Mundos Diferentes

CAPÍTULO 27- A PALABRAS NECIAS…

POV DYLAN

La alarma del móvil de Melissa sonó sobre las nueve de la mañana y nada más oírla, Melissa saltó de la cama y se paró en frente de su vestidor. Se puso una camiseta de flores que según ella le daba suerte. Para que Melissa haga que su madre me adore sí que necesitaría esa camiseta, es más, creo que necesitaría como cien más. No quería borrarle la gran sonrisa que mostraban sus labios por lo que yo también me levanté y me preparé para el tan esperado evento.

- ¿Qué tal cariño? ¿Cómo dormiste? -preguntó Melissa.

-Genial, ¿y tú? -aclaré.

-Yo también. -me dio un beso en la mejilla de lo contenta que estaba.

-En media hora hemos quedado para desayunar con mi madre en la cafetería que te dije. -dijo Melissa mientras cogía su bolso.

-Claro, por mí podemos irnos ya. -dije orgulloso.

Salimos de casa y como la cafetería no andaba lejos de la casa de Melissa decidimos ir andando. Una vez allí nos dimos cuenta que su madre ya había llegado.

-Hola mamá. -dijo Melissa con tono alegre.

-Hola cariño. -dijo su madre.

-Hola señora Foster. -dije lo más educado posible.

- ¡Dylan, un placer volverte a ver! -dijo eufórica. En ese momento se levantó y me dio un abrazo. La verdad es que no me esperaba esa reacción.

-Voy a por café para todos. -dijo Melissa. Cogió su bolso y se dirigió al mostrador.

- ¿Qué tal está? -dijo con tono alegre.

-A ver, como podrás haber observado con mi comportamiento anterior, no quiero que mi hija contemple lo mucho que desprecio a gentuza como tú. -dijo la madre de Melissa sin contemplaciones. Me quedé un poco en shock, pero en parte sabía que eso podría ocurrir.

-No me gustas para mi hija, no estás a su nivel, ni lo estarás jamás. -volvió a hablar.

- ¿Cuánto quieres? -dijo mirándome fijamente a los ojos.

- ¿Perdona? -reaccioné de inmediato.

-¿Cuánto quieres por dejar en paz a mi hija? -volvió a decirlo como si de algo normal se tratase. En ese momento Melissa volvió.

-Tomad. -dijo ofreciéndonos café.

-Gracias cariño. -respondió su madre.

-Le comentaba a Dylan lo feliz que te veo cuando estás con él. -dijo con ternura. Una ternura falsa. Yo me quedé mudo, no sabía qué decir ni qué hacer. Por mi me hubiese ido de allí sin decir palabra, pero como no quería que Melissa estuviese mal me limité a asentir como un tonto y a forzar una sonrisa.

-Me alegro de que os llevéis bien. -dijo Melissa. Se notaba que estaba contenta y eso sí que no quería que cambiase. Durante la comida con la madre de Melissa todo transcurrió de la manera más normal posible o eso deseaba yo. Quería irme de allí con Melissa lo antes posible así que me inventé que mi madre necesitaba ayuda en la panadería y Melissa por supuesto no me iba a dejar que me fuese solo.

-Cariño, yo te acompaño, tu madre es un encanto. -dijo Melissa mientras cogía el bolso para pagar.

-Melissa, no te preocupes ve con Dylan, yo pagaré la cuenta. -dijo la madre de Melissa.

-De eso nada. -dije al instante.

-Insisto. -dijo la madre de Melissa que me dedicó una mirada fulminante.

-Gracias mamá nos vemos pronto. -dijo Melissa que se acercó a ella para darle un beso en la mejilla. Me despedí yo también de ella y ambos nos fuimos.

-Tu madre tiene mucho trabajo, ¿no? -dijo algo preocupada.

-No te creas, verás… me ha encantado estar con tu madre, pero ahora me apetece estar contigo un ratito. -dije mientras le cogía de la cintura.

-No entiendo Dylan, siempre estamos juntos y para una vez que estamos con mi madre vas y te inventas una excusa para irte de allí. -dijo Melissa algo enfadada.

-Pero… -dije antes de ser interrumpido.

-Eres muy poco considerado. -dijo Melissa que parecía estar ahora aún más enfadada.

-Melissa. -dije con tono firme.

-¿Qué? -dijo con tono enfadado.

-Tu madre no es como piensas. -dije algo molesto.

-Pero si es un amor contigo... -quiso volver a destacarlo.

-No, me ofreció dinero para que te dejara tranquila. -admití.

-¿Qué? -dijo bastante enfadada. Al yo querer explicarle todo, ella me mandó a callar y se fue indignada. De esta situación, el único que saldría mal parado iba a ser yo.

Parecía como si Melissa no quisiera darse cuenta de cómo es su madre en realidad, como si la tuviese en un pedestal del cual, por nada del mundo iba a permitir que bajara. Su madre era odiosa y manipuladora y esas personas saben jugar bien sus cartas, hasta tal punto de tener totalmente controlada hasta a su propia hija.




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