Mundos Oscuros [editando]

Capitulo 18

Muchas cosas han cambiado dentro de mi, si me preguntaran no sabría cómo responder al ¿Que cosas? O ¿Porque cambiaron? Pero soy consiente de ello, siento que una pequeña parte de mi se abre paso entre las ruinas y solo podría atribuirse a alguien, a Él. Joseph Kepler

Es en ese momento donde sientes tu mundo derribarse sobre ti, y sientes que tú vida acabará, esperas ese golpe, el golpe que definiría tu caída pero éste jamás llega; te encuentras esa mirada, una mirada capaz de derribar los muros más altos, no sabes cómo, ni porqué, pero está allí, sosteniendo tus ruinas, haciendo parte de tu mundo.

— ¿Que estás haciendo Sky?. – cierro de golpe el cuaderno donde hace un momento estaba escribiendo. Miro al que tan solo unos meses atrás era un repelente, engreído y completo desconocido. Aún sigue siendo repelente, engreído... Pero ya no un desconocido. – ¿Porque me miras así? Te estás burlando de mi internamente, ¿Verdad?.

Le lanzó una sonrisa engreída y le hago un lado en el banco donde estoy sentada, no había experimentado lo excitantes que eran los almuerzos en compañía a pesar de estar rodeada de seres no deseados, errores de la naturaleza.

— Traje un batido para ti y uno más para Loren, de hecho la encontré de camino aquí y no tardará en reunirse con nosotros. – le agradezco con una sonrisa y pierdo mi mirada en las diferentes caras que viven a mi alrededor día a día. – ¿Me dirás qué escribías?.

Niego girandome hacia el y comienza una pelea juguetona de parte de él tratando de quitarme el cuaderno. El juego inocente comienza, pero como nunca existe un juego inocente, su rostro queda a unos escasos centímetros, su mirada sube y baja desde mi boca a mis ojos, mientras nuestras respiraciones empiezan a entrecortarse.

—Mmm, ¿interrumpo algo? – inoportuna.  Le sonrío y  en un sateamén estamos todos sentados con nuestro licuado en nuestras manos.

Estamos hablando de temas triviales hasta que la mirada de unos ojos color avellana roban mi atención transmitiendo frialdad pura, digna de una mirada amenazante.

— Cada vez me sorprende más que a mitad del último periodo de clase, ingresen alumnos nuevos. – dice Loren con la pipeta de su batido en su boca.

Todos dirigimos la mirada en dirección a dónde estaba la suya y siento como el cuerpo de Joseph se tensiona por completo.

¿Que esta haciendo aquí? Masculló en un leve susurro, que de no haber estado a su lado, no lo hubiera escuchado.  Una chica rubia entra por las puertas de la cafetería, su seguridad en sí misma se ve reflejado en cada paso que daba a través de las mesas llenas de estudiantes, estoy tan embelesada en ella que tardo en darme en cuenta que su mirada está puesta en nosotros, aunque para ser más exactos, su atención solo se centraba en alguien, alguien sentado a mí derecha, quién sus ojos solo reflejan la frialdad que muy pocas veces he visto, de hecho, solo lo he hecho una vez. Hacia Kin Jackson.

—Hola, Jhos – sus ojos de un azul grisáceo mostraban un sinfín de emociones, pero su mirada solo se centraban en él.

— ¿Que haces aquí, Thalía? – sus nudillos se habían tornado blancos debido a la fuerza con la que empuñaba sus manos.

Sus ojos reflejaron tristeza, decepción por un instante trato de aventarse a él pero Kepler la detiene antes de que lograra abrazarlo.

—¿No es obvio? Vine por ti, te dije que arreglaría lo nuestro.

Sus palabras logran arder en mi pecho y un sentimiento que jamás había experimentado en toda mi vida crece en mí, celos quizás. Tomo la mano de Joseph y entrelazo nuestros dedos, acto que no pasa desapercibido ante los ojos de Thalia, ya que me mira como si hasta este momento percibiera nuestra presencia. Loren muy ajena a todo, nos mira sin poder entender lo que está pasando, la miro disculpándome y pidiéndole tiempo con la mirada para explicarle luego.

— Disculpa, ¿Quién es ella? – Ella se dirige exclusivamente a Joseph, dado a que su interés, por lo visto, gira a su alrededor.

— Eso no te inte...

— Soy su novia. – lo interrumpo de inmediato, un fuego está ardiendo dentro de mí, tomando posición de mis actos y de mis palabras.

Ella me mira sin darle crédito a mis palabras, a lo que decido no bajar mi mirada, la estudio en segundos y tengo la certeza de que el fin de su llegada es Kepler, y estoy segura de que sin él, no se irá.

Joseph me mira sin creerlo, pero no estoy en momento para bromas, una guerra se libra en mi interior, entre la razón, el corazón y los celos, que hacen su papel independiente. Y no daré mi brazo a torcer. No me retractaré.

— ¿Verdad? Pues fíjate que no te creo. – su sonrisa se ensancha, una carcajada sale de mi garganta sin poder retenerla, una más que no sabe con quién se está metiendo.

— No necesito que me creas, querida. – le sonrío cínicamente, es hora del final. – pero para no dejarte con dudas...

Tomo a Kepler por el cuello de su camisa, y estampó mis labios en los suyos; los celos carcomen dentro de mí impidiendo que mida mis actos. 
Pero ¿Desde cuándo Isabella Sky mide sus actos? Suelto a Joseph y a nuestro al rededor, un círculo de estudiantes se había reunido. ¡Que extraño!

Thalía se abre paso entre los estudiantes pero logre ver en su mirada el dolor. Un atisbo de culpa se aloja en mi, a lo que la borro al instante.

Kepler me mira en silencio, y un rebelde sonrojo se posiciona en mis mejillas.

— No sé si es muy pronto para preguntarte qué pasó hace unos minutos. – su mirada es profunda, penetrante, capaz de provocar un caos dentro de mi del que no es conciente.

— No sé a qué te refieres. – desvío mi mirada hacia Loren suplicándole ayuda a lo que ella me mira burlonamente.

— Estoy completamente seguro de que si lo sabes. – sus dedos tocan mi barbilla y la dirige hacia el.

— Solo lo dije en el momento. – confesé rendida mirando hacia otro lado – la rabia me carcomía por dentro, el hecho de que nos ignorara como si no estuviéramos aquí, me sentí ofendida.




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