Clayton
—No digas nada y disfruta—dice Charlotte tomando a Lily del brazo y guiándola al sofá—. Es tan romántico.
Estoy nervioso. Espero no olvidarme la letra de la canción y Lily no note mi desafinación.
Empiezo a tocar la guitarra, Amaris se une a mí en el piano y le hago señas a Emir para que mueva la pandereta, este niega con la cabeza.
—¡Hazlo o te la ves conmigo! —le dice Amaris poniendo su mirada intensa sobre él.
Lily se lleva la mano a la boca ahogando una carcajada.
—¡Esperen! Lo están arruinando—exclamo—. Vamos de nuevo—miro a mi amigo—. Mueve la pandereta como te enseñó Amaris. Csleb, puedes tocar tu sonajero.
Mi hijo lo golpea contra su correlato. Hasta él entendió mejor que mi amigo.
Charlotte se levanta y le quita la pandereta a Emir.
—Ya lo hago yo. Aprende de Caleb.
El aludido vuelve a sacudir su sonajero.
Lily suelta una carcajada. No sé si es bueno o no que se ría. No importa. Cantaré igual aunque deba hacerlo solo.
Comenzamos de nuevo. Yo con la guitarra, Amaris se une a mí al mismo tiempo que Charlotte con la pandereta, Emir se queda parado como estatua esperando el estribillo para cantar. Si es que canta.
Dejo de mirarlos, me concentro en los hermosos ojos azules de Lily que están brillosos, ya no están apagados como lo estuvieron estos últimos días.
Canto sintiéndome con Frank Sinatra, ni sé si es buena comparación, pero lo hago, Emir se une a mí en el coro y le agradezco que no me dejara solo.
Lily se queda quieta en el sofá con la mirada fija en mí y de repente todo a nuestro alrededor desaparece por completo. Somos ella y yo.
Canto horrible, no lo puedo negar, mas lo hago desde el fondo de mi corazón intentando mostrar mis sentimientos y expresar cada palabra.
En el programa La voz Australia los coaches solían decir que cuando se cantaba desde el fondo del corazón y sintiendo la canción, los errores y desafinaciones pasaban a segundo plano. Espero que este sea el caso.
—Loving you whether, whether times are good or bad (Amarte ya sea que los tiempos sean buenos o malos)—la canción termina y Lily está llorando—. Espero que no llores de lo mal que lo hicimos.
El sonido de un golpe nos hace voltear hacia el corralito donde Caleb está “preso”. Él está riendo y moviendo sus piecitos.
Al menos a él le gustó.
—Ya perdónalo, Lily, me cansé de escucharlo—pide Emir—. Nunca le cantó a nadie. Ni sabía que tocaba la guitarra.
—Cantó mal. Desafinó y se adelantó en algunas partes—dice Amaris—. Te ama lo suficiente para hacer el ridículo—le sonrío a Amaris por sus palabras—. Es un tonto y le faltan algunos tornillos…
—Bueno, venía bien hablando Amaris—exclamo—. Ya tenía que resaltar mis defectos…
—No terminé de hablar—me corta mi mini cuñada—. Bien, como decía. Es un tonto, pero te ama de verdad y estoy segura de que aprendió la lección. Por favor, Lily, deja de hacerlo sufrir y deja de sufrir tú, y estén juntos.
—Baboluo… —dice Caleb desde su corral y golpea el sonajero. Él quiere seguir con la banda.
—Dijo que me perdones. —exclamo señalando a Caleb.
—Creo que quiere comer—expresa Amaris y le doy unas palmadas en el hombro—. Lily lo conoce desde que nació, sabe si está mintiendo.
La risa de Lily nos hace callar a todos.
—¿Es bueno que se ría? —pregunto a Amaris y a Emir.
Los dos se encogen de hombros.
—Lo siento, no pude evitar reír—musita Lily controlando la risa—. La canción es hermosa—se lleva la mano a la boca y deja la risa para darle lugar al llanto—. Es que… Lo siento.
Dicho eso sale corriendo de la sala.
Todos nos miramos sin entender nada. Charlotte saca a Caleb del corralito y me dice que vaya detrás de ella.
—¿Están seguros qué…?
—¡Sí! —dicen Emir y Amaris al unísono.
Le entrego la guitarra a Emir y camino por el pasillo con dirección al jardín. Encuentro a Lily de espaldas a mí, sentada en el banco del jardín y puedo notar que está llorando.
Dudo en acercarme o no y al final lo hago. Prefiero el rechazo de Lily antes que el regaño de Amaris.
Me acerco despacio y me atrevo a sentarme al lado de ella, guardando cierta distancia para no incomodarla.
—Lo siento. —exclamo.
Ella no dice nada durante un momento, finalmente alza la cabeza y me mira.
—¿Por qué lo sientes?
—Por todo. Por no haberte contado nada de Melanie, por haber visto el beso que me dio ella, por no decirte que te amaba antes y por cantar mal.
Lily ríe y se seca las lágrimas.
—No cantaste tan mal.