No apagues la cámara

Tras una ruptura y meses de insomnio, Laura se muda sola a un viejo departamento buscando silencio, rutina y enfoque para su nuevo proyecto fotográfico. Pero el aislamiento pronto se vuelve opresivo: en cada imagen que toma aparece una silueta difusa, una sombra quieta que parece observarla. Cree que es un error técnico, hasta que una noche la ve moverse detrás de ella, solo visible a través de la lente. Mientras intenta mantener la cordura, las fronteras entre lo real y lo imaginado se diluyen, y Laura comprende que no está sola. Hay algo —o alguien— que solo existe cuando la cámara está encendida. Y cada vez está más cerca.