Mundos Diferentes

CAPÍTULO 38- DOS TEMPANOS DE HIELO

POV DYLAN

Por más que intenté hacer que Jess entrara en razón, no lo conseguí, simplemente me echó. No podría enfadarme con ella ya que esta historia era un poco difícil de digerir, pero si anhelaba un poco de comprensión por su parte.

Melissa me llamó muy alterada y sin saber muy bien cómo reaccionar ante su llamada, acabé por asegurarle que en media hora estaría en su casa. Una vez allí, parecía tranquila, pero a la misma vez insegura.

-Tengo que solucionar este problema. -dijo mientras se llevaba la mano al pecho como si le costase respirar.

-Melissa, será mejor que te calmes y te sientes, te veo demasiado alterada. -dije para tratar de tranquilizarla.

-Tengo claro lo que tengo que hacer. -dijo cabizbaja.

- ¿Qué es lo que tienes pensado? -pregunté, aunque desafortunadamente sabía su respuesta.

-Interrumpir el embarazo, ¿qué otra opción sino?. -dijo con voz apagada.

-Te apoyaré en todo lo que decidas. -dije mientras me acercaba a ella para abrazarla. Ella se refugió entre mis brazos durante unos minutos. El móvil de Melissa empezó a sonar. Ella dudó por un segundo si cogerlo o no, pero entró en razón y decidió cogerlo.

- ¡Mamá! -dijo al ver que era ella.

-Sí, estoy bien. –mintió.

Hablaron durante un rato y yo me quedé en el sofá, sentado sin saber muy bien que decir. Pensé en Jess y no podía concebir que Ian le hiciese daño ni a ella ni a Melissa. Debía hablar con él.

POV JESS

No podía estar así. Ian la había fastidiado del todo y yo no me sentía con fuerzas para asumir todo aquello. No podía ni imaginar cómo lo estaría pasando Melissa, aunque junto con Ian, ella había dejado que yo sufriera. Debía hablar con ella para saber por qué lo hizo. Como no sabía dónde vivía Melissa, tuve que improvisar. Miré todos los socios de la revista y pude localizar a los padres de Melissa. Me inventaría alguna excusa para averiguar dónde vivía y así poder hablar con ella. Llamé al número de contacto que había en la ficha y una mujer me cogió el teléfono.

- ¿Sí? -dijo una mujer con voz aguda.

-Buenas, llamo desde la revista Wonderlyne. -dije algo nerviosa.

-Sí, yo soy la señora Foster, ¿qué desea? -dijo con voz decidida.

-Llamo para ofrecerle una sesión de fotos a su hija Melissa Foster ya que nos interesa una imagen joven y con buen gusto. -dije algo más tranquila.

-¡Oh claro! Deduzco que me llama a mí porque no tiene su número de teléfono. -dijo con tono amable.

-No es necesario su número de teléfono, podríamos mandarle una carta con nuestra petición, por lo que le agradecería que me enviara su dirección. -dije en tono convincente.

- ¿Su dirección? -dijo algo extrañada.

-Sí, es nuestra política de empresa. -mentí.

-Claro, ¿cómo no? reside en Foyd Street nº 23. -respondió rápidamente de forma bastante contundente.

-Muchas gracias señora Foster y que tenga usted un buen día. -colgué.

Había conseguido su dirección, pero aún me faltaba lo peor, sacar fuerzas para ir a verla a su casa.

Estuve toda la mañana en la oficina, pensando en todo lo que quería preguntarle y la verdad es que eso hizo que se me pasara volando las horas. Ya llegada la tarde, empecé a arreglarme para ir a visitarla. Me puse un vestido blanco de encajes y unas sandalias, cogí el móvil y las llaves del coche. Me subí a él y suspiré profundamente.

- ¡Tú puedes! -me dije a mí misma. Ya una vez en su calle, me bajé del coche y volví a suspirar. Estaba bastante nerviosa, pero reuní todas mis fuerzas y toqué su timbre. Melissa me abrió la puerta, pero al verme no pudo creer que yo estuviese en su puerta en ese mismo instante. Yo también me quedé helada al verla, no esperaba que abriese tan rápido la puerta.

-Melissa. -dije con voz suave. Era como si me costase pronunciar palabra.

-Jess. -contestó. Me miraba horrorizada.

-He venido a verte porque quiero que hablemos. -dije al fin.

-Claro, pasa. -dijo mientras se ponía a un lado para que entrara. Una vez dentro, me ofreció algo para beber, pero le dije que no quería nada. Me indicó que me sentara justo enfrente de ella.

-Imagino por qué estás aquí. -dijo cabizbaja.

-Iré al grano entonces. -dije algo borde.

-Dylan me contó todo, pero no quise creerle porque Ian, para mí, no era de ese tipo de chicos. -dije algo molesta.

-Debiste tomarle en serio. -dijo mirándome a los ojos.

-Tú no te lo hubieras creído si de Dylan se hubiese tratado -contesté. Melissa asintió con la cabeza dándome la razón.

-Ian acabó por confirmarlo. -dije cabizbaja.

-Jess…yo… no quise hacerte daño, estaba borracha y no logré distinguir que era Ian en ese momento, me sonaba de haberlo visto en alguna parte, pero no lo supe hasta que lo vi contigo. No pienses que lo hice para hacerte daño o hacer daño a Dylan porque te juro que no es así. Nunca quise eso ni nunca lo querré. -dijo Melissa con voz sincera. Me estremecí ante sus palabras y no me salió nada más que levantarme y darle un abrazo.




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