No Fue Un Accidente

PARTE 55

 

DARRIEN

 

—¡Maldita rata! Tú sabes dónde está mi amigo, habla porque no me va a interesar si eres mujer u hombre, no me importara mancharme las manos contigo, he visto cosas en la guerra que ha hecho, que no tenga remordimientos, que pierda mi sentido común acerca de que está bien o qué está mal, no me importa que supliques, no me importa qué implores por tu vida, te voy a sacar los ojos, voy a cortar tus dedos hasta hacerlos polvos, todo esto mientras sigues viva ¿Qué opinas?

 

Se sabe que en la guerra muchas cosas atroces se viven y presencian, le pedí a Gonzalo que la amenazara hasta que soltara todo, pero que la coacción fuera dentro del cuarto porque tiene que hacer que cuente para luego llevarla hasta la sala donde tiene que confesar voluntariamente, todo tiene que quedar grabado, estoy aquí escondido en la misma sala, en un lado donde ella no me vea para luego salir en el momento exacto.

 

—Te juro que no se nada — me imagino que está temblando su voz, se sienta que está así del miedo.

 

—No mientas, que seguí a esa basura hasta aquí, no me trago el cuento de que desconocen el paradero de su jefe, habla de una ¡Maldita vez o te arranco los dientes uno por uno y sin anestesia!

 

La veo caer al suelo, al aparecer la trajo arrastrando hasta aquí, no conocía ese lado de Gonzalo, pero me alegra, es el único amigo que tengo y vale por su peso en oro.

 

—¡Por favor no me hagas nada!

 

—No sé de qué me hablas Brigith, yo solo quiero saber la verdad, quiero saber dónde está mi amigo. — ¡Caray! La mirada que le lanzo no tenía nada que ver con el tono de voz que estaba usando, hasta el punto que podría decir que sentí escalofríos, no quiero pensar como se está sintiendo esa miserable.

 

—Está bien te diré, todo lo organizo González desde un principio, yo quería a Darrien para mí y él me prometió que me ayudaría si yo lo ayudaba, me hizo amiga de Marissa para hacerla pensar mal de su matrimonio, de la lealtad de su esposo, la envidaba, una mujer tan fea como ella tenía a Darrien y yo no, lo del accidente que él tuvo, yo no tengo nada que ver, el contrato a los hombres para deshacerse de Marissa y sus hijos, pero Darrien se atravesó, cuando despertó y González supo que había perdido la memoria, torció y cuadro todo para que él pensara lo peor de Marissa, le lleno la cabeza de un montón de mentiras porque tengo que admitirlo aunque me arda, ella lo amaba demasiado nunca dudo de él ni un instante, ni con las fotografías en el bar, nada la hizo dudar de él, por más que yo le decía, nunca lo hizo y me hacía enojar más, no me importaba ya nada quería que ellos no estuvieran juntos, ella no lo merecía mírame soy mil veces mejor que ella; sin embargo, él nunca la dejo de amar aun sin recordarla, nunca cayó a mis encantos, trate de seducirlo de mil formas, pero no lo conseguí, ¡¿Satisfecho?! Ahora déjame en paz, me voy de aquí.

 

—¡Tú no te vas a ningún lado maldita bruja! — Juro que me le iba a ir encima, sin importar que ella retrocedía arrastrándose hasta pegar su cuerpo a una de las columnas, si no fuera por Gonzalo que me detuvo, me hubiera vuelto un asesino, ¿Por qué hacerme tanto daño? ¿Por qué meterse con lo más sagrado? Mi familia, gracias a esos dos mi vida es un caos, gracias a ellos vivo en el limbo, no puedo creer que sea tan enferma como el otro maldito.

 

—Darrien yo…

 

—Tiembla, eso tiembla porque cuando acabe contigo no va a quedar ni un rastro de lo que fuiste, te lo juro por lo más sagrado que te vas a arrepentir toda tu vida, haber destruido la mía, intentaron asesinar a mi esposa e hijos, ellos nunca te hicieron nada, la envidiabas al punto de volverte loca, entiende no te le puedes comparar ni en sueños a Marissa así pase   un millón de años ¿Sabes por qué? Porque ella es luz cuando tú solo eres podredumbre

 

—Lo se Darrien, lo sé, perdóname por favor, te juro que nunca más me vas a volver a ver en tu vida, solo déjame ir — Verla arrastrada, sujetándome las piernas, suplicando que le tenga piedad, llorando y temblando del miedo, suplicando misericordia, pero me pregunto quién me la tuvo a mí sabiendo el daño que me harían, quien tuvo piedad con mi familia, nadie, pero si quiere salir viva lo hará, pero no ilesa.

 

—¡Levántate! Quieres salir de esta, entonces harás que el desgraciado hable y saque todo, ¿Escuchas? Pobre de ti que se dé cuenta ahí si me vas a conocer Brigith, vas a darte cuenta por qué con mi familia nadie se mete.

 

—Tranquilo amigo, seguro, ella hará que ese hombre diga toda la verdad, ella necesita limpiar su consciencia ¿Cierto Brigith?

 

HORAS DESPUÉS

 

—¿Qué haces aquí? ¿Estás demente? Él te puede ver.

 

—Él está durmiendo, ya me quiero ir de acá, no aguanto más el encierro, llevo casi tres días y no puedo más.




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