No dormí esa noche. No porque no pudiera, sino porque algo dentro de mí comprendía que el sueño era ya una frontera imposible. La cámara seguía en su rincón, con la luz roja encendida, parpadeando a un ritmo que se parecía al de un corazón ajeno.
A veces, cuando el viento golpeaba las persianas, la luz se apagaba por un segundo. Pero volvía. Siempre volvía.
El departamento huele a estática, a electricidad vieja.
Mi reflejo en la ventana tiene ojeras que no reconozco. Podría haber jurado que esa mujer no soy yo. Y sin embargo, cada vez que me muevo, ella tarda un segundo más en hacerlo. Un retardo leve, casi imperceptible, que se vuelve insoportable si lo observo el tiempo suficiente.
El monitor está encendido. No lo encendí.
La carpeta con los archivos está abierta, y hay uno nuevo: FINAL_LAURA.mp4.
No lo toqué. No lo creé. No quiero abrirlo. Pero el cursor se mueve solo, como si obedeciera una voluntad distinta a la mía. El doble clic suena como un disparo.
Primero, oscuridad. Luego, un plano de mi habitación.
La cámara enfocando la ventana, el viento moviendo las cortinas. Y una voz. Mi voz, pero no mi tono. Es más grave, más cansada, más satisfecha.
Dice: “Ya casi termina.”
Camino hacia la computadora sin saber si obedezco una orden o un instinto.
Cada paso resuena con eco doble, como si hubiera dos suelas golpeando el mismo piso desde dos direcciones distintas.
El video muestra la habitación exactamente como está ahora, solo que en la pantalla, yo ya estoy frente al monitor.
La imagen se repite: yo mirando la pantalla donde me miro mirando la pantalla donde…
El bucle se estira como un hilo infinito, y mi visión empieza a vibrar.
El aire se espesa. La luz del monitor pulsa.
Siento la electricidad subir por los dedos, como si el teclado respirara.
Detrás de mí, algo se mueve.
No es sonido, es desplazamiento. Una densidad nueva en el espacio.
La veo de reojo en el reflejo: la otra. O la primera.
Su rostro es el mío pero sin temblor, sin vida.
Sus labios se abren, pero lo que sale no es voz, es imagen: una secuencia de rostros pixelados, mujeres con mi forma, una tras otra, superpuestas, gritando sin sonido.
El monitor parpadea.
Mi reflejo en la pantalla me sonríe.
Yo no.
El zumbido de la cámara aumenta, un tono agudo que se clava detrás de los ojos.
Trato de desenchufarla.
Mis manos no llegan.
La distancia entre yo y el escritorio se estira como si el aire se hubiera vuelto goma.
El video cambia: ahora muestra mi espalda. La habitación es la misma, pero algo ha cambiado.
En el suelo hay objetos que no reconozco: una bufanda, un teléfono, un par de anteojos rotos.
Y una carpeta con nombres.
Sofía. Aramí, Eugenia, María,
Virginia.
Y el mío.
Intento cerrar la laptop, pero la tapa se resiste.
Mi reflejo se mueve antes que yo, me observa desde adentro, con una expresión de triunfo.
En la pantalla, la otra yo levanta la cámara y la apunta hacia mí.
Yo levanto las manos para cubrirme.
El flash es un estallido blanco que no termina.
Por un segundo, todo queda suspendido.
Siento el cuerpo disolverse, el ruido de mil voces superpuestas, repitiendo lo mismo una y otra vez: no apagues la cámara, no apagues la cámara, no apagues la cámara.
Trato de gritar, pero lo que sale de mi garganta es una secuencia de chasquidos eléctricos.
El suelo desaparece.
La habitación se invierte.
Veo mi propia cara multiplicarse, fundirse en las sombras de las otras.
Estoy cayendo dentro del monitor, no hacia adelante, sino hacia adentro, en un espacio plano y sin profundidad.
El aire huele a polvo y luz.
Mis dedos traspasan el vidrio sin resistencia.
Del otro lado, todo es blanco.
Después, negro.
Un último pensamiento cruza como un insecto en mi cabeza: no es que la cámara grabe, es que se alimenta.
Y entonces la entiendo.
Siempre necesitó algo para mantenerse encendida.
El punto rojo del piloto se queda fijo.
En la pantalla, una figura nueva aparece sentada frente al monitor.
Parpadea, se acomoda el cabello.
No soy yo, pero tiene mi forma.
El archivo se cierra solo.
En la carpeta, los nombres cambian.
VIRGINIA_FINAL.mp4
LAURA_FINAL.mp4
Y una nueva línea que parpadea, recién creada:
NUEVO_REGISTRO_0001.mp4
Afueras de la ciudad.
Un departamento vacío.
Una cámara encendida.
Una ventana que refleja nada.
FIN
#109 en Terror
#193 en Paranormal
terror paranormal, terror psicologico misterio suspenso, perturbadora
Editado: 13.10.2025