Necesito que me ames

Capítulo 20

Clayton

Me despierto sobresaltando, Lily apoya la mano en mi hombro y me pide que haga silencio.

Amaris está dormida sobre mí y Caleb sobre Lily. Se supone que ellos deberían dormir con la película y creo que me dormí antes que ellos.

Resulto que la película era sobre hadas y aunque no parecía aburrida, debí quedarme dormido en algún momento. No es raro en mí, suelo dormirme en cualquier película que no sea de acción, incluso duermo en las de terror.

Algunos se tapan los ojos en las de terror, yo me duermo.

Lily se levanta cuidando de no despertar a su hijo y yo me levanto para no despertar a Amaris.

—Iré a acostar a Caleb y regreso por Amaris.

—No, deja, yo llevo a la mini pelirroja a su cama, así no bajas de nuevo.

Ella sonríe.

Tomo a Amaris y la acomodo como a un saco de papas en mi hombro, ella ni se mueve. Lily no exageró al decir que su hermana duerme como tronco.

Salgo de la sala y subo las escaleras asegurándome de no golpearle la cabeza contra nada. Emir golpeó la de su sobrino sin querer, yo lo vi y en aquel momento me dio risa, mas no me daría risa si golpeara la de la mini pelirroja. A Lily tampoco le daría risa y no quiero arriesgar a que ella se arrepienta de acostarse conmigo por ser un bruto con su hija.

Entro en la habitación, la acuesto en la cama y tapo su cuerpo hasta el cuello. ¿Tengo que sacarle los zapatos? Yo creo que sí.

—¿Todo en orden? —musita Lily en voz baja entrando en la habitación.

—Estaba pensando si debo quitarle los zapatos.

Ella ríe y se adelanta a hacer eso, luego baja un poco el cubrecama y coloca un hada de trapo al lado de ella.

Recuerdo que ella me dijo que le gustaba tomar el té con las muñecas y no tenía muchas muñecas.

Miro la habitación. Hay dos muñecas sobre el mueble de la habitación y dos osos. En el escritorio hay varios libros y fotos.

¿Sería raro comprarle juguetes? Después de todo es una niña.

—Listo.

Salgo de la habitación seguido de Lily, ella cierra la puerta y suspira. De pronto me doy cuenta de que los niños están dormidos y tenemos vía libre.

—¿Ya podemos ir a la cama?

Ella ríe, agarra mi mano y dejo que me guíe a mi habitación. Apenas cruzamos la puerta, deja el monitor de bebé sobre el mueble y me besa con deseo, pasión y todos los sinónimos que se les ocurran.

Esta mujer me tiene loco y el deseo que siento es tan intenso que no lo comprendo ni quiero comprender, solo dejarme llevar.

Caemos en la cama sin dejar de besarnos y quitándonos la ropa. Alzo la mirada y me encuentro con sus ojos azules encendidos por la pasión.

—¿Estás segura?

—¿Estás dudando?

—No quiero que mañana despiertes arrepentida por haber cedido. Tenemos muchos meses de matrimonio falso y mañana debemos comer con mi familia. Tampoco deseo que tires cosas a mi cabeza.

Ella dibuja una sonrisa preciosa y acaricia mi mejilla.

—Si estuviera ebria sería otro caso, pero estoy sobria—mete las manos por debajo de mi remera y la levanta—. Ahora menos charla y más acción. Quiero ver si mentías o no con que tendría la mejor noche de mi vida.

Termino por quitarme la remera y vuelvo a besarla.

 

 

Me despierto y salgo de la cama de un salto.

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Hay un terremoto? —miro para todos lados.

—No, lo siento, me desperté alterada porque son las seis de la mañana.

Miro a Lily y recuerdo que pasamos la noche juntos. No sé en qué momento ambos caímos rendidos y nos quedamos dormidos, pero sé que dormí como nunca en toda la noche.

—Es temprano—exclamo y regreso a la cama—. Ven a dormir.

—No…

—¿Estás arrepentida? —cuestiono incorporándome

Ella ríe, termina de vestirse y se sienta en la cama.

—No lo estoy. No quiero que los niños se enteren. Le dijimos a Amaris que esto es un trato de negocios y que descubra que nos acostamos juntos será hacerle un lío mental.

Me acuesto de nuevo y cierro los ojos.

—Sí, tienes razón. ¿Seguiremos acostándonos juntos o será algo de una noche?

—¿Quieres seguir?

—Claro—abro los ojos—. Si tú quieres.

—Con unas reglas.

—Amas las reglas. ¿No?

Me tira la almohada y río.

—Comenzamos por exclusividad. No me acostaré contigo si te andas acostando con otras; lo mantendremos en secreto, lo que significa que fuera de la habitación seguiremos como si nada; no mezclaremos esto con el acuerdo y en el momento del divorcio no habrá reclamos ni nada parecido.




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