Nivel 0: "La promoción":

23. Semana Cívica.✓

 

(acto de noveno -Guatemala-)

(acto de noveno -Guatemala-)

Era el día del acto.

Se supone que todos deberíamos de estar listos.

Se supone ¿Verdad?

Todos tuvimos que estar antes de las doce en el colegio, en teoría, ayudando a que todo ocupara su lugar y a que todos estuviéramos listos.

En mi cabeza solo tenía una duda ¿Por qué hacernos ir a todos si solo Julieta, Andrea, Polly, Florence, Xiomara, Silvia, Iliana, Leticia y Janette terminarían haciendo todo ellas solas?

Es decir, ocasionalmente si buscaron ayuda extra, aunque todo lo que hacían los demás lo repasaban ellas, como si no estuviera bien hecho. Muchos de nosotros, incluyéndome no ayudamos en casi nada. Al menos en mi caso porque ellas no me dejaron hacer prácticamente nada, según lo que me dijeron: —Todo está bajo control. Gracias.

Bueno, entonces yo salí sobrando y como siempre era un punto irrelevante en la ecuación.

Dicen que una persona puede estar sola y sentirse acompañada, también dicen que una persona puede sentirse sola y estar acompañada.

Yo me sentía sola porque estaba sola.

En cierto punto me había acostumbrado, pero no del todo. Se me hacía tan amargo como la hiel ser irrelevante, poco importante. Odiaba ser yo, sabía la manera de terminar con todo, tenía la solución en mis manos, un cuchillo y mi hígado. No obstante no tenía el maldito valor para averiguar que había más allá del velo de la muerte.

En aquel tiempo solo observaba desde lo lejos cómo algunos trabajaban, cómo otros jugaban, cómo Oswaldo escondía una bolsa transparente de contenido verde en el cielo falso de nuestro salón y cómo algunos otros solo perdían el tiempo como yo.

Suspiré hondo y recosté mi cabeza en la red de malla que estaba tras mío. Cerré mis ojos y me imaginé en bachillerato, por fin en bachillerato. Donde iba a ser quien yo quisiera, iba a tener una oportunidad de presentarme como más prefiriera.

Podría ser la misma antisocial e irrelevante de noveno, o una chica promedio, o la más popular. Lo que yo quisiera. Iba a ser mi primera oportunidad de iniciar de nuevo.

Era por eso y porque ya no aguantaba a mis compañeros que ya quería estar en el bachillerato. No iba a estudiar lo que yo quería sino que iba a vivir el sueño de mi tía, pero al menos iba a ampliar mis horizontes, conocer nuevas personas, iba a ser diferente a mi manera.

La mayoría de personas me decía que intentara ser sociable, que les hablara a todos, que al menos fuera más abierta, permitiéndole a la gente que se acercara a mí.

No obstante eso no estaba en mis planes, si alguien no me agradaba no le iba a hablar, no me iba a acercar a nadie que no me trajera ningún beneficio a mi persona. Una parte de mí, la mayor parte de mí, quería seguir siendo invisible, un punto irrelevante en la ecuación de mi vida... Quería seguir siendo yo.

Durante el acto de Guatemala noveno se hecho el arte, por así decirlo, abrimos la semana cívica de la mejor manera.

Con aquel acto la semana de actos cívicos quedó inaugurada.

Shane y Lucas, tomaron las banderas, Lucas la de El Salvador y Shane la de Guatemala, yo solo fui compañía. Pude haber disputado una de las banderas pero no lo hice, ni siquiera hice ademán de querer llevar una.

No porque no quisiera, sino porque pensé a futuro.

El acto cívico más importante sería el de El Salvador. El más importante de todos, más grande que ninguno.

Entonces que se quedaran con las banderas en Guatemala pero en el acto de El Salvador una bandera seria mía, la de mi país era la que quería y esa obtendría.

Fuera de mis planes, estuvo el enorme sol que tuve que soportar. El acto cívico duro al menos una hora, y en todo ese tiempo el sol dio directo en mis pies y en una parte de mi pierna.

Mi piel es muy sensible, en especial con los golpes, se moretea casi por cualquier cosa. Pero esa insolación que tuve en una pequeña fracción de mi cuerpo fue tan atroz que una llaga se me levanto en el pecho del pie.

Aún llevo la cicatriz de aquel día. La seño Sofía muy amable me ofreció una pomada alivio el dolor en gran medida; pedí encarecidamente que en el acto de El Salvador a los abanderados nos pusieran en un lugar fuera del alcance de los rayos solares.

La señorita Sofía me lo prometió y yo se lo agradecí. Mi incidente me hizo digna de las malas miradas, feos comentarios y muchas críticas de parte del PutiClub.

Ignore todo lo que dijeron, francamente ni siquiera me importo lo horroroso que se expresaron de mí.

Aseguraron, en especial la pinche Lilo y la puta regalada de su amiga que era una mentirosa exagerada, que simplemente estaba haciendo un gran drama de una nimiedad.

Pues vaya que esa nimiedad casi me asegura una cita con un dermatólogo, la exageración de las circunstancias que hice no tenían ni un motivo ni siquiera por la llaga que se levantó en el pecho de mi pie, y era todo un drama el dolor que sentía cada vez que me ponía una calceta, que la tela áspera rozara con mi carne herida me sacaba verdaderas lágrimas de dolor.

De todo eso nadie nunca se enteró, tampoco quise contárselo a alguien. A nadie le importaban mis supuestas "exageraciones" después de todo. A los dos que preguntaron cómo seguía, me limité a decir que mejor.

Por otro lado, recité mi poema de Guatemala y mis compañeros pasaron a hablar acerca de nuestro país hermano vecino, cada quien dijo lo que le tocaba.

Leticia, hizo un excepcional trabajo con la oración a la bandera, la receta la perfección sin ningún error.




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