No Dejes De Soñar

CAPITULO 1

Codependientes
6 años después


Lúa

-andiamo principessa.

Su acento al borde de lo sarcástico me hace regresar a la realidad, extendió su mano hacia mí con una mirada de burla, él sabía que odio ese maldito apodo y se burla cada vez que puede con ello.

Hace dos años que tomamos los dos clases de italiano, nos fuimos a Italia por un mes para ver el país ya que Robert tenía que hacer un reporte sobre un país extranjero, desde entonces no hace más que burlarse porque un italiano intentando coquetear conmigo me llamo así.

Ignoro su mano y me pongo de pie, comienzo a caminar, el me sigue hasta el centro de la cafetería en completo silencio.

Veo a una chica bajar del escenario algo avergonzada, la vi desde el inicio de su presentación, la verdad no tocaba mal la viola, pero se notaba su nerviosismo y eso le jugo en contra haciendo que desafinara en algunas notas que según mi experiencia en el mundo de la música clásica eran relevantes.

La chica deja la viola en donde se encuentran los demás instrumentos y vuelve a una mesa donde quiero suponer que se encuentran sus amigos.

-che canteremo piccolo?- hace cuatro años que lo conozco y se perfectamente que le molesta como el infierno que lo llamen de esa manera.

-sabes que la venganza no es buena ¿verdad?- entrecierra sus ojos regalándome una sonrisa.

-mejor dime que cantaremos porque no lo pensé antes de proponértelo

Me mira con duda antes de hablar -¿Codependientes?-.

Lo miro algo sorprendida -jamás me has ofrecido cantar en español-

En su rostro todavía sigue su sonrisa, si no fuera mi mejor amigo y no tendría este sentimiento de amorodio, me hubiera quedando babeando por él, es atractivo nadie lo negaría porque sería una gran mentira.

-es tu oportunidad no la desaproveches.

Robert va hacia nuestra derecha donde en un rincón se encuentran una variedad increíble de instrumentos, saca dos guitarras clásicas junto con dos cejillas.

Me dirijo donde está el con una sonrisa, levanta su mirada devolviéndome la sonrisa, llego junto a él extendiendo mi mano, nunca hicieron falta las palabras en nuestra amistad, él sabe que me pasa o que deseo con tan solo mirarme.

Me entrega la guitarra junto la cejilla, retiro la guitarra de su funda colocando está a un lado de todos los instrumentos.

Robert me hace una seña con la cabeza para que lo siga hacia el escenario, por el camino esquivo a personas que en mi vida vi dentro de esta universidad, se ven más grandes que yo, a la mayoría les calculo entre 22 a 26 con solo mirarlos.

Cruzo la mirada con un chico de ojos grises, su cabello es negro, ello le da un contraste hermoso haciendo que su mirada sea más profunda, su piel es blanca, me supera por dos cabezas, debe medir entre 1.85 a 1.90, bajo su camisa se logran ver sus brazos, medianos, ni tan grandes pero tampoco son delgados, sus hombros son anchos, trago al mirar sus manos, están marcadas perfectamente sus venas, tiene los nudillos rojos, si no hubiera un temporal fuera creería fácilmente que se peleó con alguien, regreso mi mirada a su cara, puedo verlo analizando mi cuerpo tal y como yo lo hice hace segundos con él, levanta su cabeza y su mirada conecta con a mía nuevamente, le dedico una sonrisa antes de seguir con mi camino sin dar vuelta atrás ni tampoco dejar que me responda.

Doy unos cuantos pasos hasta llegar a los pies del escenario junto a mi mejor amigo.

Me mira y con su mano me hace una seña para que suba al escenario, subo los tres escalones caminando hacia el centro del escenario donde se encuentra la silla que la chica uso antes de nuestro turno.

Me siento mientras observo a Robert arrastrar una silla a mi lado sentándose.

En la cafetería se hizo silencio exceptuando un grupo de chicos que parecían indiferentes a lo que sucede a su alrededor, miradas de estudiantes curiosos recorren a mi mejor amigo y a mí.

Coloco la cejilla en el cuarto traste de la guitarra, acto seguido levanto mi cabeza encontrándome con la mirada de Robert fija en mí, sé que espera una afirmación para comenzar por lo cual asiento con la cabeza.

Comienza con una melodía ligera, lo veo fijamente mientras toca la introducción de la canción, cuando comienza acercarse el momento que empieza la letra de la canción me uno a la melodía.

-¿Dónde estás? Quiero una prueba más- la voz de él es un poco más baja que la del cantante, pero es casi imperceptible a los oídos de personas que no conocen de música.

-¿Cómo vas? ¿cuál es tu plan?.

Cuando comencé a cantar el grupo de chicos que hablaban indiferentes al mundo exterior se callaron de inmediato creando silencio total en la cafetería, eran solo las guitarras y nosotros dos cantando.

-más te extraño cada día peor- los dos juntos le damos inicio al primer coro de la canción.

-si nos hiciéramos un poco para atrás, podríamos recuperar la voluntad- mi voz retumba por toda la cafetería, no es el mismo tono que el de la chica, es un poco más agudo, pero se acerca.

Veo el rostro de concentración de Robert cosa que siempre me ha causado gracia, aguanto la pequeña risa que amenaza con salir de mis labios, en cambio solamente sonrió a boca cerrada.

-para ti viviría, si viviese todavía- entra a la segunda estrofa, mi parte favorita de la canción.

-te juro sin duda, moriría por ti, lo malo es que ya, morí- con esa frase doy comienzo al segundo coro -si nos hiciéramos un poco para atrás, tal vez el precio bajaría a la mitad.

-sería más dócil la metralla- es en esta parte donde las melodías se separan creando armonía entre ambas octavas.

Cierro los ojos antes de subir una octava la melodía que llevaba desde un comienzo.

-si nos hiciéramos un poco para atrás, estoy seguro yo me sentiría igual.




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