My life

Capítulo 9

— ¡AHHHHHHH!, ¡NO PUEDE SER!.

El grito de Olive hizo que me cayera al suelo y Crawford tuvo que ayudarme.

— Puedes no gritar, Olive — Dylan se tapó los oídos.

— Lo siento, es que, ¡hay ropa!.

— ¿Y eso que tiene?.

— Ughh, tu no lo entiendes — rodó los ojos — vamos, Zoey.

— ¿Yo?.

— ¡Vamos a comprar ropa! — me arrastró hasta el área juvenil.

Ella se veía muy concentrada mientras examinaba cada prenda para ver si comprarla o no.

— ¡¿Qué estás haciendo?!.

— Escogiendo mi ropa — le mostré las dos sudaderas negras.

Olive hizo una mueca.

— Sabes que me gusta la moda, ¿no? — asentí — ¿puedo escoger tu ropa?.

Abrí los ojos como platos.

¿Mi ropa es un asco?.

Al fin te das cuenta.

A veces tenía ganas de comprar ropa diferente que la misma sudadera.

— Está bien.

Olive festejó.

— ¿Qué tipo de ropa te gusta usar?.

— Jeans anchos, sudaderas, suéters y a veces blusas de manga larga.

— Bien, quédate aquí.

Me quedé parada como estúpida por cinco minutos.

Olive regresó con un kilo de ropa.

— A ver si te gustan estas. ¿Te puedo pedir un favor?.

— Claro.

— ¿Puedes cuidar mi ropa por unos minutos?, voy al área de hombres por una chaqueta que me gustó.

Asentí.

La ropa que Olive había escogido era muy hermosa. Sudaderas y suéteres de diferentes colores y estampados, los jeans de diferentes tipos y las blusas eran acorde a mi estilo.

Tendría que felicitar a Olive por esto.

Cuando Olive volvió, me fuí a los probadores.

Algo que no me gustaba de ir a comprar ropa, era verme en el espejo y que no me gustara como me veía, por eso, siempre usaba el mismo diseño.

Cuando salí, Dylan y Olive estaban afuera con sus respectivas cosas.

— ¿Lista?.

— Eso creo.

Olive me sonrió.

— ¿Cómo nos encontraste? — le pregunté al castaño.

— Ví a Olive en el área de hombres y le pregunté.

— Ok.

Pagamos nuestra ropa y fuimos a comer a un lugar vegetariano para que sea más cómodo para la rubia.

— ¿Ya fuiste a la biblioteca?.

— ¿Biblioteca?.

— Está a una cuadra de aquí.

Creo que mi entusiasmo volvió por unos segundos. Dylan lo notó.

— Ve — me susurró.

Prácticamente salí corriendo del local, llegué y ya estaba segura de que ese iba a ser mi lugar favorito.

La biblioteca era pequeña, pero rústica, al lado había una cafetería así que, definitivamente fué mi lugar favorito.

Entré y había varios pasillos marcados por género de lectura, por dentro era más amplio de lo que aparenta ser por afuera.

— ¿En qué puedo ayudarte?

Una señora de unos setenta años me preguntó: tenía el pelo casi blanco y era corto, usaba un vestido con estampado floral.

Vale, voy a tener que hablar.

¡Yo puedo!.

— ¿Libros de romance?.

— Pasillo diez — me sonrió.

No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero sentí como si mi niña interior se apoderaba de mí, mientras veía los libros con cierta emoción.

Tomé cinco y fuí a recepción.

— ¡Vaya que te gusta leer!.

Me sonrojé.

— ¿Quieres que te tramite tu tarjeta para llevarte los libros?.

— Por favor.

En lo que mi tarjeta estaba lista, supe varias cosas de ese lugar.

La propietaria, la sra. Smith, ya tenía varios años trabajando allí, la biblioteca fué un regalo de su padre y desde ahí, se quedó enamorada de este lugar, que no quería que alguien más se hiciera cargo.

— Listo, Zoey — me dió la tarjeta.

— Gracias señora Smith, creo que nos veremos muy seguido por aquí.

— Eso espero, casi nadie nuevo viene por aquí.

Asentí y me encontré a Dylan y a Olive afuera.

— Tu comida — me la pasó Dylan.

— Oh, creo que se me olvidó.

— Ya nos dimos cuenta — Olive rió.

— ¿Quieren algo de la cafetería?.

— Yooo — levanté mi mano.

— Paso está vez.

— Bien, vamos adentro — Dylan sugirió.




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