POV JESS
Después de casi tres años desde lo que pasó se podría decir que todos estábamos recuperados y que todo volvía a la normalidad. La familia de Dylan se tuvo que mudar por riesgo a ser de nuevo víctimas de maltrato e intimidación por parte de Jacob y el padrastro de Dylan. ¿Qué decir sobre Jacob? Todo lo relacionado a él me daba mala espina ya que lo poco que sabía de él, lo sabía por mi padre que estaba informado de todo el proceso judicial al que fue sometido. Mi padre me informó en su momento que, al ser menor de edad, no pudo caerle todos los años de prisión que tendrían que haberle caído por lo que hizo y no conformes con ello, le permitieron una fianza ridícula y la oportunidad de reinsertarse en la sociedad justo después de cumplir varios años en el reformatorio, para así vivir de nuevo con la madre la cual fue su propia víctima. Todo salió bien, o al menos, eso parecía.
Respecto a nosotros, Dylan y yo, desde lo que pasó nos hemos estado apoyando mutuamente y eso ha estado realmente bien, pero decidimos seguir nuestro camino por separado, pensamos que era lo mejor para ambos. Después de la época del instituto, tocaba elegir universidad y la carrera. Dylan optó por ayudar a su madre en el nuevo negocio que regentaba, una pequeña panadería, que atraía a bastantes clientes próximos a donde vivían.
Por mi parte, elegí la carrera de periodismo ya que era lo que más me llamaba la atención de entre todas aquellas opciones. La mala suerte llegó cuando tocó hacer prácticas en una empresa importante, era un requisito para poder sacarme la carrera. La empresa donde actualmente estoy haciendo mis prácticas es ni más ni menos la de la madre de Diana y Peter. ¡Viva mi suerte!
-¡Despierta, mi madre no te paga por vaguear! -dijo Diana al verme distraída.
-Tu madre no me paga Diana. -refunfuñé. Diana volteo sus ojos en señal de aburrimiento.
-Normal, eres una inútil. -Diana se rio de su propio comentario y no me pudo dar más lastima.
-Chicas, no discutáis. -dijo Peter que apareció de repente. Portaba una gran sonrisa, cosa que me daba mala espina.
El que faltaba aquí. Estaba tranquila mucho antes de que éstos dos aparecieran y me preguntaba cuando acabaría mi tranquilidad.
-Hola Jess. -dijo Peter apoyándose en mi mesa.
-Estoy un poco ocupada, si no te importa…- dije lo más amable que pude.
-No quería molestarte Jess, solo quería saludar… -dijo Peter un poco desanimado ante mi respuesta. Recapacité y rápidamente decidí arreglarlo.
-Mira, lo siento, pero es que tu madre no sabe lo que significa el concepto de “becaria” y piensa que es normal que haga el trabajo de cuatro trabajadores fijos en la empresa. Tengo cosas que hacer y no puedo irme aun.
A Peter pareció hacerle gracia mi comentario y tras entender que estaba ocupada decidió irse y dejarme trabajar en paz.
Pasada una hora por fin acabé todo lo que tenía pendiente y justo me llamó Liz.
-Hola Jess, ¿qué haces esta noche? -dijo Liz que parecía bastante contenta y eso me alegró.
-Salgo de la oficina en cinco minutos y me iba a casa, ¿por qué? -pregunté intrigada. Liz era fácilmente descifrable y ya sabía por donde andaban los tiros, pero aun así decidí preguntar.
-Tenemos planes. -tras decir aquello colgó. No me dio tiempo a pronunciar palabra que ya estaba oyendo los pitidos de cuando te cuelgan el teléfono.
Volvíamos a las andadas.