Se supone que estoy en un club de bailarinas exóticas tomando nota de todo, estoy en otra ciudad, donde no me conocen, donde nadie se burla de mí o me pone sobre nombres sin importar la edad que tenga, aquí eso no interesa, pero igual con toda la vergüenza del mundo, tengo que vestir como ellas para adaptarme a esa sensualidad que me quiere enseñar, me siento torpe hasta tonta no sé ni inclinar las caderas.
—Todo porque no estás pagando muy bien, no tengo problemas en que gastes tus billetes, solo ponle ganas chica.
Tiene razón, debo perder el miedo, si no lo pierdo por algo sencillo, no sé cómo haré cuando de nada más pensarlo me lleno de vergüenza, Valeria me consiguió una entrada para esa noche, me está ayudando en todo eso, ademas que me consiguió la cita con la doctora que me receto las hormonas, si de verdad anhelo tanto ese sueño entonces tengo que ponerle de verdad ganas.
DIAS DESPUES
—Mujer me vas a quitar el trabajo ya no sé qué más enseñarte y pensar que los primeros días eras peor que un bloque de concreto, pero mírate ahora, esos movimientos me dan tanta envidia, la sensualidad se te da natural, yo que tú me quitaba esos lentes, mostraba esos dos melones que tienes y podrías tener al hombre que quieras a tus pies y comiendo de tu mano — Yo reía de manera nerviosa y ponía mi cabello hacia atrás, es que me parece una broma de su parte, solo me dejo llevar con él en mi mente, cuando bailo imagino que es él, cuando muevo mis caderas o toco mis pechos, imagino que es Darrien que está tocándome, imagino que bailo con su cuerpo pegado al mío con una pieza de salsa cubana como la que ponen aquí por las noches, es que también he tenido que venir para ver cómo interactúan hasta tuve que ponerme el plan rubia tonta y hacer que me inviten un trago, suena cliché lo de rubia claro que ando usando peluca soy castaña natural, pero Valeria dice que lo ha visto en las películas y que siempre funciona.
—Yo se lo he dicho, pero no me cree, pero eso ya no importa solo faltan dos días para la fiesta, así que no le queda de otra
—No me hagas recordar, que mira cómo se me pone la piel chinita de solo imaginar ese momento
Ellas se ríen de mí y se secretean algo al oído y yo me siento como que medio ridícula.
—Si así te pones de pensarlo, como será cuando lo sientas, amiga por las historias que he logrado oír, ese hombre te va a partir en dos
Mis ojos se agrandan como platos y las dichosas hormonas que estoy tomando hacen efecto, había una palabra que me dijeron a cierto Lujuria y Libido, más bien eran dos palabras relacionadas con lo que haré esa noche, no soy una niña, soy una mujer de casi treinta años, pero también soy virgen, estoy loca, ya me lo han dicho, pero por amor una es capaz de hacer locuras como esta.
A veces cuando me miro al espejo al estar sola en la habitación del hotel como ahora, me pongo a pensar que mi vida cambiara por completo, mientras me toco el vientre, anhelo con todas las fuerzas de mi alma un hijo suyo, anhelo tanto poder guardar algo de él para siempre y que sea solo mío, nunca tuve esperanzas con él, pero por lo menos un bebé es como tenerlo ahí para mí, no puedo ponerme la meta de conquistarlo, porque no puedo fingir quien no soy para siempre, no soy extrovertida, no soy de las que andan pendiente de su apariencia o de que está a la moda o no, de ninguna manera yo soy así y nunca podría serlo, soy una simple chica con lentes de fondo de botella, que le gusta usar prendas anchas porque son cómodas, soy quien odia los tacones porque me hacen heridas en los pies, soy del tipo de mujer que ningún hombre volatería a ver y mucho menos Darrien, el día que suceda algo como eso significa que estoy en un mundo paralelo, o dentro de mis sueños, aquellos donde él me pertenece en cuerpo y alma, pero al final solo es eso un mundo de sueños imposibles.
—Ese vestido te queda como hecho para ti de verdad, hasta creo que ni mandado a hacer te hubiera quedado tan bien, solamente mírate — Me siento expuesta, me siento como si en cualquier momento se me sale un seno por el escote, es que es tan profundo, la espalda desnuda de pronto siento un escalofrío y Valeria se ríe de mí, se atrevió a tocar mi espalda.
—¡No hagas eso! No ves que estoy nerviosa.
—A ver Marissa, quítate ese miedo, cuando él te toque o te empiece a besar no puedes saltar de esa manera, tienes la espalda muy sensible, lo entiendo, las hormonas hacen que toda tu piel este de esa manera y mucho más lo que está expuesta, pero esa será la primera parte, tienes que aguantar, porque por tu reacción me da miedo que todo tu plan se irá a la basura.
Tiene razón, es que no sé exactamente cómo voy a reaccionar o que hacer, supongo que algo debería hacer, no puedo acobardarme en este momento a menos de veinticuatro horas del baile.
—Te lo suplico Valeria, ayúdame, soy una tonta, lo sé, pero por favor ayúdame. — Mientras tomo de sus manos a modo de súplica, ella solo pone los ojos en blanco y resopla.