My life

Capítulo 3

— ¿Estás lista? — escuché a Elizabeth hablándome desde el asiento del piloto.

Dejé las maletas en la cajuela y la cerré.

Me senté en el lado del copiloto y durante todo este trayecto, la voy a ignorar lo más posible.

Me parece justo.

Sentí como arrancó el carro e iba directo hacia mi nuevo destino.

Han pasado 30 minutos de trayecto y lamentablemente, mi paz se esfuma cuando la persona de al lado me hace una pregunta.

— Y… ¿cómo estás?.

No voltees los ojos…

No voltees los ojos…

— Bien — le respondo, tratando de cortar la conversación.

— He… visitado a tus abuelos estos meses.

De mis abuelos se poco, la última vez que los ví, fue cuando tenía cuatro años y nos fuimos de su casa en México, para irnos a Londres.

Tuve que aprender inglés en dos años, para entrar a la primaria y recibía comentarios poco agradables sobre mi país de origen.

Trato de no ser grosera y contestarle muy educadamente a Elizabeth.

— ¿En serio?.

— Si — sonó un poco decepcionada — también, volví a rentar nuestro departamento.

Alguien puede callarla, ¿por favor?.

— Ah.

Normalmente trato de esforzarme por seguir una conversión y quedarme 20 minutos pensando en que decir, pero, particularmente con ella no quiero hablar de nada.

Sin darme cuenta, ví un anillo en su dedo anular, un anillo que no había visto antes.

¿Está casada?

Me sentí como una estúpida, al ver que ella sí siguió adelante con su vida sin mí, y yo no.

Creo que a nadie le importas, querida.

Me armé de valor y le hice una pregunta …

—¿Y qué pensará tu nuevo esposo al ver que estarás ausente por unas horas?.

Veo que se tensa en su lugar, y me responde.

— Asuntos del trabajo.

Eh, ahí la respuesta a todas mis dudas. No le importo en lo absoluto.

— Bien.

Para evitar un silencio incómodo durante todo el trayecto, decidí escuchar música y estar, por lo menos, un poco relajada.

Abrí la aplicación de música y puse mi Playlist aleatoria.

En mis audífonos escuché Pompeii de Bastille, y me sentí identificada con algunas estrofas de la canción.

<< Grey clouds roll over the hills, bringing darkness from above>>.

<< But if you close your eyes, does it almost feel like nothing changed at all? >>.

<< How am I gonna be optimist about this?>>.

Cerré los ojos y disfruté la canción, antes de empezar una nueva etapa sola.

— ¡ZOEY!.

Abrí los ojos de inmediato.

— ¿¡Nos perdimos?! — dije con cierta esperanza.

— No. Ya llegamos.

Volteé rápido a ver la ventana, y efectivamente, estamos en un pueblo de toda Inglaterra, más o menos a una hora de Londres, así que, no estamos tan lejos.

Pude ver el estilo rústico de las casas y negocios, hechos de madera.

No se porque me sentí tranquila en este lugar, lo cual es muy raro, ya que, en lugares nuevos, soy más propensa a tener un ataque de ansiedad.

Pero… al ver los árboles y flores que estaban alrededor de cada calle, me sentí en paz.

— ¿Tienes miedo a las alturas?.

— ¿Qué ? — pregunté confusa.

—Vamos a tener que subir la colina para llegar al centro.

Volteé al frente, y vi que había una gran colina a unos 200 metros, y hasta arriba se veía un edificio alrededor del bosque.

¿Ese es el centro?

Creo que esto es por todas las clases de educación física que te saltaste.

Elizabeth, volvió a encender el carro, para ir cuesta arriba por la muy pequeña carretera que había en medio de la colina.

Me sentí como en una montaña rusa, ya recuerdo porque las odio.

Después de cinco minutos en los que sentí que nos íbamos a caer, llegamos al centro.

Es más grande de lo que ví hace unos minutos.

Es el único edificio de todo el pueblo, que tiene un diseño más moderno. Ventanas grandes, la fachada color gris, una gran puerta de vidrio que da a la recepción, sin contar las grandes cantidades de fauna que había alrededor.

Creo que podría vivir aquí por…

Espera…

En lo más arriba del lugar, había un cartel con el nombre del centro.

Centro Juvenil para la salud mental.

¡¿Es una broma?!.

Esto es lo más cliché y aterrador que pudiera existir. Parece el nombre de un centro psiquiátrico donde se desarrolla la historia de una película de terror.

Si te dan miedo …

Creo que ya no me gustó.

Justo en ese momento es como si prendieran un foco en mi cabeza que dijera << sobrepensar>>.

<<¿Y si es un centro psiquiátrico?>>

<< ¿Y si te encierran en una habitación con cadenas? >>.

<< ¿ Y si vas a llevar una camisa de fuerza como en las películas, y te tratan como una loca?>>.

El sonido de la cajuela cerrarse, me trajo de nuevo a la realidad.

— Respira,Zoey — Trató de calmarme Elizabeth.

Recordé los ejercicios de respiración que me dió la psicóloga escolar.

Inhala…

Sostén el aire por tres segundos…

Exhala…

Lo hice tres veces hasta que dejé de hiperventilar.

Agarré mis maletas y subí los escalones para llegar a la puerta, hasta que…

— Zoey, yo…

Nada.

Tratò de decirme algo y no tuvo el valor para contármelo.

— Adiós, Elizabeth. — Le dije sin darme la vuelta.

Y escuché como se alejaba más y más.

Y esa fué la última vez que la ví.

Suspiré y abrí la puerta para entrar a la recepción.

Se ve… ¿cómo decirlo? ¿normal?.

Paredes blancas con cuadros, piso de madera, una sala de espera, enfrente está el personal de recepción y un cartel que dice el típico “bienvenidos”.

Me acerco a recepción y con muchos nervios por hablar con alguien extraño, tengo que registrarme.

— Buenas tardes.




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