Negociando con el destino

Capitulo 2

Amelia estaba enfadada con su padre. Desde que decidió poner a su primo Carlos como jefe en la empresa, a pesar de saber que no tenía las capacidades necesarias para el puesto, sentía que su padre lo hacía a propósito para presionarla y dejarle en claro que podía dejarle la empresa a su primo "inútil" si no hacía lo que él quería.

 

Decidió tomar un respiro y distraerse un poco de toda la tensión familiar. Quedó con su amiga Abby D'Angelo para salir a una discoteca y disfrutar de la noche. Amelia necesitaba desahogarse y contarle a alguien todo lo que estaba pasando en su vida.

 

Mientras se encontraban en la discoteca, rodeadas de música y luces brillantes, Amelia le confesó a Abby todo lo que había sucedido con su padre y el ultimátum que le había dado. Abby escuchaba atentamente, mostrando empatía y apoyo hacia su amiga.

 

"Amelia, no puedo creer que tu padre esté jugando con tu futuro de esta manera", dijo Abby, indignada. "Es obvio que estás más que capacitada para liderar la empresa. No entiendo por qué te menosprecia de esta manera."

 

Amelia suspiró y asintió. "Sé que tengo las habilidades y la determinación para llevar la empresa al siguiente nivel. Pero parece que mi padre solo valora a los hombres en esta industria. Me hace sentir como si todo lo que he logrado no fuera suficiente."

 

"Amelia, sé que esto es complicado y que tu relación con tu padre es importante para ti", dijo Abby suavemente. "Pero también tienes que pensar en ti misma y en lo que quieres. Has luchado tanto para llegar hasta aquí y no deberías renunciar a eso. ¿Qué tal si consideras casarte por tu propia elección y no solo para complacer a tu padre?"

 

Amelia reflexionó sobre las palabras de su amiga. La idea de casarse por amor y no por obligación resonaba en su interior, despertando una chispa de esperanza. Sin embargo, antes de que pudiera responder, sus miradas se dirigieron hacia la entrada de la discoteca, donde apareció Damian, el primo de Abby.

En ese momento, Damian D'Angelo, el primo de Abby, se unió a su pequeño grupo en la discoteca. Damian era un hombre atractivo y de carácter fuerte, dedicado a su trabajo como CEO de una compañía de inversiones y transporte internacional.

 

"¡Vaya, vaya!", exclamó Abby con una sonrisa traviesa. "mira quien se apareció, Amelia. Te acuerdas de mi primo" .Amelia asintio conocia a Damian cuando iba a la casa de Abby nunca se relacionaron solo saludos de cortesia. Abby dijo que iba al baño sabiendo las intenciones de su amiga por dejarla sola con su primo.

 

Amelia se sintió repentinamente nerviosa ante la presencia de Damian, pero su curiosidad y el deseo de distraerse de sus problemas la llevaron a aceptar la invitación de Abby. Se acercaron y comenzaron a conversar, compartiendo risas y anécdotas mientras la noche avanzaba.

El ambiente festivo, combinado con las copas que compartieron, generó una sensación de complicidad y cercanía entre Amelia y Damian. Las barreras parecían desvanecerse mientras compartían sus experiencias y sueños más profundos.

 

Amelia despertó en la habitación de hotel con una sensación de confusión y arrepentimiento. Se dio cuenta de que había cruzado límites que no había planeado traspasar. Sentía una mezcla de vergüenza y desilusión consigo misma, ya que no era una mujer que se involucrara en romances de una noche. Los únicos hombres con los que había compartido su vida íntima eran sus dos exnovios, y siempre buscaba una conexión más profunda y significativa.

 

Con cuidado, Amelia se levantó de la cama, sintiendo el peso del arrepentimiento sobre sus hombros. Miró a Damian, quien aún dormía plácidamente, ajeno a las emociones que la atormentaban. Sabía que no podía quedarse allí, en esa habitación llena de recuerdos y malas decisiones.

 

Decidió dejar una nota para Damian, expresando su pesar y explicando que necesitaba tiempo para reflexionar sobre lo sucedido y encontrar su equilibrio emocional. Aunque le dolía abandonar la situación sin aclarar las cosas cara a cara, sentía que era lo mejor en ese momento.

 

Amelia tomó su bolso y se dirigió hacia la puerta de la habitación, sintiendo el peso de la desilusión en su corazón. No quería que esa experiencia fugaz y sin sentido afectara su relación con Damian

 

Cuando salió del hotel, se encontró con un hermoso día soleado. El brillo del sol sobre su rostro le brindó un poco de esperanza y renovó su determinación de enfrentar los desafíos que la vida le presentaba.




 




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