QUINCE AÑOS DESPUÉS
—¡Con mi prima nadie se mete! No te lo voy a advertir dos veces. A la próxima que te vea diciéndole otra vez algo como eso, te juro que voy a estampar tu cara contra el suelo y comerás tierra. Sabes que soy capaz de hacerlo, no me tientes. — Peinando su hermosa y negra cabellera.
—Tú eres una princesa y, en cambio, ella… — No tuvo tiempo de reaccionar, otro rodillazo cayó en su entre pierna, para que luego tomara de su mano y salieran corriendo como si de una maratón se tratara.
—Gracias, Bri, no sé por qué no tengo el valor de defenderme cuando se meten conmigo así. NO ES LA PRIMERA VEZ QUE ME MOLESTA — Abrazando a su prima agradeciendo que siempre la defienda en este tipo de situaciones, ni con el paso de los años las cosas han cambiado en el mundo.
—Eres mi prima, la única a quien le cuente mis cosas, eres como mi hermana y a mi hermana nadie le hace nada, primero le parto la cara— con una amplia sonrisa caminando hasta la heladería del pueblo.
—No, Bri, no quiero helado de chocolate, creo que haré dieta, mejor sigamos caminando — Ella rodó los ojos, conocía lo que su prima llamaba dieta, nunca duraba más de dos días con ella.
—Vamos Jen, como dice mi tía Britany, lo tuyo es de genética, tú estás sana ya los estudios que mi tía te manda a hacer cada seis meses lo han dicho, no sé esa obsesión mal sana con tu peso, así que nada de dieta que no es lunes, vamos que ya saboreo un helado de chocolate, con chispas de chocolate y muchas chispas de colores.
Tratando de persuadirla, todo tenía un porqué: no había dos adolescentes más unidas que casi les hacían competencia, a sus madres, Jen era la hija de Britany y Bri la de Jennifer, eran tan unidas que hasta en eso querían tener juntas, y no se arrepentían era como si hubieran sellado su destino desde antes, eran tan distintas en apariencia, pero con los corazones llenos de amor hacia sus seres queridos.
Una vez más tranquilas y caminando por la plaza de la ciudad
—Bri, eres la mejor prima que el mundo que el cielo me pudo traer; cuando necesites de mí estaré siempre ahí. Te quiero mucho y te voy a ayudar a Maikel, caiga rendido a tus encantos, mira allá, viene y creo que olvidé que tengo tarea en casa bien.
—Eres tramposa, si hacemos las tareas juntas y no hay nada pendiente, ¡Jen Reynolds! Ven... aquí..., Hola Maikel, este yo...
…
—Pensé que saldrías con Bri a la plaza, ¿todo bien, cariño?
—Sí, mami — dándole un enorme beso en la mejilla a su madre y robándole uno de los mini emparedados que estaba haciendo los tan famosos emparedados de Girl Power.
—Te diré, pero no le digas a mi tía.
—Muy bien, dime cariño, seré una tumba, me encanta cuando hacemos cosas de chicas —haciendo una señal en sus labios de que no diría nada.
—Ella, está en una cita con mi mejor amigo Maikel. A mi prima le gusta hace mucho tiempo, a él también, pero son muy tímidos para eso, así que tuve que darle un pequeño empujoncito. Bueno, él me dijo que mi prima le parecía mona y dije: "Es hoy, Jen es hoy".
—Bri ¿tímida? Me parece tan raro eso.
—Ustedes, las madres no entienden, mamá, se trata del chico que le gusta.
— Miré a la doctora corazón hablando del amor. Te recuerdo que no le has aceptado una cita a Luck el capitán de fútbol de tu escuela.
Era verdad, muchas veces las personas interesadas son las últimas en darse cuenta.
—Mamá, como tú siempre dices, el que quiere celeste que le cueste.
—Eres la hija que toda madre quiere mi cielo. Te amo, cariño, y estoy muy orgullosa de ti, eres a tu edad todo lo que yo debí ser, nunca cambies, preciosa.
Con un pequeño suspiro saliendo de su ella, abrazando a su hija, algo que muchas veces no puede hacer, cosas de adolescentes que decían.
—Pero mamá, mira mis llantas, no me va a quedar el vestido de graduación el otro año —haciendo un puchero.
—Tu tía te hace uno igual a tu medida, pero mientras te guste no importa que se vean las llantitas como tú le dices. Te amo, mi princesa, no lo olvides.
EN LA CASA DE BRI
—Y esa sonrisa, hija de mi corazón —mientras dejaba los bosquejos de su próxima colección de las cadenas de su tienda de ropa.
—El amor, madre, el amor —lanzando un suspiro y lanzándose sobre el sofá.
—Mmm esa sonrisa tiene nombre y es Maikel Parker seguramente. — Sentándose a lado de su hija, mirando la hora, ya que faltaba poco para que su esposo regresara de pescar con su pequeño Jack de siete años.
—Mamá, no quiero que papá lo interrogue cuando venga mañana a recogerme para nuestra primera cita —Cambiando su rostro a uno serio y preocupado.
—De tu padre me encargo yo tranquila, pero me alegra que por fin ese chico se dé cuenta el tipo de chica que eres.
—Lo dices porque eres mi madre, pero en serio, mamá, ayúdame con papá — para luego posar su cabeza sobre las piernas de su mamá, mientras ella pensaba que le hubiera gustado alguna vez hacer eso con la suya y tener el recuerdo vivo en su mente.
—Mi niña, tú eres perfecta tal cual eres, por eso estoy orgullosa de ser tu madre. Eres buena hija, buena hermana, buena prima, eres todo lo que yo debí ser a tu edad.
—Mi tía siempre le dice lo mismo a Jen, algún día nos contarán su historia. Por favor
—El pasado es pasado y queda ahí en el pasado, solo tienes que saber que tu tía es como mi hermana, tal cual como ustedes. —respondió ella, recordando ese pasado, ya no con tristeza o dolor, sino como una experiencia vivida, una lección que la vida le dio dejándole las mejores cosas de este mundo, su presente.
MUCHO TIEMPO DESPUES
—Estoy tan emocionada, amiga, mira lo que tantos quisimos.
—Es la verdad, las lágrimas no dejan de salir de tanta alegría— Ambas observando hacia el altar, recibiendo una mirada de regaño por parte de su hija quien se concentraba en lo que el padre les decía al oficiar el casamiento doble, hoy Jen y Bri se estaban casando con los amores de sus vidas, aquellos que se construyeron desde la escuela, aquellos que fueron alentados por sus padres, para que las diferencias no las hicieran caer, para que se dieran cuenta de que sin importar lo que el mundo diga de ellas, su felicidad es lo primordial, porque mientras seas feliz sin hacer daño a otros vive y disfruta de esa felicidad.