Mundos Oscuros [editando]

Capitulo 26

POV'S  ISABELLA

Damon llegó en la mañana fuera de casillas ordenando tener listos los autos, al parecer hubo un contratiempo y tendríamos que viajar a Monterey, pero me jure a mi misma, ni siquiera abordar el avión.

Cuando ya todo estuvo listo, antes de salir del cuarto deje una nota encima de un pequeño cajón lleno de juguetes; rogaba en mi interior que alguien lo encontrara. Al salir del cuarto dos hombres de Daimon me estaban esperando, cada uno me toma de un brazo y de un movimiento brusco me suelto.

— Si no lo han notado, puedo caminar por mi cuenta. Gracias – digo llena de sarcasmo.

Otro hombre que nos esperaba fuera de la camioneta me pasa un móvil nuevo y por lo visto con un número de teléfono completamente distinto; desconozco dónde fue a parar mi antiguo celular. Subimos los cuatro a la camioneta y yo me siento en medio de los dos hombres que me esperaban fuera del cuarto; minutos después, Damon aborda en el asiento de copiloto. Todo el camino el ambiente estuvo lleno solamente de la voz de Damon hablando por teléfono. Nos dirigimos al aeropuerto para tomar el primer vuelo que sale a Monterey.

No entiendo el afán de viajar de un momento a otro, he pasado retenida casi dos meses y mi única luz de esperanza es que estando en la misma ciudad, lograrán hallarme; ahora estando en otro estado de California se hacía mucho más dificil, pero es algo que no permitiré. No saldré de la ciudad o al menos no será con ellos.

— Ya estamos cerca, tengan listo el Jet – Damon ordena a la persona de la otra línea antes de colgar la llamada.

Sus ojos me escudriñan a través del retrovisor y yo sostengo su mirada, trato de transmitirle todo el odio y asco que siento hacia su persona; al final sus ojos se apartan sin antes hacerme ver dolor en ellos.

¿Dolor? Una persona que retiene a otra en contra de su voluntad no sabe que es el dolor, una persona que hiere físicamente a los demás no conoce ni lo mínimo que se puede sentir, una persona como el no conoce lo que es el dolor.

— ¿Que pasa Jackson? – Damon tiene su móvil en la oreja mientras habla mirando por la ventanilla polarizada — ¿Como que llegaron a la villa? ¿Hace cuanto? Pero... ¿Como carajos se enteraron? Ok, cambio de planes. Iremos a San Francisco

Damon corta la llamada y me mira, la ira retenida en sus ojos se mezclan con el verde de su iris.

— No sé cómo lo haces. – me dice Damon sosteniendo la guerra de miradas a través del retrovisor. — No sé cómo haces siempre para escapar de mi, pero te aseguro que esta vez no será así.

Pasamos al rededor de veinte minutos más hasta que el auto se detuvo, el sol ya se ponía en su horizonte dándole la bienvenida a la noche. Al parecer nos encontramos en uno de los hoteles ubicado en la zona turística de los Ángeles; y Damon decide entrar a uno de baja categoría para no llamar la atención.

— Hola, Buenas noches. – nos saluda una señora de algunos treinta muchos o cuarenta y poco. — ¿En qué podría ayudarlos?

— Claro, ¿podría darnos a conocer las tarifas de las habitaciones para dos? Por favor. – Damon habla con una voz aterciopelada que al instante hace que mi estómago se revuelva.

— Claro, Los precios son estos. – dice entregándole una pequeña planilla con las distintas habitaciones y sus respectivos precios.

— Me gustaría está habitación. – dice Damon señalando un cuarto con una cama matrimonial, un balcón pequeño y mueblería moderna. — ¿Que te parece, cariño?

Un leve mareo me hace tambalear y un punzada choca en mi cabeza, Damon me mira extrañado y con un tono de seriedad que hace intimidar a cualquiera. La señora de la recepción trata de acercarse a auxiliarme pero Damon la detiene con una sonrisa amable.

— Discúlpenos un momento. – se acerca amenazante dónde estoy sosteniéndome de la pared. — Si este es un truco para escapar te lo aseguro que no funcionará.

Un bombillo se enciende dando paso a una idea; con todo el dramatismo capaz de emplear, lágrimas comienzan a salir de mis ojos y me agarro la cabeza con las manos. Señora Drama me llaman. Sonrío internamente al notar que Damon cambia su rostro lleno de recelo a uno de preocupación. Idiota.

Isabella ¿Que te pasa?. – me toma del brazo y me arrastra hacia una silla cerca de una ventana, a pensar de que trata de manejar su fuerza noto la presión y la tensión que genera su agarre.

— Mi cabeza... Va a explotar. – meto mi cabeza entre mis rodillas y lucho por ser lo más convincente posible.

— Llamaré a una ambulancia. – la recepcionista se acerca con un teléfono en la mano y me extiende un vaso con agua.

— No se preocupe, en unos minutos se le pasará. Esto ocurre con frecuencia. – Damon trata de persuadir a la señora y me entrega el vaso. — Bebe.

Extiendo la mano para tomarlo pero está vez una fuerte punzada atraviesa mi cabeza y el vaso que acabo de tomar cae al suelo rompiéndose en muchos pedazos esparciendo sus cristales en el suelo; por auto-reflejo tomo mi cabeza tratando de aminorar el dolor.

— Nece... Necesito mis... Mis pastillas. – balbuceo apretando mis dientes a causa del dolor.

— ¿Pastillas? ¿Que pastillas? – el desespero se hace latente en su rostro y esta vez mi corazón se llena de preocupación. No quiero otra recaída.

La imagen de la caja de pastillas en la mesa de noche de mi habitación viene a mi mente,y la ausencia de los medicamentos en mi sistema está pasando cuentas además, las punzadas en mi cerebro se hacen más constantes. 

— Vamos a la habitación. – me toma del brazo esta vez con una delicadeza con la que cualquiera tocaría los pétalos de una rosa. — Allí mandaré a comprar tus pastillas.

Caminamos por un largo pasillo conducidos por la recepcionista quien nos guía hasta la habitación; al final del pasillo subimos al ascensor sostenida por Damon. Bajamos en la quinta planta y la habitación era casi una de las últimas. La recepcionista se retira después de entregarnos la llave además de ofrecerse a cualquier cosa que necesitaramos.




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