar contigo. –Dije un poco seria.

-¿Qué pasa? –Dijo Jacob preocupado.

-Nos vemos en tu casa. –Le contesté.

Jacob salió al porche y fue entonces cuando le conté lo que vi en su casa y a quien había visto en la tienda.

-¡CÓMO TE ATREVISTE A METERTE DONDE NO TE LLAMAN! –Gritó Jacob.

-Pero… --Dije confundida.

-¡NO TENIAS DERECHO A VER ESAS FOTOS!  –Volvió a gritar.

-Yo solo quería que lo supieras… lo siento. –Dije con voz apagada.

-¡VETE DE AQUÍ, NO QUIERO VERTE!

Jacob me cerró la puerta en las narices y yo me quedé plantada allí sin saber muy bien por qué se había puesto tan furioso. Las lágrimas no dejaban de caer sobre mis mejillas. Salí corriendo de allí tan rápido como pude, solo quería irme a casa. Atravesaba el parque cuando de pronto me encontré con Dylan, intenté huir de él pero al correr más que yo logró pararme.

-Jess, ¿qué te pasa? –Dijo bastante preocupado.

-No quiero hablar Dylan, déjame tranquila. –Dije intentando evitar el tema.

-¿Crees que voy  a dejar que te vayas así? –Dijo con tono serio.

Al final me di por vencida ya que me tenía agarrada por los hombros. Le conté lo que había pasado, todo, incluso le describí al hombre que vi con todo lujo de detalle.

-Jacob no tiene derecho a gritarte. –Dijo Dylan bastante enfadado.

-Da igual, me lo merezco. –Dije cabizbaja.

-De eso nada, no te mereces que nadie te trate así. –Me acarició la mejilla.

Subí la cabeza y le miré a los ojos.

-Gracias. –Dije al fin.

-¿Gracias por qué? –Dijo confundido.

-Por ser tan amable conmigo… de veras te lo agradezco. –Le abracé.

Dylan me estrechó entre sus brazos durante varios minutos hasta que me calmé.

-Vamos, te llevo a casa. –Dijo con voz dulce.

-Quiero estar un rato más contigo. –Dije mirándole a los ojos muy fijamente.

Dylan me miró sorprendido pero al final aceptó. Estuvimos en un banco sentados hasta que ya se hizo tarde.

-Jacob no te merece. –Dijo Dylan de repente.

Me quedé callada. Realmente sabía que Dylan tenía razón porque ni siquiera había ido detrás de mí para pedirme perdón por haberme gritado, ni siquiera me dio ninguna explicación de por qué se enfadó tanto, ni siquiera un mensaje…

-¿Sabes qué? –Dijo Dylan.

-¿Qué? –Respondí.

-Creo que eres demasiado para él, incluso demasiado para mí. –Dijo mientras se acercaba poco a poco a mí.

-Por eso me encantas. –Añadió.

En ese momento supe que quería abalanzarme sobre él y besarle y aun sabiendo que estaría mal, lo hice.

-Lo siento, no debí hacer eso. –Dice quitándome rápidamente de su lado.

-No tienes por qué disculparte. –Me respondió.

-Tengo que irme. –Dije mientras me levantaba del banco.

-Te acompaño. –Dijo Dylan incorporándose.

Dylan me acompañó hasta la puerta, se despidió y entré a casa. Mis padres no estaban asique subí a mi habitación, me tumbé en la cama y me quedé dormida.




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