No Fue Un Accidente

PARTE 52

 

DARRIEN

 

—Gonzalo, sácame de aquí — Le digo con las pocas fuerzas que me quedan, esta jaqueca está martillando mi cabeza al punto que no puedo ver con claridad nada.

 

—Claro que si vamos — Es ahora que no escucho bien, ya no parece Gonzalo, es como si mi mente estuviera jugando en contra mía.

 

Siento que me llevan a un lugar que no puedo reconocer, solo siento el aroma a mar, el sonido de las olas, pero por aquí no queda la casa de Gonzalo o sí.

 

—Bebe esto, te sentirás mejor.

 

No sé cuánto tiempo paso desde que volví a perder la consciencia, pero ¿Por qué? Siento el cuerpo pesado y alguien que murmura, por algún motivo siento que debo quedarme quieto y con los ojos cerrados.

 

—Eres una bruta, por tu maldita manía de abrir la boca cuando no debes, es que estoy en este lío.

 

—Se supone que sería su esposa a esta época, tú me prometiste, yo no tengo la culpa que no hayas sabido hacer las cosas, por fin salió del camino la horrible mujer esa junto con sus bastarditos y no has logrado que él me haga su esposa más bien ni siquiera ha firmado los papeles.

 

—Pero ella no va a regresar, ella piensa que él firmo los papeles, mi amigo me ayudo a que en Interpol no revisen la firma de los permisos de esos monstruitos.

 

No entiendo qué sucede, o que significa todo eso.

 

—Tienes que lograr que él se case conmigo, caso contrario le diré todo.

 

—Mira loca, a mí no me chantajeas — Entre abro los ojos y lo que veo me parece una realidad alterna es imposible. ¿González? ¿Brigith? La tiene sujeta del cuello.

 

—Suéltame — Ella intenta que la suelte, pero es en vano.

 

—No voy a dejar que tú o alguien me aleje de Darrien, me deshice de Marissa no tengo problemas en hacerlo contigo, no serías la primera a quien desaparezco, él nunca va a recuperar sus recuerdos de eso me voy a asegurar, así tenga que encerrarlo aquí de por vida, él es

 

Quiero levantarme, pero lo hago de manera torpe, termino arrojando cosas al suelo, él la termina soltando y ella cae el suelo, tratando de recuperar el aire, González corre a ver como estoy ¡Maldito hijo de!

 

—Darrien ¿Cómo te sientes? — Puedo ver como mueve la mano para que ella se vaya, la veo arrastrarse prácticamente, no debería dejar que se vaya, debería pedirle explicaciones, pero no estoy en condiciones, no entiendo bien qué sucede, pero no dejaré que me tomen el pelo, él solo no puede jugar también puedo hacerlo yo.

 

—Pensé que eras Gonzalo, pero no importa González Gonzalo es lo mismo, me duele mucho la cabeza y no tengo idea donde estoy ¿Qué sucedió?

 

—Fui a buscarlo a su casa y como lo vi mal, lo traje a mi casa de playa para que se relaje, últimamente estuvo muy estresado, por eso me tome estas atribuciones.

 

—¿Estamos solos? — Trato de estudiar sus reacciones, sus gestos, cada maldito detalle de su cara o su postura, se pone nervioso por mi pregunta, una que se la respuesta, pero quiero ver a donde llega, es que me parece inverosímil que el hombre en quien le confiaría hasta mi vida resultara ser del tipo que te clava un puñal en la espalda si fuera necesario, mientras el piensa como salir de esto, yo busco mi celular y lo encuentro con la batería en rojo, pero eso tampoco entiendo, si estaba completa cuando Salí de la oficina.

 

—Si claro, a su celular veo que no tiene batería, lástima que no tenga cargador para esa marca, pero vamos a mi cocina para que coma algo o le traigo algo a la habitación ¿Se va a quedar cierto?

 

La duda me llega, es como si algo me dijera que sí y otra parte me dijera que no, pero necesito saber en qué más me ha metido este sujeto, porque solo así lo puedo llamar, no pensé que alguna vez diría esto, pero dudo de su concepto de lealtad.

 

—Tienes razón, necesito descansar un poco, creo que tu casa de playa es perfecta, pero tiene muy buena ubicación, además de parecer muy costosa — Sé que le pago muy bien, pero no sabía que tanto como para tener una propiedad de este tipo, se nota a leguas que es del tipo caras, del tipo que yo como su jefe tendría, pero mi abogado ¿cómo lo hizo.?

 

—Invertí un poco y abstuve lo suficiente, siempre quise una casa de playa alejada de todos, sin molestos vecinos o personas entrometidas.

 

Yo sigo mirando el atardecer y puedo ver también que hay aparcado dos autos, decido no decir nada por qué supongo que es de Brigith, recuerdo la escena de como la tenia del cuello y causa escalofríos de querer saber de qué es capaz, sigo incrédulo que él sea de ese tipo, siempre se mostró dócil, excepto con no quiero pensar en ella porque sería llegar a mi consciencia que empieza a hacer estragos, porque puede ser que no recuerde, pero pienso que estuve equivocado todo este tiempo, no soy un niño para dejarme llevar, pero lo hice, me dominaron muchas sensaciones, nunca imagine a mi abuelo obligándome a casarme, nunca imagine que esa mujer regresaría con la cara de arrepentimiento al diablo sus remordimientos si es que los tiene, sentirse usado y tomado como mercancía me llena de rabia, me frustra la sensación de ser burlado




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.