—¡Tú no tienes que estar ahí! — chillé agarrando el libro que estaba mal acomodado en el estante.
Terminé de acomodar mis libros y me tumbé en el piso.
Mi teléfono vibró en mi pantalón y lo desbloqueé para ver al destinatario del mensaje.
Crawford: Tengo una propuesta interesante para tí, Ir-nan-dis
Yo: Soy toda oídos, Crawford.
Crawford: En 5 minutos es la hora de la comida, ¿qué tal si nos escapamos a un lugar mejor?
Yo: ¿Y perderme la hora de comer?, ¡claro que no!.
Crawford: Vamos a comer allá 🙄
Puse los ojos en blanco, tratando de no insultarlo mentalmente.
Yo: ¿Y Olive?
Crawford: Va a estar toda la tarde ayudando a Isaac con su tarea de matemáticas
Por supuesto que lo sabía, al principio estaba molesta porque no iba a pasar la tarde con Olive.
Me quedé unos minutos pensando sobre la respuesta que le daría a Dylan; por un lado, podría quedarme todo el día viendo una película en el sofá; por el otro, pasaría toda la tarde con Crawford, eso quería decir que pasaría todo el tiempo evitando todas las sensaciones de mi cuerpo al estar con él.
La vibración del celular me sacó de mi dilema.
Crawford: Está bien si no quieres ir…
Sonreí y tecleé la respuesta.
Yo: ¿En dónde nos vemos?
Crawford: Paso por tí en 5 minutos
Apagué mi celular y emití un chillido entusiasmado.
Me paré para verme al espejo y me dí cuenta de algo muy importante.
Seguía llevando pijama.
Oh no.
Grandiosa primera cita.
Oh no, oh no, oh no.
Abrí los ojos como platos y me dispuse a escoger cualquier prenda de mi guardarropa.
— ¡Ojalá esta vez si llegues tarde, Dylan Crawford! — grité quitándome el pijama.
Me cambié lo más rápido que pude, para después cepillar mi cabello y acomodarlo para que no tuviera frizz.
Me ví por última vez en el espejo, acomodando mi vestido rojo de cuadros. Usualmente, no me ponía vestidos, pero tampoco me desagradaban.
Chequé la hora en mi celular y ya era tarde.
Decidí arriesgarme y no llevar mi totebag esa vez.
Me eché perfume y salí de mi habitación lo más rápido que pude.
Abrí la puerta y allí estaba Crawford.
—¿Y decías que yo llegaba tarde? — enarcó una ceja.
— Me tomaste por sorpresa.
Cerré la puerta y empecé a caminar hasta que una mano me detuvo.
— Primero tienes que ponerte esto — sacó del bolsillo de su sudadera una pañuelo para vendarme los ojos.
— No.
— ¡Es una sorpresa! — hizo un puchero — prometo no hacer nada que te asuste.
— Está bien — acepté a regañadientes.
Se puso atrás de mi y a continuación ví negro.
—Confía en mí.
Te confiaría mi vida entera.
Me tomó de la mano y empezamos a avanzar, podía sentir cuando dábamos vueltas en el camino. Íbamos un poco más lento de lo habitual, Dylan no quería que me pasase nada.
Después de varios minutos de caminar y de mucha incertidumbre, ví que alejó su mano y sentí de inmediato frío al no tener su tacto. Escuché como sonaba que cortaban una cerca.
—¡Dylan! — entré en pánico porque sabía que eso era ilegal.
— No te preocupes, ya lo he hecho antes.
—¡ESO NO ME CALMA NADA, DYLAN CRAWFORD!.
— Wow, es la primera vez que escucho que me llamas por mi nombre completo, debes de estar enojada.
—¡Esto es ilegal! podrían arrestarnos.
— A veces hay que tomar riesgos.
Volvió a tomar mi mano y me tuve que agachar para no cortarme con la cerca de hierro.
Pude sentir pasto, y un olor agradable, pero no tenía ni idea en donde podíamos estar.
Caminamos un poco más y nos detuvimos.
— Voy a quitarte la venda.
Me adapté a la luz, y lo que ví me dejó maravillada.
Era un jardín inmenso lleno de flores de varios colores; había árboles y varios pájaros habitando allí; a lo lejos se podía ver un lago, y más allá un universo de naturaleza.
Me sentía en paz; en un día de primavera estando con las personas que amas. Esto era completamente irreal, era un ambiente tan étero que me puse a llorar.
—¿Qué te parece? — escuché esa voz tan conocida a mi lado.
— Es hermoso — lo miré con mis ojos cristalizados.