Necesito que me ames

Capítulo 27

Clayton

Al llegar a casa me encuentro a mi amigo Emir cargando a Caleb y haciéndolo jugar. Él lo agarra con confianza y lo levanta hacia arriba sin ningún miedo gracias a la práctica que adquirió con sus sobrinos.

Mi madre y Amaris se encuentran tocando alguna canción en el piano. Lily está sentada al lado de mi amigo balanceando un juguete sobre el rostro de Caleb.

No sé porque me produce algo extraño en el estómago al ver a mi mejor amigo y a mi esposa falsa tan cerca el uno del otro y mostrándose en confianza cuando apenas se han visto en contadas ocasiones.

Charlotte hace notar mi presencia cuando pasa a mi lado con una bandeja de café y pregunta si deseo cenar.

Amaris es la primera en correr hacia mí.

—Clayton, ¿ya terminaste de trabajar?

Le sonrío a la mini pelirroja.

—Sí, por hoy sí.

Le digo a Charlotte que no deseo comer nada mientras saludo a mi madre.

—No seas como tu abuelo que le pasaba en la empresa. Sé como tu padre. —reclama mamá.

—Madre, falta poco para la vendimia y todo se complica más en estas fechas. Organizar un festival lleva meses y hay que estar encima.

Emir acomoda a Caleb en sus piernas y me saluda con un choque de puños. Lily me brinda una sonrisa, y como mi madre es la única que está presente que no sabe sobre mi falso matrimonio, me inclino hacia adelante y beso a Lily en los labios para luego sentarme a su lado.

Mi madre está a espaldas de nosotros, pero me sirve de excusa para estar cerca de ella sin que nadie diga nada.

Caleb gatea sobre Lily hasta llegar a mí, apoya sus manos en mis piernas y me brinda una sonrisa que llega a mi corazón. Lo tomo en brazos dejándolo explorar mi rostro como suele hacerlo.

—Oh te extrañó. —exclama Emir con una sonrisa.

—Sí. ¿Qué haces aquí, Emir?

—Me trajo a casa porque se me pinchó la goma del vehículo. —responde Lily.

—Y me invitaron a cenar a modo de agradecimiento y no pude decir que no. Nunca digo que no a una comida casera y menos si cocina tu madre.

Asiento y miro a la mini pelirroja que se ha vuelto a sentar en el piano.

—¿Cómo te fue, Amaris? Mamá me dijo que diste un buen espectáculo.

La niña voltea.

—Me equivoqué en una nota por estar nerviosa, pedí disculpas y me dijeron que no pasaba nada. Se sorprendieron al saber que empecé hace poco tocar el piano y pude tocar una canción no muy fácil para alguien de mi edad.

—Me consta—agrega mamá—. Ya tiene la beca, estoy segura. La próxima semana cuando reciba la confirmación definitiva estaremos celebrando.

—Yo preferiría que olvidemos el tema hasta que envíen el correo—pide Amaris—. Ya hice los exámenes y la entrevista, ahora me enfocaré en mi vida normal hasta obtener una respuesta de la academia.

Las manifestaciones adultas de Amaris ya no me sorprenden.

Emir hace una mueca en la cabeza, dejando claro que no estaba exagerando como él pensó luego de que le conté como era Amaris.

En ocasiones actúa como una niña de su edad jugando con las muñecas, con su sobrino o haciendo galletas. Otras veces su forma de hablar es la de una adulta.

—Ya es tarde. Es hora de dormir. —digo.

Caleb se acomoda en mis brazos, apoya la cabeza en mi pecho y observo que sus ojos comienzan a cerrarse. Él si entiende y actúa rápido. Me alegra que esté de mi lado.

Lo único que deseo es que todos se vayan y estar a solas con Lily. Hoy necesito de su cuerpo.

Lily acompaña a Emir y a mamá a salida luego de saludarlos, yo me quedo quieto para no molestar a Caleb.

Amaris se arrima a mí, lleva puesta el pijama rosa con corazones y esconde las manos y parte de los brazos en su espalda.

—¿Tienes intención de volver el matrimonio falso en uno real?

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque no has pasado mucho tiempo con nosotros. Y si no quieres enamorarte de mi hermana, deberías ayudar a tu amigo Emir para que lo haga.

Me incorporo casi olvidándome que Caleb está en mis brazos, mas él apenas se mueve.

—¿Emir dijo algo?

—No. Él es agradable y sabe de niños. Te quiero a ti de cuñado, pero si no quieres, no me importaría que fuera él.

—¿Por qué estás empeñada en que tu hermana tenga una pareja? Es independiente y no necesita a un hombre para salir adelante.

Amaris frunce el entrecejo y deja caer los brazos a los costados de su cuerpo con pesar.

—Ya lo sé. No quiero que tenga un esposo para que la mantenga, sino para que sea feliz y no esté sola. Yo sé que Caleb y yo la hacemos feliz, pero no es lo mismo que un hombre. Nosotros vamos a crecer y nos vamos a ir a hacer nuestra vida, y ella necesita a alguien que se quede a su lado siempre por más que la visitaremos. En lo posible que sea un buen hombre que nos agrade.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.