No Fue Un Accidente

PARTE 37

 

DARRIEN

 

Ahora estoy rumbo a casa, ¡Por fin! Por un momento pensé que teníamos la peor suerte del mundo, pensé que tenerla lejos y en un estado delicado era como el último clavo a al ataúd donde hace mi dolor.

 

—¿Cómo te sientes? ¿Por qué siento tu voz como apagada? Pásame con Nicolás en este momento

 

—Ha ido a hablar con el médico sobre los papeles de mi internamiento, Darrien tengo miedo

 

En ese momento sentí morir, que todo se me venía encima, yo encerrado de manera estúpida e injusta y mi esposa en un hospital con la presión alta y en peligro de preclamsia. No sabía qué hacer, me sentía un gato enjaulado. Pero la vida quiso que no sea por mucho tiempo no sé de donde salió o fue enviado del cielo, pero alguien tomó un video con su celular sobre los verdaderos hechos, no lo que ella presentó de que yo la intente violentar y una sarta de mentiras, sumado a eso el juez que estaba viendo el caso del incendio fue atrapado mientras tomaba dinero producto de un soborno, todo fue televisado gracias a un programa de aquí que se encarga de esas cosas por lo que todos sus casos están siendo investigados y en foja cero, ahora por fin puedo sentir que empiezo a respirar, pero la tranquilidad la voy a recuperar cuando pueda ver y besar a mi esposa, saber que ella y mis hijos están bien, que nada malo les ha pasado. No espere los papeleos, de ello se encarga el abogado que contrate, porque no confié en el que mandó González, ese hombrecito era un enclenque, uno que recién empezaba, por eso me estaba hundiendo cada día más.

 

—Nicolás ¿Dónde está?

 

—Estamos esperando al médico para que le firme el alta, la señora ya se siente mejor, estaremos saliendo en una hora aproximadamente.

 

El tiempo justo para ir hasta allá y darle una sorpresa, tal vez debería calmarme y esperarla en casa, pero son más  de dos días que no la he podido ver, sentir, tocar, escuchar eso ya es demasiado para nosotros, sé que ella me necesita tanto como yo a ella, la amo como loco y se siente tan bien que la otra persona sienta lo mismo, a veces creo que era el miedo de nunca, que hizo que decidiera el no arriesgar a abrir mi corazón a una mujer el gran temor era no ser correspondido con la misma intensidad, a que me hagan sentir que soy yo quien lucha, que soy yo quien lo intenta, no sé si tiene que ver con el abandono de mi madre tal vez deba saber al respecto, con los años y ahora gracias Marissa descubro que no todo es como uno cree, yo tuve siempre la versión de mi padre y abuelo, pero nunca la oí de ella, Marissa creyó en mí a pesar de que todo estaba en mi contra y las supuestas pruebas me hundían, ella me ha dado una gran lección, pero por ahora lo importante es verla y recompensarla por el tiempo lejos uno del otro.

 

Ya casi ha pasado la hora, estoy llegando, estoy en pista de frente a ella, mi corazón hace fiesta cuando la veo salir por esas puertas junto a Nicolás, está en una silla de ruedas, es entendible, Nicolás se da la vuelta, supongo que traer el auto, creo que me voy a acercar no resisto más.

 

Todo pasa en cámara lenta, me acerco a ella, sus ojos se llenan de lágrimas cuando me ve, pero así como pasaba en cámara lenta al acercarme a la mujer que amo, en cámara rápida sucede cuando alguien vestido de negro se acerca a ella, solo reacciono, el cuchillo, ella sin percatarse, la abrazo tan fuerte como puedo, el hombre se va, en cambio, yo siento que las fuerzas se van yendo, la veo a ella y una sonrisa se me dibuja, pero luego siento las fuerzas esfumarse, me toco la parte de atrás de la espalda y siento ese líquido caliente salir de mí, ella grita desesperada cuando ve mi mano manchada, yo siento que el aire se me hace corto.

 

La veo gritar, pero no la escucho, Nicolás también habla y me sostiene para no caer al suelo, trato de señalar para que lo atrapen, pero no tengo fuerzas para hablar. Solo atinó a decirle a Marissa que la amo y acariciar su rostro antes que todo se vuelva oscuro.

 

HORAS DESPUÉS

 

Como si despertara de un largo sueño, abro lentamente los ojos, intento moverme, pero algo o alguien me lo impide, los recuerdos de lo sucedido vienen a mi mente y luego agacho la mirada y la veo ahí sosteniendo mi mano y dormida como el hermoso ángel que es, lo que hice lo haría una y mil veces sin con eso ella está a salvo.

 

MARISSA

 

Cuando abrí los ojos y ahí estaba él sonriéndome, era como si me devolvieran el alma al cuerpo, intentaron que me aleje, que lo deje, que solo estaba durmiendo, que la herida era superficial, pero hasta no verlo, así como ahora nada ni nadie me iba a alejar de su lado.

 

—Mi amor despertaste — Lo abrazo sin intentar lastimarlo y lloro como magdalena, de manera desconsolada hasta infantil, pero no me importa, es que temí tanto perderlo.

 

—Tranquila, amor, ya paso, estoy entero, tienes marido para rato, pero dime si me equivoco, pero me dijiste ¿Amor?




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