Nadie sabe lo que va a pasar mañana

Introducción

Si hay algo de lo que no tengo dudas, es que el mundo gira en sentido contrario, patas arriba. Donde la luz no existe.”

Kindstewar.

Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”

San Juan 8:12 (R-V1960).

Vivimos tiempos oscuros: un nuevo orden mundial se asoma, con una única moneda virtual, una única religión, entretenimiento vacío, sed de poder y riquezas. Muchos, sin darse cuenta, están siendo moldeados por intereses ocultos. Somos influenciados a vivir según el sistema que las élites han diseñado: control mental, distracción, vanidad y una carrera interminable que no lleva a ninguna parte.

“Nadie sabe lo que va a pasar mañana”, y sin embargo, si abrimos los ojos al presente, notaremos que vamos directo a la perdición. Lo que hoy vemos, mañana será diez veces peor. Por eso, es urgente despertar al amor, a la verdad, y a las cosas sencillas y hermosas que Dios nos da. Pero más aún: es vital redescubrir lo que el mundo ha tratado de ocultar, distorsionar y silenciar por siglos — el evangelio de Jesucristo, nuestro único Dios y Salvador.

Él es la única salida, el único camino hacia la paz verdadera y la salvación. Porque aunque el mundo parezca perdido, aún hay esperanza. Mientras haya vida, hay oportunidad. Como dijo Jesús: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32)

«...Cuando Jesús fue tentado (Mateo 4:8–11), quedó claro que Satanás tiene poder sobre los reinos de la tierra. Y hoy, vemos cómo ese poder ha sido entregado a líderes, artistas, medios de comunicación y empresarios que, a cambio de vanidades y fama, han sido instrumentos de oscuridad. (Efesios 5:11–12)

Dios, conociendo nuestra fragilidad ante los placeres del mundo —la vanidad, el poder, el entretenimiento vacío—, se manifestó en carne para traernos luz. Nos llama a despertar del sueño espiritual:
“Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” (Efesios 5:14)

Por eso escribo este libro. Para compartir verdades que muchos han querido silenciar. Para alertar sobre lo que ocurre ahora y lo que vendrá. Pero, sobre todo, para recordarte que Jesús no obliga: Él llama, y deja en tus manos la decisión de abrirle la puerta.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20)

Dios te ama. Murió por ti, fue escupido, golpeado, y molido por nuestras rebeliones. Hoy puedes entregarle tu vida, salir de la oscuridad y caminar hacia la vida eterna. “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados.” (Hechos 2:38)

Este libro es una invitación a conocer la verdad que transforma. Porque, aunque el mundo se caiga a pedazos, en Cristo hay vida, hay luz… y hay esperanza.

Dios te bendiga, querido lector.




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