No era de sorprender que nada en mí vida saliera como esperaba. Mucho después de la cena, todos imaginamos que Mary se presentaría con sus hijos al día siguiente por la mañana, ya que ella siempre llegaba en plena nochebuena, sin embargo, nos sorprendió a todos apareciendo en la puerta con sus dos hijos, Alba y Spencer, a eso súmale un inquilino más con el que ninguno contábamos. El nuevo novio de mi hermana.
—¿Ustedes estaban enterados de ello? —le pregunto a mi hermano y su esposa, quienes niegan.
—¿Y tú? —pregunta Evan y niego. Al parecer ni nuestros padres lo sabían.
Todos nos encontrábamos sentados en los sillones bebiendo un poco de chocolate caliente, Mary y su novio que responde al nombre de Ron, nos observaban tensos e incomodos.
—¿Cuándo fue que llegaste, Chris? —pregunta mi hermana en su dirección, Chris se encuentra sentado a mi lado, su cuerpo está rígido e intenta mantener la compostura ante la incómoda situación.
—Hace un par de horas.
Se limita responder de manera cortés.
—Bien, Jordan y yo hemos hablado un poco sobre el asunto familiar. —dice mamá cuando se acercan hacia donde todos nos encontramos. Las miradas de todos se posan sobre ellos, mamá sonríe con un aire esperanzador—. Bien, teniendo en cuenta que solo tenemos tres recamaras y somos bastantes, tendremos que hacer un reacomodo.
Nos explica y Jordan asiente para explicar el resto.
—Evan y Evangelina, se mantendrán en la habitación de Evan junto con Charles y los niños, Mary y Ron en la habitación de huéspedes, también con los niños y... —la mirada de Jordan y mamá se dirigen en dirección a Chris y a mí—. Me temo que Mía y Chris también se verán en necesidad de compartir habitación.
—¡¿Qué?!
Soltamos los dos al mismo tiempo y compartimos una mirada de pánico.
¿Lo decían en serio? ¿Querían que compartiera habitación con Chris? ¿Era una especie de broma?
A juzgar por las miradas que ambos me ofrecen me dejan en claro que no están mintiendo y hablan muy en serio.
—Pero... —comienzo a protestar con gran descontento—. ¿Por qué no se queda en la sala? Hay suficiente espacio para que se quede aquí y...
—Mía, no creo que compartir habitación con Chris vaya a ser un gran problema. —sentencia mamá con seriedad—. Le tenderemos un colchón inflable a Chris.
—Gracias por la oferta Deborah, pero sí todos están más cómodos en que yo me vaya a un hotel, creo que....
—No, de ninguna manera. Ya está decidido. Nadie se irá.
Afirma Jordan con gran seriedad. Todos asentimos al final de unos intensos segundos.
—Bien, ¿Por qué no nos instalamos ahora? —sugiere mamá—. Ya es algo tarde y todos deben de estar muy cansados, han viajado hasta aquí y deben descansar.
***
Media hora más tarde, me encuentro sentada sobre mi cama de brazos cruzados observando a Evan y Chris inflar un colchón de aire. Me he puesto la vieja pijama que había en mi antigua habitación —lastimosamente, apenas me queda y se me ciñe al cuerpo, cosa que no me agrada—, por desgracia, he venido hasta aquí sin ninguna de mis pertenencias y teniendo en cuenta que ya no vivo más en casa de mis padres, todo lo que hay aquí es ropa vieja y gastada que ya no he usado en años y difícilmente me queda.
Estoy molesta conmigo misma por viajar sin mi equipaje, todo gracias a que no tuve tiempo de llegar a mi departamento y empacar.
Para cuando Evan y Chris terminan de inflar el colchón y mi hermano nos deja solos, Chris ya se ha puesto el pijama y apaga las luces de la habitación antes de acostarse en el colchón, comienzo a escuchar el ruido que este emite mientras su cuerpo se acomoda y un bufido de irritación se me escapa.
—¿Puedes dejar de moverte?
Protesto cubriendo mi cara con las manos.
—Lo siento, es solo que... —continúa moviéndose y emitiendo un irritante sonido—. Estoy intentando encontrar un lado cómodo para dormir.
—Ya veo —digo con ironía—. ¿Pero hay necesidad de hacer tanto ruido en el proceso?
—Lo siento —vuelve a repetir y está vez deja de moverse. Un leve silencio hay a nuestro alrededor—. Gracias por permitirme quedarme.
Dice rompiendo el silencio entre los dos. Las comisuras de mis labios se alzan levemente aprovechando que no puede verme.
—No tienes qué agradecerme, ha sido idea de mis padres. A mí nunca se me hubiera ocurrido —y es en parte cierto. Si fuera por mi creo que hubiésemos estado ahora mismo continuaríamos buscando un hotel.
Lo escucho reír por lo bajo.
—Bueno, lo digo en serio —habla de nuevo—. Aprecio que me dejan pasar la navidad aquí, significa mucho para mí.
Entiendo a qué se refiere, a nadie le gusta pasar navidad por su cuenta y dado que Chris recién acababa de llegar a la ciudad, estaría solo para navidad y ahora, gracias a mi familia, tendría donde pasar la noche.
—¿Puedo preguntarte algo? —inquiero luego de un tiempo, un gruñido sale de él, seguramente estaba quedándose dormido.
—¿Sí?
—¿Realmente nunca te dijeron que sería tu nueva secretaria?
Se toma aproximadamente un minuto para responder.
—Solo me dijeron que mi nueva secretaria estaba recomendada por el antiguo jefe y que se llamaba Mía —murmura en caso un susurro—. Para serte sincero, cuando escuché tu nombre, pensé en ti, pero jamás imaginé que serías tú, de haber escuchado tu apellido tendría más sentido, realmente fue una coincidencia.
—Bien, a mí tampoco me dijeron tú nombre.
Y culpo a Rowan por no hacerlo.
—Supongo que fue...
Hace una larga pausa pensando bien qué decir.
—¿Una coincidencia? —sugiero—. Nunca pensé que volvería a verte, es increíble.
—Tampoco yo, creí que tú y yo solo éramos... pasado. —se atreve a decir y si soy sincera, también yo lo creía de esa forma, sin embargo, aquí estábamos de nuevo, bajo el techo de mi habitación, los dos conversando en medio de la noche. Los recuerdos felices que pasamos juntos cruzan por mi cabeza e inconscientemente me veo sonriendo, por mucho que haya estado molesta por lo que pasó con los dos, Chris fue un buen chico—. ¿Ha habido alguien más en tu vida?