Clayton
—¿Estás seguro de esto? Yo no estoy segura.
Su cara de espanto me hace reír.
—Nos tiraremos juntos y ante cualquier cosa abajo hay un colchón inflable.
—Nunca quise ser una doble de acción y menos una doble estrellada.
Suelto una carcajada al mismo tiempo que el instructor la tranquiliza.
—Ven—la abrazo de la cintura—lo haremos juntos, nada más confía en mí.
Me abraza con fuerza y cierra los ojos.
—Estoy lista. Si muero, te mato.
—Si estás muerta no puedes matarme, de todas maneras yo estaría muerto también.
—Como sea, terminemos con esto así podemos ir a comer, si es que no morimos antes. Si eso pasa, te torturaré en el más allá.
Miro hacia abajo, rodeo el cuerpo de Lily brindándole seguridad y apoyo, y nos lanzamos al vacío. Lily grita tan fuerte que creo que se rompió uno de mis tímpanos.
Nos quedamos colgando durante unos segundos, Lily abre los ojos y manifiesta lo genial que esto y que estar colgados de cabeza no es bueno durante mucho tiempo.
El instructor nos baja, caemos sobre el colchón de acción, llego al piso y la ayudo a ella a bajar.
—¿Estás bien?
—Estoy genial—dice riendo y sacudiendo el cuerpo—. Lo haría de nuevo y sola… —mira hacia arriba—. Okay, estoy mintiendo, no lo haría de nuevo.
Tomo su mano riendo.
—Estuviste bien, la próxima grita menos.
Nos quitamos el equipo y vamos por algo de comer y de tomar.
Lily no se detiene ante nada. Antes de lanzarnos, probó todo lo demás. Desde palestra, a saltar en el trampolín de adultos y a la guerra de pinturas.
Parece una niña con cara de feliz cumpleaños y es lindo ver ese lado suyo.
Pedimos hot dog y refrescos. Nos sentamos en una de las mesas del tráiler de comida y disfrutamos de un momento de descanso saciando nuestros estómagos.
—Al final terminaste disfrutando más que yo.
—No hay dudas de que estuve viviendo dentro de un termo toda mi vida. No sé como conocía este lugar. Es como un parque de aventuras extremas.
—Me gusta venir de vez en cada vez que necesito despejar la mente y no tengo ganas de encerrarme en el gimnasio.
—¿Cómo conociste el lugar?
—Por Emir. Él hace parkour y uno de sus compañeros deportistas le señaló el lugar.
—¿Parkour es el deporte ese donde saltan por todos lados?
—Sí.
—¿Tú haces eso?
Niego con la cabeza y le doy un trago a la bebida.
—No, no es mi estilo. Me gustan los deportes de aventura como escalar, pero ir por ahí saltando no es para mí.
—¿A cuántas chicas has traído?
—Eres la primera.
—¿De verdad?
Me inclino hacia atrás y cruzo las piernas.
—Sí. A mi exnovia no le hubiera gustado y las otras mujeres eran relaciones sexuales, nada más que eso.
—Conmigo también tienes una relación de ese tipo ahora.
—Eres mi esposa falsa—reímos—. Podrías convertirte en mi primera amiga mujer.
—¿No has tenido amigas mujeres?
—Lo intenté, luego me acostaba con ellas y ya no querían ser mis amigas.
Lily niega con la cabeza riendo y termina su hot dog.
Me gusta que sea fácil hablar con ella.
No se complica la vida con tonterías sin importancia y disfruta de una comida simple como un hot dog.
—¿Cuál es tu historia?
—¿Por qué quieres saber?
Me encojo de hombros.
—Sabes mi historia gracias a mi familia que no se calla nada, hasta me viste desnudo de bebé por cortesía de mi abuela que aún guarda fotos antiguas.
Termina de tragar.
—También te he visto desnudo de adulto.
—Soy mucho más atractivo ahora. Los rollos se fueron.
Ríe
—No hay mucho que contar. Mis padres eran personas normales que trabajaban mucho para que no nos faltara nada. No fui la chica popular de la escuela, ni la rara ni nada de eso. Era una sin categoría que se la pasaba estudiando para conseguir una beca universitaria, así que no iba mucho a fiestas. En la Universidad me enfoqué en estudiar y trabajaba a medio tiempo, pues al nacer Amaris los gastos aumentaron para mis padres. Me fui a vivir con una compañera, asistí alguna que otra fiesta, tuve aventuras hasta que conocí a Leo y comenzamos una relación.
»Todo iba bien en la universidad, en mi relación y en el trabajo cuando quedé embarazada, él me dejó sola y después sucedió el accidente. Fue un giro de ciento ochenta grados.