No Era Un Gato

Seis sonidos extraños

Todos fueron en silencio hacía la habitación de seguridad, con la curiosidad y el miedo a flor de piel.

— ¿Vamos a entrar todos?, — Willian Rogers observó con cierta impaciencia a la pequeña pero generosa multitud que lo seguían de cerca.

— ¡Tenemos derecho de saber qué pasó!

Grito un hombre rechoncho enojado.

— Lo siento, Rogers, pero él tiene razón, tenemos derecho de saber qué pasó — Marishka no dejaba de teclear algo en su teléfono, al notar la mirada de Claudia rápidamente le sonrió y siguió con lo suyo.

Claudia le regresó la sonrisa y se concentró en intentar entrar y obtener la primicia de saber qué estaba pasado o si era un accidente o un asesinato, como dije el dicho: la curiosidad mató al Clauds.

— No te alejes de mí, Claudia.

Ordenó Terry, aferrando el cuerpo de Claudia al suyo, Georgie observó inquieto la escena, cómo deseaba ser Claudia en esos momentos, Clauds notó esa mirada y con una sonrisa traviesa sacó su lengua burlándose de Georgie, que apartó la mirada avergonzado.

— ¿Sí cabemos todos? Parece una habitación pequeña.

— No se preocupe, señorita. — dijo uno de los mayordomos de forma educada y con su voz clásica del servicio al cliente — La habitación está equipada con tecnología de punta, con ello viene incluido un gran espacio para almacenarlo, de hecho, — el mayordomo alzó su voz, para que así las quince personas que estaban concentradas en resolver aquel misterio — en caso de que el tornado suceda podemos usar esta sala como búnker, si el búnker principal, secundario y terciario no funcionan, es el más seguro, además da directamente a el búnker número 4.

— Ah, vale, no entendí ni piñas.

Aceptó Claudia. El jefe de seguridad llegó con una tarjeta, misma con la cual desbloqueo la puerta, permitiendo la entrada de William.

— En caso de que...haya un corte eléctrico o algo, ¿No podremos acceder a los búnkeres?

El jefe de seguridad sacó y sacudió un manojo de llaves.

— En caso de que eso suceda, señorita, haremos todo manual, tenemos chapas en cada puerta que es abierta por estas llaves, está todo planeado.

— Hoy estás muy preguntona, ¿No, Clauds? — Terry apretó los hombros de Claudia, haciéndola temblar.

— ¿Dije algo malo?

Terry la miró sonriendo.

— No, solo me parece curiosa toda esta situación.

Los quince junto con el cuerpo de servicio del hotel entraron en la habitación de seguridad. Tal y como lo había dicho el mayordomo aquel lugar estaba lleno de tecnología, con pantallas y monitores del última generación, incluso a tiempo real y con buen sonido, Claudia sintió que era una escena de una película de acción o del FBI.

— Bien, ¿Podrían mostrar las grabaciones de las últimas ocho horas? El hombre tenía el horario nocturno, ¿Verdad?

— Así es, — el jefe de seguridad introdujo la contraseña en uno de los ordenadores y la pared frente a ellos se iluminó, revelando de que en realidad era otra pantalla, una muy grande — ya está listo.

El jefe de seguridad se apartó y dejó que todos vieran la grabación, que en lugar de responder a las dudas que aflicciaban sus pensamientos acabo por aumentar el desespero y la confusión por toda aquella situación: el hombre que yacía muerto para aquél momento aparecía corriendo en la cocina, parecía aturdido, adolorido y asustado, se movía frenéticamente en busca de algo...o tal vez buscando en que esconderse, el hombre apretaba su cabeza y negaba con desesperación, su cara estaba roja del temor, era un escena confusa; lo peor fue lo que sucedió a continuación; el hombre parecía estar cansado, al parecer la adrenalina empezaba a dejar su cuerpo y por eso aparentaba estar al borde de la inconsciencia, como resultado empezó a tambalear, de un momento a otro volvió a ponerse en alerta, prácticamente volviéndose frenético y buscando con desespero algo, fue entonces cuando abrió la puerta de la trituradora y sin siquiera mirar su interior se lanzó a sus entrañas, convirtiendo su cuerpo en una masa de extremidades rotas, pero al notar su error, aún con vida, el hombre lograba desprenderse de las garras metálicas de la máquina, arrastrándose un poco, alejándose de la máquina antes de caer muerto.

— Wow, eso fue...

— Perturbador — completo Marcus.

— ¿Qué? ¿Qué cosa? — pregunto Claudia tratando de que Terry le quitará su mano de los ojos para poder ver la escena.

— No, Claudia, no vas a mirar.

Ordenó Terry, haciendo que Claudia pusiera un puchero.

— Ahora sí, ya Clauds puede ver.

Dijo Georgie cuando quitaron la grabación, Terry obedeció liberando los ojos de Claudia y Georgie sonrió inconscientemente ante dicha acción.

— Esperen un segundo, — Claudia se mordió el labio contando con el dedo a los empleados — si ustedes están aquí, ¿Quién se quedó a guardar el cadáver?

Los empleados se vieron entre sí, antes de salir corriendo hacía la cocina.

— Deberían informarle este asunto al dueño del hotel.

Propuso William, analizando fijamente el vídeo.

— Intentamos llamarlo, pero las conexiones están débiles y las señales no son estables, todo por culpa de la tormenta.

William lo aceptó.

— Entiendo.

Justo en aquel instante, que William se acercó para mirar con detenimiento la grabación, distintos sonidos amortiguados por las paredes empezó a provocar el pánico. Al principio parecía un ronroneo o un golpe amortiguado, pero pronto empezó a sonar como si alguien golpeará las paredes o las rasgara.

— ¿Qué es ese sonido?

Rápidamente los miembros de seguridad corrieron tras la búsqueda del causante de aquel ruido, pero al llegar se encontraron con algo que sellaría su destino, tan horripilante que algunos del pánico saltaron por la ventana, tan grande que hizo que algunos del comité de seguridad prefirieran dispararse antes de sufrir a manos de aquella criatura.

Aquella cosa era similar a una araña, pero eso no era lo peor, ni su descomunal tamaño, sino las tres enormes cabezas humanas que colgaban de apéndices de donde parecía que estaba la cabeza del arácnido. Sus cabezas se movían de forma extraña, adelante y hacía atrás, con sus bocas abiertas y sus ojos cerrados, pero con la eterna expresión de dolor y sufrimiento en su rasgos faciales.



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En el texto hay: misterio, secretos, secta familiar

Editado: 04.03.2021

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