MARISSA
—Yo no quise que le dijera nada, señor, ahora mírela
—No puedes esconderle la verdad — Ellos están hablando como si yo no estuviera presente, siento nervios, siento ansiedad, lo voy a ver, estoy despierta, ¿Acaso no se dan cuenta lo que eso significa?
—¡Basta! ¡Voy a ir, les guste o no les guste, no entiendo porque se ponen así, se trata de mi esposo, el hombre que amo, así que digan lo que digan, voy a buscarlo ¿Qué tienen en la cabeza?
—Primero no nos grites, que solo te estamos causando. Deberías esperar, no es sano para ti ni para nadie, no quería que te lo dijera porque no sé cómo reacciones en tu estado, ese desgraciado es quien envió el mensaje y viniendo del nada es bueno, es un loco enfermo que hasta creo que está enamorado de tu esposo, por eso se empeña en hacerte sufrir, en tu estado ¿Cómo lo vas a enfrentar? Estoy segura de que algo trama, por favor no vayas primero averigua.
Entiendo el temor de Valeria, ese hombre está loco, lo sé hace mucho, pero no puedo pensar bien cuando se trata del hombre que amo, cuando pensé que lo perdía un dolor desgarrador, se apoderó de mi ser, de mi alma, sentí que me estaban quitando la vida junto con la de él, debo ir a verlo, necesito ir a verlo.
—Voy para allá y no le digan nada a su madre.
—¿Estás segura? Aunque me cueste, puedo tratar de hablar con ella y
—¿Qué no me quieren decir? — Porque la vida está llena de problemas, cuando lo único que deseo es ser feliz con mi familia, tener una vida tranquila, el único alivio es saber que mis hijos están dentro de mí y no viviendo este calvario a que me veo sometida al no tener al amor de mi vida a mi lado.
Luego que le explicaran con delicadeza todo, no hubo poder humano que la detuviera de acompañarme., tanto Valeria como William nos llevaron en el auto, yo tomo la mano de mi suegra y le digo.
—Debemos calmarnos para no alterarlo, debe estar aún delicado, primero entraré yo y usted me espera afuera, tranquila, igual haré que lo vea, seguro se pondrá feliz que estemos ahí — Me abraza una vez más y sus lágrimas se sienten caer sobre mi hombro, yo respiro hondo, porque estoy cansada de llorar, de que la gente a mi alrededor está sufriendo y lamentándose por mi todo el tiempo, pero ya acaba, con el despierto todo será para mejor.
—Marissa, así como le dices a tu suegra que se calme y esté tranquila, lo mismo te digo amiga, no quiero que salgas más lastimada, no sabemos cuál es la situación en la que se encuentra, piensa en tus hijos a cada paso que des y respirar profundo si sucede algo, no te voy a dejar sola ¿Escuchaste?
Adoro a Valeria y su manera de cuidarme, siempre ha sido así, me toma de la mano mientras las puertas de aquel lugar se abren, respiro profundo y me dirijo al piso cuatro que es donde el mensaje indicaba, todos ahí caminan de un lado a otro sin percatarse de mi presencia, como si yo fuera invisible, es un lugar tan frío, como en vez de una clínica de la salud fuera una empresa, todo en blanco ni un ápice de color en sus paredes, es como si entrara a una especie de película de terror o de una pesadilla. Camino lento hasta que mis ojos se clavan en una presencia, en una figura que me ve y evoca una sonrisa, han pasado horas desde el mensaje, no sé por qué sonríe tanto, da escalofríos su sola mirada y esa sonrisa hace que mi interior tiemble, tengo miedo de ese hombre claro que sí, pero mi miedo no me llevará a mi esposo.
—¿Dónde está?
—Buenas tardes González, qué tal tu día, yo muy bien esperpento, ¿No puedes saludar como la gente?
—No ofenda a mi nuera demonio
Yo sé que ella tiene las mejores intenciones, pero no me interesa pelear con este hombre si detrás de esa puerta está Darrien.
—Te dije ¿Dónde está mi esposo?
—Pasa, pero eso si te digo que si te desmayas ni creas que te voy a recoger — Otra vez esa sonrisa maquiavélica que se dibuja en su cara, parece la caricatura del malvado de alguna película de esas— También recuerda que ahora las cosas son diferentes como siempre debieron ser y hagas lo que hagas no conseguirás nada.
No lo entiendo y no quiero entenderlo, lo único que de verdad importa es ver al hombre que se adueñó de mi corazón desde siempre, al hombre que los últimos meses me hizo tan feliz como nunca ni en mis mejores sueños pensé serlo.
Giro el pomo de la puerta y abro está de manera lenta y pausada, mi corazón late como si estuviera en una carrera de caballos, pero es de emoción, del sentimiento que significa saber que el hombre que amas está vivo y despierto, no importa las …