Tal como bailan los cabellos en libertad, se perdía la mirada con cada brisa, en aquellas palabras, frases entusiastas, llenas de sueños, dudas y miedos… eran aceptadas por mí, en un acto de fe, contando los segundos para que se hicieran realidad.
Ansiamos cambios y repetimos las vivencias de ese sentir, pero olvidamos ver la línea de la realidad, brillante y fría de momentos… así que le dije: no puedes romper mi espíritu, es mi sueño el que tomas, moldeando entre una trenza la suerte de él.
Al final, llego al suelo, buscando alguna señal, logrando despertar con lágrimas la razón… aprendí amar sobre hielo sentí, donde el frizz lastima al débil cabello y da forma en cola de esperanza.