My life

Capítulo 18

Advertencia: Contenido sensible relacionado con la anorexia.

Maratón 2/5

Mi celular comenzó a sonar.

Me levanté de la cama y froté mis ojos.

Agarré el aparato del buró que estaba a mi lado y ví quien me llamaba.

Olive

Mierda…

Lo desbloqueé y atendí la llamada.

—¿Olive?.

— Ayuda — se escuchó apenas un susurro, pero su voz se oía débil.

Aparté las cobijas rápidamente y me puse mis pantuflas.

Corrí hasta la habitación de Olive, y lo que me encontré, me dejó helada.

Mi amiga estaba sentada en la cama con una expresión de dolor, y estaba pálida, como la nieve.

Miré más abajo y fué ahí donde me encontré…

Sangre en las cobijas.

—¡Zoey! — gritó con dolor.

Me dirigí a su cama.

—¿Qué pasó? — traté de no sonar alarmada para no espantarla más.

— No… lo — hizo una mueca de dolor — sé.

Se le empezaron a cerrar los ojos.

La sostuve de la cabeza.

— Mírame Olive, todo va a estar bien.

Ella asintió débilmente.

Saqué mi celular de mi bolsillo del pijama y marqué el número del Sr. Jhonson.

— Ho…

— ¡Olive está muy mal! — lo interrumpí — hay sangre.

— Mantén la calma, Zoey, estoy en camino.

Minutos después, llegó Nick y varios paramédicos llevándose a Olive en una camilla.

—¿A dónde va? — pregunté alarmada.

— Al hospital.

— Yo voy — dije decidida.

— Zoey…

— Es mi amiga.

Suspiró.

— Está bien.

El sr. Jhonson me llevó en su coche y aún así, se me pasaba lento el tiempo.

Quise entrar a la par de Olive, pero me detuvieron, ya que iban a hacerle análisis y no podía entrar.

Me senté en la sala de espera con los ojos cristalizados.

Decidida llamé a Crawford.

— Crawford — dije con la voz rota.

—¿Estás bien, Zoey? — preguntó alarmado.

— Es Olive, ven al hospital, por favor, te necesito.

Jamás pensé decir esas dos palabras, pero era la verdad, lo necesitaba a él, a sus abrazos que me hacían sentir segura y protegida.

— Voy para allá.

No pasaron diez minutos, y ahí estaba Dylan, rojo por haber corrido tanto.

¿No puede ser más adorable?.

Ehemm… no acabo de decir eso.

— ¡Hey! ¿Estás bien, ella está bien? — se sentó al lado mío.

— Le están haciendo estudios — me abrazó.

— Olive es fuerte, va a estar bien.

Asentí.

Eran las tres de la mañana y se me cerraban los ojos, pero no me podía dormir hasta recibir una noticia de mi mejor amiga.

— Zoey, es mejor que duermas, te ves agotada.

Negué.

— No puedo irme, Dylan.

— Lo sé, pero al menos trata de dormir un poco — me ofreció su hombro.

Me recargué en él suavemente.

—¿Quieres que te cante?.

Lo miré con el sueño fruncido.

— ¿Desde cuándo cantas, Crawford?.

— Hay algunas cosas que no sabes sobre mí, Ir- nan-dis.

Me volví a recargar en su hombro, con el sueño venciéndome.

Me desperté por los rayos del sol.

Me levanté del incómodo asiento y me estiré.

Pude ver a Dylan dormido sobre su brazo.

Se veía tan tierno con los labios algo fruncidos, las mejillas sonrosadas y los mechones de su pelo que le caían en la cara.

Casi me hacía sonreír.

El sr. Jhonson se acercó a nosotros.

—¡Cómo está! — grité espantando a Dylan.

— Aún es de mañana, Zoey, hay pacientes durmiendo.

— Lo siento — bajé la cabeza apenada.

— Con respecto a Olive… Está bien, ahora está durmiendo.

—¿Por qué se puso así? — preguntó el castaño.

— Porque le llegó su período después de meses.

— ¿Nunca había tenido? — inquirí curiosa.

Nick negó.

— Normalmente las pacientes con TCA, no llegan a tener la menstruación, ya que su peso es bajo.




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