BRITANY
Estoy sobre la cama, tan cansada, observando el techo del cuarto. La habitación es pequeña, hasta podría jurar que es del tamaño de mi baño en el departamento de la gran ciudad. Deje de lamentarme por los cambios bruscos. Cuando siento que tocan la puerta y gritan mi nombre, decido permanecer en silencio. Es Owen, no tengo ganas de verlo, no quiero darle cara. Mi rabia me hizo decir cosas que ya ni sé cuán ciertas son.
…
A la mañana siguiente como niña inmadura espere que él se marchara para bajar, aunque, por un lado, sentía rabia conmigo hasta con él por lo que sucedió anoche, decidí que no me iba a derrumbar por lo que no pudo ser además que ya luego hablaría con Jennifer sobre planear mi cita con un desconocido porque eso era para mí Rafael un desconocido no importa cuán guapo será o que crea que tiene los dientes perfectos
Empecé a preparar varios platillos, se me metió la idea de que para mañana quería hacer los entremeses para recibir a los asistentes a la inauguración. Aunque la vi algo cabizbaja no quise interferir en porque estaba así.
…
En la tienda no tengo ya nada que hacer, solo mañana a buscar a las modelos, aunque creo que mejor tomo los volantes y empiezo a repartirlos en lugares idóneos como por ejemplo la salida del restaurante o tal donde esa mujer que me contó Jennifer que la trato mal en la tienda, tal vez si no hubiera recapacitado hubiera terminado como ella.
Aquí estoy llena de rabia e indignación sé que es algo sin vergüenza de mi parte por como fui antes con los demás, pero la pobre chica está llorando solo porque le dijo que la ropa que ella necesita la venderán en otra tienda, ella solo le dijo la verdad, voy a entrar como si fuera una clienta más.
—¿Alguien me puede atender? — La señora cambió la expresión en su rostro, de bruja a la de vendedora.
—Quisiera ver esto en mi talla por favor —Se marcha de manera rápida, miro algunas prendas que son demasiadas caras para el material que está usando, definitivamente esta ropa está sobrevalorada, mientras la vendedora busca mi talla me acerco a la otra vendedora y le digo muy bajito para que solo ella escuche.
» Hiciste muy bien en decir eso, voy a hablar con la dueña de la tienda para ver que se puede hacer al respecto— Era la verdad, la chica valía la pena, había preferido el bienestar de los clientes a los de la tienda, no le importo el hecho que podría ganarse un gran problema, ella me queda viendo y asienta con el rostro luego decido irme de ahí, no necesito estas prendas tan sobrevaloradas.
Cuando salgo de ahí y decido caminar un rato, recibo un mensaje de Jennifer donde me indica que no olvide mi cita con Rafael. ¡Por Dios! Esta mujer está demente, como se le ocurre hacer algo como eso, pero como no soy mal educada decido aceptar, ya luego le explicaré al enfermerito que no tengo ningún interés romántico en él, ni siquiera físico, mi cuerpo solo se estremece al recordar el maldito beso con Owen, no sé por qué tuve que ser yo quien lo besara primero, jamás me había sentido tan atraída hacia alguien, de pronto siento que alguien me toma del brazo llevándome hasta un arbusto, no puedo ver quien es estoy tratando de luchar cuando oigo su voz.
—¿Por qué regresaste mi Diosa? — Esa voz se me hace conocida. Cuando alzo la mirada, veo a un tipo casi calvo, con el rostro lleno de marcas y unos ojos color caramelo, y una polera muy grande cubriendo su casi todo su rostro.
—¿Scott? —Esto es imposible, yo tenía entendido que él estaba en prisión o se había ido del pueblo, ya no averigüe nada con Marcela porque no me interesaba.
—Aún me recuerdas, no sabes cómo eso alegra mi corazón. Supe por mi prima que llevas un tiempo en el pueblo, pero quiero que me digas que es mentira lo que me dijo, ¿Estás trabajando para EL TANQUE REYNOLDS? Eso es imposible
Hace un tiempo debería sentir vergüenza porque me digan eso, pero lo que siento es rabia porque le diga tanque a Jennifer la manera tan despectiva con que lo menciona, tal vez sea la menos indicada para reclamarle, pero no soy la misma de esa época, yo cambie y ando buscando mi propio lugar en el mundo.
—No hables de esa manera sobre Jennifer, y si estoy trabajando para ella, ayudándola a seguir su sueño, ¿algún problema? —Mi yo, altivo, déspota, regreso, pero es que Scott se lo merece, no puedo hablar de alguien cuando él no es nadie y lo sé por experiencia por dolor propio.
—Te lavaron el cerebro, es la única explicación que le encuentro para que ahora la defiendas cuando fuiste tú quien le puse EL TANQUE REYNOLDS, tú no puedes ser la Britany que yo conocí, con la que no he podido dejar de soñar y pensar durante diez años, ¡Reacciona esa no eres tú! — No sé en qué momento empezó a zarandearme, exigiéndome estupideces, me empecé a desesperar un poco él era mucho más grande que yo y el volumen de su cuerpo podía superar dos veces el mío, soy como David versus Goliat, cuando de pronto al abrir los ojos lo vi sobre el suelo con la boca ensangrentada.
—Pero —fue lo único que dije.
—¡Maldito policía! Esto no se va a quedar así, te voy a denunciar y, en cuanto a ti, Britany no puedo creer que incluso seas defendida por el cuatro ojos renacuajo como le decíamos. — Una sonrisa de satisfacción adornó su rostro, pero yo nunca le dije de esa manera, pero dejé que otros lo hicieran.