Navidad con mi jefe

Capítulo 9

Salgo de la casa en busca de Chris, hace frío debido a que ya el sol se ha metido. No hace falta que camine mucho porque veo a Chris a pocos metros de la entrada de la casa caminando de un lado a otro, luce pensativo.

—¿Chris...?

Me atrevo a mencionar su nombre cuando bajo los escalones para llegar a él, quien se detiene en seco y me mira con un poco de preocupación.

—Lo siento.

Es lo único que suelta y se queda callado por un largo tiempo que se siente un poco eterno, decido caminar hacia los escalones de casa y sentarme en ellos, luego palmeo a mi lado y él duda en acercarse y sentarse por unos segundos antes de hacerlo, al sentarse, su cuerpo expulsa un suspiro sumamente cansado.

—¿Y bien?

Inquiero tiempo después, Chris vuelve a suspirar, me da una mirada obligándome a no desviar la vista de él.

—Te he mentido, lo siento Mía.

—No lo entiendo.

Y es verdad, no sé en qué ha mentido, Chris se toma su tiempo para responder, en un gesto nervioso se pasa las manos por sus muslos.

—Sabía que eras la secretaria de la empresa y le pedí a tu antiguo jefe que te me ayudara a que te quedarás.

—¿Qué?

Frunzo el ceño intentando analizar su rostro, esperando a que sea una broma, pero luce serio.

—Pensé que, si yo te lo pedía en persona, me rechazarías de inmediato o aun peor, pedirías alguna renuncia o algo por el estilo.

Dice esto con cierta pesadez.

—Creo que lo último lo hubiera hecho. —asiento, porque sé que, si me hubiese enterado de que Chris vendría, hubiese buscado una manera de librarme de él, renunciar siempre sería una de esas opciones.

—¿Lo ves? Aun te conozco para saber qué es lo que pasaría por tu mente.

Me tenso porque creo que es un poco cierto. De nuevo hay un pequeño silencio y soy yo quien suspira pesadamente.

—Aun así, esto no tiene mucho sentido —me veo negando—. ¿Pelearte con Evan?

—¿Qué te digo? Es tu hermano, te quiere y entiendo que no quiera que entre a tu vida de nuevo, sé que te lastimé.

Niego.

—Ya ha pasado tiempo. Sí, te fuiste sin decirme exactamente que te irías y eso me dolió, pero no te guardo rencor, sabes que no lo hago.

—Bueno, hubiese sido mejor que sí ¿no? Porque no puedo evitarlo más.

—¿Evitar qué?

Busco una respuesta en su mirada, Chris vuelve a tomarse su tiempo antes de responder.

—Antes de llegar aquí, aún tenía viejos recuerdos de nosotros dos —juega con sus manos nerviosamente y suelta una risita seca—. No voy a negarte que hubo otras mujeres con las que intenté tener alguna relación, pero por alguna extraña razón, seguía recordándote, pensando en qué sería de ti y que hubiese pasado si yo no me hubiese marchado. Tienes una manera muy peculiar de conquistar el corazón de alguien, Mia.

Trago con fuerza el repentino nudo que se me ha formado en la garganta, estoy sorprendida de lo que acaba de confesarme. A veces también pensaba en él, es como si aun cuando el tiempo nos había distanciado, el viejo recuerdo se rehusaba en convertirse en olvido.

Me toma mucho tiempo poder hacer un comentario al respecto.

—¿Qué puedo decirte? —me encojo de hombros—. Tampoco te he olvidado por completo.

—Supongo que es bueno saberlo —atisbo una pequeña sonrisa en sus labios que decae segundos después—. Pero lo digo en serio, eres alguien difícil de olvidar y luego esto...

Alza un poco las manos al aire y las deja caer.

—¿Qué hay con esto?

—Escucha, una de las tantas razones por las que acepté el trabajo no solo fue por el puesto sino por ti, me dije a mi mismo que sí te veía de nuevo, quizás era lo justo para poder olvidarte y seguir adelante con mi vida pero desde que te vi en el aeropuerto, supe que no puedo, aún siento algo por ti, Mia —sus palabras suenan sinceras y su mirada aun luce más, lo que provoca un revuelo en mi interior y un sentimiento que he estado tratando de evadir desde que lo vi en el aeropuerto, Chris se remueve en su asiento, se acerca un poco más a mí—. Sé que hubo una historia entre los dos que ambos dimos por terminada hace años, pero cuando te besé en tu habitación, espero no ser el único que sintió que podríamos construir una nueva historia.

—Chris...

Menciono su nombre con cautela, antes de que pueda decir algo, él se apresura hablar.

—Tranquila, entiendo que no quieras nada, lo respeto por completo, pero no creo que pueda quedarme a pasar el resto de la velada aquí contigo y tu familia, no cuando en lo único que pienso es en que te quiero en mi vida de nuevo... como ya te dije, tiene una manera peculiar de conquistar a alguien y aun con el pasar de los años, incluso en un corto tiempo, has conseguido conquistarme. Yo, yo solo quería que...

No lo dejo terminar porque tengo el impulso de tomar su rostro con ambas manos y besarlo, Chris le toma por sorpresa, pero no tarda mucho en responder el beso y apegarme más a él, al principio parece un beso hambriento que poco a poco va tomando un rumbo más ligero y tierno que consigue provocarme quizás mariposas en el estómago como si fuese de nuevo una adolescente.

Nos besamos hasta que ambos sentimos que no podemos más y nos debemos separar.

—¿Qué significa eso?

Pregunta a pocos centímetros de mi boca, su mano está en mi mejilla y su mirada busca una respuesta en la mía.

Sé bien que se refiere al beso, mi mirada se baja a sus labios rosados y un tanto hinchados, quiero volver a besarlos.

Vuelvo a mirar a sus ojos.

—Que también siento algo por ti, Chris.

Me atrevo a admitirlo en voz alta, su mirada se llena de asombro y su repentina sonrisa es de alegría, no duda en demostrármelo volviéndome a besar, está vez es un beso corto y tierno, nos separamos a causa de la risita que se le escapa.

—Oh Dios, tenía miedo de que tu respuesta diferente —dice más para sí mismo, de nuevo ríe y me uno a su risita—. Me alegra que el sentimiento sea reciproco.

—También yo.




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