POV JESS
Hoy era mi cumpleaños y Liz parecía más entusiasmada que yo. Decidí organizar una pequeña fiesta en mi casa ya que mis padres no habían regresado de sus inacabables vacaciones. Hoy era mi día y no quería que nada lo fastidiase. Y con nadie me refería a Dylan.
-Jess, tu móvil está sonando. -dijo Liz desde la cocina. Me apresuré a ver quien era esta vez.
-No para de sonar. -sonreí. En mis cumpleaños siempre temblaba en móvil de tantas llamadas que me hacían. Esta vez, la llamada no era bien recibida.
-Jess, ¿estás en casa? -dijo Dylan que parecía algo alterado.
-Gracias Dylan por felicitarme, un detalle por tu parte. -dije algo molesta.
-Felicidades Jess… es solo que necesito hablar urgente contigo, ¿nos vemos después? -dijo algo nervioso.
- ¿Sabes qué? No tengo ganas de que me arruines mi cumpleaños. -dije molesta. Acto seguido le colgué.
- ¿Quién era? Te cambió la cara de repente -dijo Liz extrañada.
-Era Dylan. -dije algo molesta.
- ¿Qué le pasa últimamente a este chico? -dijo mientras se comía un helado.
-Yo qué sé. -respondí. Liz siguió viendo la televisión y yo me senté a su lado.
Pasó como media hora y el timbre de la puerta sonó. Habíamos quedado con Philip e Ian en dos horas ya que tenían que trabajar esa mañana, por lo que era deduje que era imposible que estuvieran aquí ya.
Me dirigí a la puerta y ¡sorpresa! Era Dylan. Respiré profundamente para no matarlo allí mismo.
- ¡Jess! -dijo Dylan que parecía preocupado.
- ¿Qué? -le miré fijamente. Me apoyé sobre la puerta de brazos cruzados.
-Tenemos que hablar, es algo importante -dijo algo nervioso. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y realmente parecía intranquilo.
-A ver, ¿qué pasa? -dije esperando a que hablara. No le había ni invitado a entrar.
-A solas. -dijo al ver por el rabillo del ojo que Liz estaba dentro. Pareció rogarme con su mirada cinco minutos para poder hablar conmigo a solas. Acepté, pero de mala manera.
-Está bien, pasa y sube a mi habitación. -respondí. Le indiqué a Liz que todo estaba bien, que siguiera viendo la televisión. Subí las escaleras junto con Dylan y fuimos a mi habitación.
-A ver, ¿qué es eso tan importante que me tienes que decir? -dije mientras me sentaba en la cama.
- ¡Melissa está embarazada! -dijo sobresaltado. Aquellas palabras me atravesaron por dentro. Dylan no era un chico que perdiera precisamente el tiempo, pero un hijo con Melissa era ya ir a otro nivel. No pensaba que fueran en serio, ¡tan en serio!
-Pues enhorabuena. -respondí. Aquella noticia no me agradó mucho que digamos, pero buen, quien era yo para juzgarle.
-No es mío. -dijo Dylan que ahora sí que parecía estar alterado. No entendía, si no era suyo, ¿por qué estaba así de nervioso? ¿y por qué me lo contaba?
- ¿Entonces de quién es? -pregunté aun no queriendo saber la respuesta, no me importaba lo más mínimo.
-De Ian. -soltó de golpe. Por un momento pude notar un gran escalofrío recorriendo mi cuerpo, pero recordé que quien me lo estaba diciendo era Dylan, por lo que, al tratarse de él, me lo tomé a broma, una broma un poco rara.
-Oh Dios mío, ¿serás tú mi padre? -bromeé. Me lo intenté tomar de la mejor forma, era eso o mandarle a la mierda super rápido.
- ¡Jess! -dijo de repente. Escuchar mi nombre salir de su boca en ese tono y ver cómo su rostro permanecía serio me hizo pensar. Entré en pánico.
- ¿Cómo que está embarazada de Ian? No puede ser, debe de ser otro Ian y has creído que es mi novio. -intenté tranquilizarme. Estaba casi hiperventilando. Hasta ahora me lo había tomado a risa porque creía que era una broma de mal gusto, pero al oír aquellas palabras entré en pánico.
-No Jess… Ian es el padre del hijo que espera Melissa. -dijo Dylan que por desgracia no dejaba atrás la seriedad.
-No puede ser… ¿pero ¿cómo? … -balbuceé. Empezaba a notar los latidos de mi corazón, una y otra vez. No podía pensar en otra cosa.
Dylan me contó todo lo que Melissa le dijo, y lo hizo tranquilo, a pesar de lo nerviosa que vino a mi casa. Toda esta historia no acababa por convencerme por lo que le dije a Dylan que se fuera de mi casa, que se largara de allí, no es que no pudiera ser cierto, es que me negaba por completo a que lo fuera.
-Jess, debes creerme. -dijo Dylan mientras intentaba tranquilizarme. Yo estaba histérica.
-No te creo Dylan, si has venido a fastidiarme mi cumpleaños y mi relación con Ian no lo vas a conseguir, te agradecería de que te fueras por donde has venido y que ni se te ocurra volver, ¿me oyes?. -dije bastante enfadada.
-Jess… escúchame… -dijo Dylan antes de interrumpirle.
-¡VETE DE AQUÍ! -grité. Entonces el cambió su cara a una enfadada. Se levantó de la cama ya que allí había permanecido sentado incluso después de que yo, histérica perdida, me hubiera levantado, abrió la puerta y la cerró con fuerza dejándome allí plantada, sola, desesperada.