Anhelaba poderte ver, tal sueño dorado, entrelazando nuestras manos en danza de esperanza, con pasos firmes sobre este suelo que diseñé para ti. Giraba en ambas direcciones y alcancé ver una nota, gris, con rasgos de tu olor, creí volar, dejé que mi corazón me indicara el camino y así fue, por tus líneas “no será porque nunca fue”… muy dentro de mí debí tenerlo presente, justo al cambiar el foco sería inevitable guardar mis alas, desnuda mi alma sostuvo su aliento mientras el frío recorría lo demás…
La luz se apresuró a llegar, sentía un renacer dentro de mí, con pulso apresurado, desesperado por darme amor. Comprendí desde ese instante, el amor estaba en cada latido, acompañando los míos, miré y no me sentía tan pequeña, me diste un nuevo camino, alegrías y lección de vida, cuando se ama tanto ese fluir renace desde el cambio. Así que, puedo decir, fruto de mi amor eres, gran bendición a mi vida por sentirte crecer dentro de mí, le daba gracias a Dios, por sentirte mi bebé hermoso.