Mundos Diferentes

CAPÍTULO 39- SUCESOS INOPORTUNOS VIABLES

POV JESS

Ninguno de los dos parecía atreverse a empezar la conversación y no pude evitar sentirme un poco incómoda.

-Jess... necesito hablar contigo de todo esto que está pasando. –dijo Dylan cabizbajo. Hacía tiempo que no veía a Dylan así, destrozado y preocupado. Me limité a asentir. Justo en el momento en el que Dylan iba a volver a pronunciar palabra, mi móvil sonó y no pude evitar asustarme ya que no me esperaba ninguna llamada y menos en esa situación.

-Perdona. –dije mientras buscaba el móvil dentro de mi bolso.

-¿Sí? –dije sin ver quien era.

-Hija, soy tu madre, no te asustes pero tu padre ha sufrido un infarto. Estamos en el hospital, ven lo más rápido posible por favor. –dijo mi madre bastante alterada. Mi cara se tornó pálida y Dylan se dio cuenta.

-D-Dylan… -tartamudeé. Sentía como mis piernas se aflojaban, como si de un momento a otro me fuera a desmayar.

-Jess, ¿qué pasa? Estás blanca. –dijo bastante preocupado.

-Mi padre… ha sufrido un infarto… -notaba que perdía el control sobre mi cuerpo pero no llegué a desmayarme. Necesito ir a verlo al hospital ahora.

-Por supuesto, te llevo. –dijo Dylan mientras me sostenía para que no me cayera al suelo. Ya en el hospital nos informaron de que estaba todo controlado y que no había de qué preocuparse. Era triste haber vuelto a ver a mis padres después de sus infinitas vacaciones y que fuese en esta situación, pero al menos estaban aquí. Después de pasar dos horas en el hospital mi madre me dijo que me fuese a casa y que descansara que ella se quedaba con mi padre, ya que aún tenían que hacerle pruebas de todo tipo e iba a ser una noche algo ajetreada. Dylan no abrió la boca en ningún momento y agradecí ese gesto por su parte. Solo notar su presencia me ponía nerviosa y que después de como lo había tratado el otro día estuviese aquí a mi lado en ese momento…no parecía merecer ese apoyo tan sincero.

Dylan se ofreció a llevarme a casa y ambos permanecimos callados durante el trayecto. Mis ojos no paraban de buscar sus ojos para que, aunque solo fuese un microsegundo pudiéramos mirarnos pero mi cabeza seguía pensando en lo que había pasado tanto hoy con mi padre como el otro día cuando eché a gritos de mi casa Dylan. Estaba tan ida pensando en mis cosas que no me di cuenta que Dylan ya había parado justo en frente de mi casa y que estaba esperando a que yo reaccionara.

-Lo siento, estaba pensando y no me he dado cuenta de que habíamos llegado. –me disculpé.

-Jess, ¿en serio te estás disculpando por eso? –Dylan parecía extrañado antes mi comentario. Me di cuenta de que no tuvo sentido lo que dije y me limité a sonreir tímidamente, entonces él se dio cuenta y sonrió también.

-¿Me puedo ir tranquilo Jess? –en ese momento su mano tocó la mía. Me estremecí.

-Sí, todo está bien, no te preocupes. –respondí. De una forma involuntaria quité mi mano de debajo de la suya y estoy segura de que él notó un supuesto malestar ante su gesto.

-De acuerdo... entonces me iré. –dijo Dylan que a pesar de alegrarse por mí al decirle que todo estaba bien, parecía un poco desanimado por intuir que ya era hora de despedirnos e irse a su casa. Fue entonces cuando dije lo primero que se me vino a la mente.

-¿Quieres pasar? –dije al instante. Dylan cabizbajo levantó su mirada y la depositó en mis ojos. Un escalofrío invadió mi cuerpo pero sé qué hacía lo correcto, tenía que hablar con él y pedirle disculpas por tratarle como le traté.

-Me encantaría. –dijo Dylan dedicándome una sonrisa. Nos dirigimos hacia la puerta de mi casa y mientras caminábamos yo me dedicaba a buscar las llaves en mi bolso. Ya una vez dentro le ofrecí a Dylan algo de beber pero no quiso nada. Cogí un vaso de agua de la cocina y ambos nos sentamos en el sofá. Estaba dispuesta a pedirle perdón por todo pero Dylan se adelantó.

-Lo siento Jess. Siento que Ian te hiciera eso y que también hiciera daño a Melissa de la forma en la que lo ha hecho. –dijo Dylan que parecía serio.

-No tienes por qué pedirme perdón por nada, es más, soy yo la que tiene que pedirte perdón por cómo te traté, por cómo te hablé… por todo. –respondí al instante.

-No te preocupes Jess, entendí perfectamente tu reacción. –aclaró Dylan. Sus palabras me aliviaron bastante y fue satisfactorio oír a Dylan mencionar aquellas palabras.

-Quiero que sepas que por mucho que todo siempre se ponga en nuestra contra y que haya gente que quiera vernos mal, yo siempre estaré para ti, para todo lo que necesites, para todo lo que quieras, para protegerte, para cuidarte hasta de ti misma… -dijo Dylan mirándome fijamente a los ojos. Sus palabras hicieron que me emocionara y que de mis ojos brotaran leves lágrimas de emoción y agradecimiento. Mi respuesta ante tales palabras fue un abrazo repentino que estoy segura de que Dylan ni siquiera esperaba. Lo abracé fuerte y él me correspondió abrazándome más fuerte aun. En ese momento solo podía pensar en lo mucho que le quería, lo mucho que me hacía falta en ese momento y lo que haría por verle feliz.

-Te quiero Jess. –susurró en mi oído. En ese momento deposité mi mirada fija en sus ojos y no pude evitarlo…le besé. Me separé rápidamente de él avergonzada pero entonces él se levantó del sofá, me cogió de las manos para que me incorporara y así hice. Le tuve de frente, pude notar un suspiro profundo por su parte y fue entonces cuando se acercó bastante a mí y me devolvió el beso. Depositó sus manos en mi cintura y yo solo supe fundirme en un tierno beso. No quería que terminara ese momento porque a pesar de todo, le echaba de menos, echaba de menos sus besos, su cariño, la forma en la que me miraba, la forma tan bonita en la que siempre me había tratado…




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