No dejes que me encuentre

Capítulo 34

El hombre miró a la joven adolorido y sin aliento, tendido en el suelo y tratando de decir unas últimas palabras. —Yo soy… —Sus ojos se cerraron y Ela jadeo con sorpresa ante la inesperada escena. Podía llegar a ser bastante expresiva cuando se trataba de una película, tanto que no sabía si disfrutaba más verla a ella o la producción visual frente a nosotros. Después de todo siempre hacía un comentario que nunca te esperabas y te pedía hasta cosas absurdas o al menos eso hacía conmigo.

—¿Quién? ¿Quién era? —Exigió pero no había respuesta para ello y los demás asistentes al teatro de cine empezaban a mirarnos. —Adam, ¡haz algo! —Me pidió.

—¿Qué quieres que haga? Es una película y el personaje muere —le dije.

—Eres el Señor de la Muerte, traelo de vuelta —susurró e intenté no reírme.

—El actor está vivo y lo sabes.

—Entonces, vamos a preguntarle quién era…

—Ela, él no escribió la historia, solamente la actuó —le expliqué. —Al único que podrías preguntarle sería al guionista, pero de todos modos aún le queda el suficiente tiempo a la película para responder tu duda —o por lo menos eso esperaba.

Ella  pensó en ello por varios minutos con sus manos entre las palomitas y entonces, vio hacia la pantalla de nuevo donde la historia continuaba en múltiples escenas de acción y explosiones. De repente, el secreto fue revelado para Ela. —Él era tu padre —otro jadeo de sorpresa, mucho más fuerte que el anterior salió de su boca.

—¡No! —Grito Margareth.

—¡Margareth! —La vi sentada justo al lado de Ela, llorando por el dramatismo de la escena junto a mi novia.

—Esto es tan triste —dijo Ela y sacó una caja de pañuelos de yo no sé dónde, la cual compartió con mi amiga del destino, que Ela se negaba a aceptar aún. Pero ello me había dado la oportunidad de descubrir algunas cosas sobre la chica del bosque, como su imposibilidad de crear una relación con los demás de forma inmediata, desconfiaba de todos y eso creaba barreras. Llena de confianza, Madame Le Destin intento tomar de las palomitas de Ela, pero recibió una palmada. —Niña, no toques mi comida —le advirtió. —Comprate tus propias palomitas.

—Pero, tú no las compraste, fue Adam —se quejó e intento tomar algunas de nuevo.

—Exacto, las compró para mi —le dijo de vuelta y apartó el alimento de su lado.

Otra explosión se llevó a cabo en la película y las dos volvieron sus miradas con gran interés en espera de una emocionante conclusión en la historia de acción y drama.

—No, acaba de recibir spoiler, tontos poderes del destino —se quejó la señorita del destino. —No puedo creer que al final ella... —Ela me pasó las palomitas y usó sus manos para cubrir la boca de Margareth y así verse el final tranquila.

—No te atrevas —murmuró. —Una sola palabra más y desataras muchos problemas —le dijo mientras miraba a la pantalla y no se apartó de ella hasta que los créditos aparecieron. —Adam, haz algo con tu amiga, no deja de aparecer en medio de nuestras citas —se quejó y yo me reí al respecto, francamente no tenía idea de como tratar con ninguna de las dos cuando llegábamos a ese punto. —Estamos en una cita, ¿sabes?

—Estaba aburrida y la película lucía bien —se encogió de hombros.

—Da igual, puedes tener esto ahora —Me quito las palomitas justo cuando comía gran parte y se las entregó a ella para arrastrarme fuera del lugar. —Bien, el día es largo, iremos al parque de atracciones…

—Wow, Ela, con calma —le dije. —No haremos todo en un día.

—¡Esperenme! —Margareth corrió detrás de nosotros y Ela la miró de forma asesina.

—No pudiste conseguir un amigo en vez de una amiga —me reprochó celosa.

—No estoy celosa, deja de pensar en eso —me dijo.

—¿Leiste mis pensamientos otra vez?

—Fue involuntario —se disculpó y recibimos la compañía de un tercero de nuevo, empezaba a creer que lo hacia a proposito todo el tiempo. —¡Deja de seguirnos!

—¿Acaso te intimido? —Se burló de ella.

—Claro que no, simplemente no me gusta que estés mirando a mi novio todo el día —dijo y escuché un rayo caer no muy lejos, esa era mi señal para intervenir de nuevo. —¡Es mio! —Le gritó.

—Pero, también es mi amigo —argumentó. —Y tu y yo también podemos serlo —se sinceró finalmente y Ela la miró con gran sorpresa. —Hablo en serio.

—Interesante propuesta, consideran que ando corta de amigos —Ela pensó en voz alta. —Igual, sigues estando bajo sospecha —me tomó de la mano y no pude evitar reír a carcajadas ante la escena, las dos chicas parecían niñas pequeñas peleando por un dulce…




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