POV JESS
Llamé a Ian para quedar y poder contárselo todo. Estaba nerviosa. Habíamos quedado en el parque y llegaba un poco tarde. Al rato pude verlo venir de lejos.
-¡Hola Jess! -dijo Ian. Me dio un beso en los labios de lo contento que estaba de verme. Me quedé paralizada.
-¿Qué tal? -dije para intentar relajarme.
-He tenido un problemilla al venir para acá. Nada importante. Era que mi compañero no sabía si podía cambiarme el turno y bueno… al final se ha solucionado. -dijo portando una gran sonrisa.
-Me alegro… -dije algo apagada.
-Bueno, ¿qué quieres hacer? -dijo ilusionado. Tomé fuerzas de donde no las había y pensé en contarle todo ya, de un tirón, sin contemplaciones.
-Verás, te he citado aquí porque necesito hablar contigo. -dije convencida.
- ¿Qué pasa? -su rostro se tornó serio.
-No sé por dónde empezar la verdad… -dije bastante nerviosa.
-Por el principio, ¿no? -dijo Ian que volvió a estar efusivo.
-Dylan y yo… nos besamos el otro día. -acabé por decir. Su sonrisa se desvaneció por completo dejando entrever un rostro serio.
-¿Cómo? -dijo bastante molesto. Se veía en sus ojos su enfado.
-Yo no pretendía que pasara, simplemente pasó. -admití.
-¿Cómo se supone que me debo tomar esto? -dijo Ian que parecía estar bastante alterado.
-Ian yo no lo planeé, no quería que pasase. -mentí. Me gustó y eso parecía pasarme factura.
- ¿Para esto me haces quedar? -dijo mirándome con odio.
-Ian… -dije antes de ser interrumpida.
-Mira, será mejor que me vaya. -dijo sin mirarme. Acto seguido se fue sin despedirse. Por más que gritaba su nombre, él no se dignaba a pararse así que decidí irme a casa. Estaba dolido y entendía que en ese momento no quisiera ni mirarme.
Pasaron varios días y por más que llamaba a Ian, éste no me cogía el teléfono. Sé que le hice daño porque él siempre se portó bien conmigo, me invitó a cenar y a comer en muchas ocasiones, me presentó a su familia, y yo sabía que posiblemente, en estas últimas semanas, había ocupado un hueco en su corazón.
Fui a la oficina y terminé todo lo que tenía para hoy. Diana no había aparecido por allí y no tendría que lidiar con Peter ya que estaba muy ocupado de reunión en reunión así que al menos eso me tranquilizó. Tenía unas ganas enormes de salir de allí e irme a casa, pero aún no era la hora.
Me fijé en la hora y aún quedaba media hora. En ese momento mi móvil sonó y como estaba tan cansada de recibir llamadas lo cogí sin ver siquiera quién era.
- ¿Diga? -dije sin ganas.
-Jess. -dijo Ian. Su voz parecía agitada. Mis ojos se abrieron de par en par y no pude evitar sorprenderme al escuchar su voz.
- ¡Ian! -dije sorprendida.
-Veras Jess, necesito hablar contigo. -dijo algo desesperado.
-Sí, claro… en media hora salgo de la oficina, tal vez podamos quedar en… -dije antes de ser interrumpida.
-En media hora estoy en tu trabajo. -Ian colgó. Me quedé paralizada. Ian me había llamado después de llenarle su buzón de voz como si fuese una ex loca. Me había llamado, eso era lo que importaba.
Al terminar con mi trabajo bajé al hall donde ya estaba Ian esperándome.
-Jess. -dijo nervioso al verme.
-Ian. -respondí igual o más nerviosa que él. Entonces Ian se acercó a mí y me besó. Me abrazó fuerte y no dudé en estrecharle entre mis brazos de igual manera.
-Siento haberte hablado así. -dijo cabizbajo.
-No tienes que sentir nada, me lo merecía. -dije quitándole hierro al asunto.
-Lo importante es que estás aquí. -terminé por decir. Él me sonrió. Yo le devolví la sonrisa.
-Dime Jess, ¿sólo fue un beso? -preguntó Ian de repente. Asentí. Entonces él volvió a sonreír.
A pesar de lo contento que estaba, había algo en él que me extrañaba. Sus manos estaban sudorosas y sus ojos no brillaban como de costumbre.
-Ian, ¿te pasa algo? -pregunté.
-No, ¿por qué? -dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.
-Bueno, dejemos el tema, ¿vamos al parque? -dije ilusionada.
-No, o sea… ¿no crees que es mejor que vayamos a un sitio íntimo para hablar los dos solos? -dijo algo nervioso. Le miré extrañada pero luego pensé que era buena idea lo de que estuviéramos los dos solos, teníamos mucho de lo que hablar.
POV DYLAN
No podía dejar de pensar en Jess, todo me recordaba a ella. Intenté distraerme, pero de repente mi móvil sonó. Era Melissa.
- ¿Melissa? -dije extrañado.
-Dylan, ¿podemos vernos? -dijo muy angustiada.
-Claro. -dije al instante.
Fui a su casa y me abrió la puerta. La observé y parecía no haber dormido en años.