My life

Capítulo 14

—¡ZOEY!.

Me levanté cuando escuché que alguien me gritó.

— ¿Pero qué mierda? — froté mis ojos.

— ¡ZOEY HERNÀNDEZ, ABRE LA MALDITA PUERTA!.

¿Qué hora es?.

Agarré mi teléfono que estaba en mi buró y revisé la hora.

8:00 am.

¡Había dormido dos horas más!.

¡Las clases!.

Me puse la ropa que encontré en el camino, cuando ya estaba por tomar mi mochila cuando mi teléfono sonó.

Olive.

— Ho…

— ¡VAS A ABRIR LA PUERTA O LO HAGO YO!.

Tuve que alejar mi teléfono de mi oreja para no quedarme sorda.

Abrí la puerta rápidamente para que la rubia no destrozara la puerta.

La abrí y estaba una Olive muy despeinada.

— Buenos di…

— ¡No son buenos! — gritó alterada.

— Porque no estás lista para la escuela.

Me miró como si fuera un fenómeno.

Me encogí en mi lugar.

— Hoy es viernes, dijeron que no iba a haber clases porque tenían una junta.

Era cierto.

Olive empezó a reír al ver mi cara.

— ¿Qué te tiene tan distraída? — levantó y bajó las cejas.

¡Yo sé!.

Rodé los ojos.

— ¿Vas a decirme que te tiene tan alterada?.

Ella buscó en sus bolsillos su teléfono y me lo enseñó.

Isaac: ¡Hola! Yo quería ver… si, ammm, quisieras acompañarme al entrenamiento de hoy, ¡no como pareja!, sería extraño, pero… si, tu me avisas.

Abrí los ojos como platos.

Aquí había gato encerrado.

— ¿Desde cuando hablas con Isaac? — alcé una ceja — porque se ve que ya tienen mucha confianza entre ustedes.

— ¿¡Qué le digo!? — evadió el tema.

— ¿Por qué te preocupa la respuesta?.

— Porque si voy van a pensar que soy su novia y si no voy, se va a poner triste.

— ¿Quieres que te acompañe?.

Sus ojos brillaron.

— Por favor — sonrió.

— Pues vamos a desayunar.

Estaba en nuestra banca leyendo el final del libro que me tuvo tan distraída estas últimas semanas.

Olive seguía esperando por su desayuno y Crawford… no sabía.

— ¡No puede ser! — grité sin poder creerme el final.

— Veo que alguien está muy entretenida.

— ¡Al fin apareces! — fingí sorpresa al ver a Crawford enfrente de mí.

— Lo siento, los entrenamientos consumen la mayor parte del tiempo — hizo un puchero.

Rodé los ojos.

— Entiendo, ¿vas a desayunar?.

Él asintió.

— ¿Vas a decirme el por qué estabas tan emocionada con un libro?.

Bufé.

— No solo es un libro, es uno de los mejores que he leído en la vida; la trama es muy interesante, te engancha de inmediato, pueden pasar horas y no te aburres, los capítulos no se te hacen pesados, me gusta que esté narrado en tercera persona, el plot twist del final te deja perplejo, nunca esperabas que eso pasara, te dan ganas de seguir leyendo, pero tengo que esperar un año para ver la continuación — hice un puchero.

Abrí los ojos como platos.

No le acababa de soltar todo un vómito verbal a Dylan.

Oh, créeme, lo hiciste.

Lo volteé a ver y tenía una sonrisita en su rostro, marcando sus dos perfectos hoyuelos.

— ¡Lo siento tanto! — me disculpé — debió de ser tan aburrido para tí — aparté la mirada.

— No lo fué.

Dijo que…

— ¿No? — lo miré confundida.

Negó con la cabeza.

— Puedes hablarme de todos los libros que quieras, cuando lo haces, hay un brillo en tu rostro que no había visto antes — apartó la mirada, apenado — me gusta.

Me sonrojé de inmediato.

¿Por qué últimamente me sonrojo tanto?.

— Nadie me había dicho algo así.

— Pues son unos idiotas quienes te han dicho lo contrario.

Era la primera persona que le gustaba escucharme hablar sobre lo que me interesaba.

Y de alguna forma me hacía sentir especial.

— ¡Hola, mates! — saludó la rubia — perdón por llegar tarde, estaba hablando con Isaac.

— ¿Ya son novios?.

— ¡Claro que no! — empujó al castaño — solo le dije que si iba a ver el entrenamiento de la tarde.




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