Ninguna Es Perfecta

EXTRA 03

—Hola, cuñis ¿cómo te sientes? — Se acercaba en una silla de ruedas, junto con su pequeña en brazos, siendo llevada por Justin. Sabía que las cosas no estaban bien, aunque no podía decirlo en voz alta, si lo hacía entonces era cierto.

—Como si un camión me hubiera aplastado, así me siento CUÑIS— Mientras se tapaba los ojos, puesto que la luz le fastidiaba y sentía que nada estaba bien, era consciente de lo que podía suceder, pero al igual que todos, si lo decía en voz alta entonces no había esperanza.

—Pero ambos estarán bien, es lo más seguro, nada malo va a pasar—Quería llorar, pero sabía que no debía. Ella es una mujer muy fuerte, la vida demoró tanto en darles esa felicidad, pero que ahora esa misma vida amenace esta estabilidad que tanto les costó, esa felicidad que de verdad se merecían.

—Me voy a la ciudad unos meses, papá junto con Owen están haciendo los papeles. —Con la voz tan apagada, casi sin ganas, por un momento sintió que debía hacer algo, tal vez debía prepararse y ser consciente de lo peor, debía pensar en sus hijos.

—Lo sé, me lo dijeron antes de entrar aquí, te voy a extrañar mucho, pero es lo mejor, estoy segura de que todo saldrá bien — Tomando su mano presionándola fuerte, tratando de hacerle ver que tenía todo su apoyo.

—Tiene que salir bien, todo va a salir bien, eso espero

Aunque no fue fácil al principio Owen tuve que pedir un permiso de seis meses para acompañar a su esposa y sus hijos en este camino tan largo y difícil, los niños se adaptaron rápido a la nueva ciudad, tomaban clases en línea porque la visión de sus padres era la misma, crecerían en el pueblo al lado de la naturaleza. Aunque todo parecía andar bien, los videos llamados abundaban, los cuidados para con ella eran extremos, todo parecía ir como se supone que debería, solo era el temor en sus corazones de que el día decisivo era el del parto, se había programado una cesaría para dentro de dos semanas.

—Mami, ¿Ya va a nacer mi hermanita? Ya quiero conocerla, de verdad que sí.

—Bastián, mi mami tiene que descansar ¿Verdad mami? —Ella quería solo llorar, extrañaba tanto jugar con ellos, lanzarse sobre el pasto y ver las nubes imaginando que son algodones de azúcar, extrañaba compartir con sus hijos como siempre ella quería ser con ellos el tipo de madre que siempre quiso tener.

—¡Sorpresa, sorpresa! — Aquella voz claro que sabía de quién venía, era Jennifer, con su pequeña familia, había hecho un esfuerzo para estar acompañando a su mejor amiga y cuñada, no estaba dispuesta a dejarla sola, no cuando ella había estado a su lado en momentos importantes.

—Amiga, pensé que no te vería, gracias por estar conmigo, de verdad no pensé que estarías aquí hoy—Quería llorar, pero Jennifer rápidamente se acercó a ella y la abrazo uniéndose a la cama, trayéndole a su sobrina, que era un vivo retrato de su madre, mientras Justin hablaba con Owen alejado de todos.

—¿Cómo está ella? Y dime la verdad, que, aunque tu hermana no lo quiera mencionar la veo muy pálida y desmejorada — Mirando hacia la habitación donde todo pretendía ser risas y alegría, tratando de guardar la calma, Owen estaba destrozado, siempre mostrando una buena cara o sonrisa, diciendo todo está bien, cuando el médico ya le había dicho lo que podría pasar, las probabilidades son tan bajas para ambas.

—Necesito sacarme esto que tengo atragantando aquí, A ti te lo puedo decir, está muy mal, el pronóstico del día del parto es reservado y ella lo sabe, aunque me cueste decirlo hasta hizo su testamento. Y si no me derrumbo es por ellos, por mis hijos, por mi esposa y mi suegro, es difícil todo esto.

Quería llorar y Justin lo abrazo para que lo hiciera en su hombro lejos de la visión del resto, sabía cuánto él amaba a su esposa y su familia, sabía cuánto había luchado consigo mismo para admitir que había estado enamorado durante años de ella y fue el quién siempre le decía que el tiempo con los seres queridos es valioso y que debía confesar sus sentimientos, solo esperaba que las cosas no terminaran mal, no se merecían una desgracia como esa, ni ellos ni nadie.

—No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante amiga.

—Tienes toda la razón, fue difícil, pero se logró.

Más que difícil fue cuestión de vida y muerte, por poco, y la historia podría no tener un final feliz.




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