My life

Capítulo 2

Imposible.

Mi “madre” ha vuelto después de cinco años.

¿Por qué se atrevió a regresar?.

¿Se habrá arrepentido?.

Ahí sentí que el enojo me controló y grité.

– ¿¡Qué está haciendo ella aquí!? – dije perdiendo el control.

– Zoey… – trató de contenerme, Abby.

– ¡ZOEY NADA! ¿¡QUÉ HACE ELLA AQUÍ?!

– He venido a ayudarte, cariño. – dijo mi madre, muy tranquila.

Tranquila…

¡Tranquila!

¡¡¿CÓMO PUEDE ESTAR TAN TRANQUILA DESPUÉS DE LO QUE HIZO?!!

Sin poder contenerme… me reí.

– ¡En serio! – dije en tono sarcástico.

– Cariño…

– ¡Cariño, nada! – grité con todas mis fuerzas, que hasta los niños empezaron a salir de sus habitaciones para saber que pasa.

– Vuelvan a sus habitaciones, no pasa nada. – dijo Abby a mis compañeras de cuarto.

– Zoey, escúchame…

– ¿¡Escucharte!? – dije incrédula – ¿Crees qué voy a escucharte después de lo que hiciste?.

– ¡ZOEY! – gritó Abby – cálmate.

Ya no quiero estar ahí, no puedo ver a mi madre y recordar lo que hizo hace 5 años, lo mal que lo pasé. Cuando me sacaron de mi departamento, cuando pasé noches difíciles porque no tenía a nadie, cuando todos mis compañeros y maestros, me miraban con lástima por lo sucedido y trataba de evitar a la psicóloga.

Todos esos recuerdos rondaban por mi mente, y me di cuenta de algo.

Estaba hiperventilando.

Tengo que salir de aquí.

Y sin más… Me eché a correr lejos de ahí.

Corrí lo más rápido que pude y llegué al único lugar donde me sentía a salvo.

Al parque.

El parque estaba, más o menos a 20 minutos caminando.

No era tan grande, pero había muchos árboles y flores que te hacían sentir tranquilidad.

Me recosté en el tronco de un árbol y lloré…

Lloré por estos cinco años.

Lloré por mi madre.

Lloré por todas las noches en las que sentía que nadie me iba a querer.

¿Tan mala hija fuí?

Lloré por las marcas que tengo en mi cuerpo, por las autolesiones que me provocaba.

Lloré todo lo que tenía que llorar.

¿Les ha pasado, que contienen sus sentimientos para que nadie se preocupe por ti y lo llevas conteniendo por mucho tiempo hasta que un día no puedes más y explotas?

Pues yo me sentía así, y no era la primera vez que represionaba mis emociones y, cuando ya no podía aguantar más… Me quebraba, y dolía.

Joder, como dolía.

Saqué mi celular y mis audífonos de mi sudadera y escuché música.

Al menos, la música era lo único que estaba para mí.

♡♡♡

No sabía cuánto tiempo estuve ahí, pero ya estaba anocheciendo.

– Zoe – escuché que una tierna voz me habló, y por cómo dijo mi nombre, se de quien se trata.

– Hola Em, – Le dije guardando mís audífonos.

Emily es mi compañera de habitación, tiene 5 años, y llegó un poco después que yo.

– ¿Puedo estar contigo? – me dijo con sus tan expresivos ojos café.

Ella era de las pocas personas que le hablaba sin sentirme incómoda u obligada. Desde que era una bebé, se encariñó conmigo, era como su hermana mayor.

Algo irónico de mi parte, porque yo no soy una persona muy afectiva.

Creo que entre una roca y tú, la roca sería más afectiva.

Ignorando todo lo demás, le respondí a Em.

– Claro – le hice un espacio a mi lado.

Se acurrucó en mi hombro y le acaricié su largo cabello rubio.

Me retracto…

– La señora que nos visitó en la tarde ¿Era tu mami?

– Si – traté de sonreír pero formé una mueca.

– ¿Cómo es?

– ¿Cómo es qué? – pregunté confusa.

– Tener una mami.

Cerré los ojos y suspiré.

Ella se merecía esa respuesta, aunque me doliera responderla.

– Pues… el tiempo que estuvo conmigo, estuvo bien.

Ella me miró expectante para que siguiera hablando.

– Te cuidaba, aunque llegara tan cansada del trabajo, siempre tenía tiempo para hablar sobre tu vida. Te ayudaba con tus tareas, se encargaba de que fueras feliz, mi primer palabra fue “mamá “pero sobretodo… Ella estaba ahí cuando lo necesitabas – sentí una lágrima rodar por mi mejilla – hasta que un día, ya no está.

Ella comprendió lo mucho me dolíó su partida, para ser tan pequeña, es muy madura para su edad.




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