Ni tan Bella ni tan Bestia

Parte 3

Cheelai prendió la televisión, justo estaban dando Tom y Jerry.

— Déjala por favor allí — Broly se sentó en el piso frente a la pantalla, reía como un niño al ver las bromas infantiles.

la muchacha lo miró asombrada primero, y luego con mucha ternura, al rato se acordó de su plan, se acercó pensando que era el momento de seducirlo, pero antes que hiciera nada, Lemo golpeó la puerta, y entró.

— Tu padre está por volver a su camarote, no se siente bien.

— Gracias por el chocolate y dejarme ver televisión, eres una buena persona.

Le revolvió el cabello y se fue.

— ¿Lograste algo?

— No... solo se comió los chocolates y vio televisión... Tom y Jerry... te imaginas... — estaba complicada con lo que pasó — prefirió ver eso y no a mí, es como si yo no le pareciera bonita, YO... QUE SOY LA MUJER MAS SEXY EN DÉCADAS EN EL CINE, LA JOYA BLANCA... hay quienes han ofrecido millones por solo que los miré — salió a la puerta de la cabina — tengo mucha calor, como quisiera una bebida — en menos de un segundo 10 hombres le trajeron jugos, bebidas, licores, ella tomó una copa de campaña, le dio un beso al tipo en la mejilla, y entró riendo a su camarote y cerró — no sé si ese tipo es retrasado o está fingiendo que no le intereso.

— Ja ja ja ninguno se te había escapado antes.

— Él caerá te lo juro, y luego me reiré en la cara de su padre por haber estado con su hijito. Ese gigante también me las pagará, estaré un tiempo con él, y luego lo dejaré en medio de alguna actividad, que todos vean que fui yo quien lo dejo.

La siguiente noche era fría, incluso hubo una pequeña llovizna, Paragus se quedó en el comedor conversando con el Capitán, Cheelai aprovecho y fue a una cubierta poco concurrida, allí espero a Broly, Lemo lo llevó como antes con la mujer.

— Hola cariño — le dijo ella melosa.

— Hola, gracias por dejarme ver televisión, recuerdo que hace como 10 años que no podía distraerme así.

— De nada, te gustaría... — se le acercó y cuando lo iba a abrazar llegó Paragus, había sospechado algo al ver al tipo que andaba con la mujercita rondando cerca de su hijo, al verlo con Cheelai se encolerizó.

— BROLY, TE MANDE A LA HABITACIÓN.

— Padre, lo siento — miraba al hombre mayor con miedo.

— No debes pedirle disculpas, este tipo solo te ha tenido apartado de todos para su beneficio.

— No la escuches, vamos.

— Es la verdad — intervino Lemo — si no fuera por tí él estaría en la miseria, solo te usa.

— ¿Y ustedes que quieren hacer con él?

Lemo y Broly estaban tan atentos a la discusión del anciano y la mujer que no se dieron cuenta que el fino roció de las nubes se había vuelto más fuerte, empezaron los rayos, se multiplicaban las olas gigantes que elevaban al barco, para dejarlo caer en las aguas.

— Bajen a sus habitaciones — se escuchó en los parlantes de la nave.

Pero estaban tan enfrascados en su pelea, que ninguno de los cuatro se dio cuenta del aviso, hasta que una ola inmensa barrió la cubierta de la nave, y los tiró al mar.

En el agua los cuatro trataban de mantenerse a flote, mientras el barco se alejaba pesadamente. Al otro día temprano en un isla que ni aparecía en los mapas, cuatro personas estaban en la arena, el primero en despertar fue Broly, que tomó a los demás y los puso donde el agua no los mojara, en eso su padre despertó.

— Hijo ¿Dónde estamos? — miró confundido a todos lados.

— Caímos del barco anoche durante la tormenta.

— Diablos, seguro vendrán a buscarnos luego.

Al ruido de las voces Lemo y Cheelai volvieron a la conciencia.

— ¿Cómo estas, hija?

— Bien, me duele el cuerpo solamente.

— ¿Dónde estamos? — ahora el padre adoptivo de la muchacha miró desconcertado a todos lados.

— En una isla pérdida en el océano, todo por tu culpa mujer irritante — gruño Paragus.

— ¡¡Cómo que es mi culpa!! Viejo estúpido — dio la vuelta y caminó hacia la orilla de la playa — por suerte mi Director debe ya estar buscándome, seguramente en unas horas estarán por aquí. Lemo, por favor, busca algo de comer, tengo hambre.

— Enseguida — fue a mirar a la vegetación del borde isleño.

— Tú grandote, construye algo para que no me dé tanto sol, mi piel debe estar igual que ahora para las tomas de la tarde.

Broly, que había hecho ademán de moverse, se quedó quieto al ver la mirada de su padre.

— Si quieres algo hazlo tu mujer loca, hijo, vamos a buscar un punto alto para ver donde estamos.

— Que irritante — Cheelai miró al anciano tratando de fulminarlo con la mirada— soy una estrella del cine, cuando nos rescaten los dejaré aquí, soy...

— Solo una mujer tonta que ni siquiera sabe cómo preparar una ensalada.

— ERES UN IDIOTA, vayan y que se los coman los leones — les deseo sacando la lengua.

— Acá no hay leones, puede que algún que otro tigre — dijo el hombre para fastidiar a la mujer, y entró con su hijo a la selva.

— De verdad habrá tigres — preguntó preocupada Cheelai cuando quedaron solos con Lemo.

— No lo sé — le contestó el hombre, mirando cauteloso a todos lados — pero no está de más ser cuidadosos.

Mientras los dos hombres caminaron hasta que llegaron a una montaña cercana, desde allí vieron que efectivamente era una isla.

— Seguramente pronto nos encontraran, me quedaré aquí vigilando, busca ramas y tráemelas, cuando pasen cerca debemos dar un aviso con fuego.

Dos días estuvieron alimentando una hoguera pequeña, pero justo cayó una leve llovizna por unas horas, cuando terminó sintieron un avión, Broly y su padre trataron de prender el fuego que se había extinguido, pero como estaba todo empapado, no pudieron prender ninguna llama.

En la playa Cheelai gritaba, incluso se quitó la camisera que moverla y así hacerse ver, quedó en un sostén minúsculo, pero nada de eso sirvió, el vehículo aéreo siguió su ruta.



#13070 en Novela romántica

En el texto hay: muerte, dolor

Editado: 31.08.2022

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